Roland Garros

Nadal, una leyenda contra el dolor: “Nada en él es normal”

El doctor Ripoll explica cómo es la lesión crónica de Rafa, las formas que hay para paliarla y el tratamiento al que se someterá para intentar alargar su carrera tras su decimocuarto Roland Garros

La pregunta es obligada: «¿Es normal con una lesión así estar tantos años en la élite?». La respuesta del doctor Pedro Luis Ripoll es contundente: «Nada es normal en Nadal».

Ayer era un día de celebración, de posar sonriente con la Copa de los Mosqueteros con la Torre Eiffel al fondo, de asumir un poco más la hazaña y de reflexionar sobre lo conseguido. «Siempre me consideré un chico normal, por tanto, si yo lo he logrado, ¿por qué no otro? Lo de los 22 Grand Slams creo que es más fácil que suceda, estoy seguro de que pasará; 14 Roland Garros es... Muy difícil», cuenta en la CNN. «Entiendo el debate, pero sinceramente no me importa si soy el mejor tenista de la Historia o no», asegura también.

Su historia, en realidad, no ha llegado al final. Rafa va a pelear por alargarla, luchando contra la enfermedad que tiene en el pie izquierdo, diagnosticada en 2005, con el «apellido» «no podrás tener una carrera larga». Y han pasado 17 años... «Muller-Weiss es una enfermedad degenerativa que está en la articulación mediotarsiana, situada justo en el centro del pie. Cuando el deportista corre es justo la encrucijada biomecánica donde convergen todas las fuerzas necesarias para impulsarse. Además, hay un componente que es el hueso escafoides, que, según se ha comunicado, Nadal tiene con una necrosis, con una zona afectada por una pérdida de sangre», explica Pedro Luis Ripoll, director de la clínica Ripoll y de Prado, que tiene la categoría 5 estrellas FIFA.

Lo «marciano» es estar tanto tiempo con eso y seguir en la élite. La manera de tratarlo tiene tres ramas, como desgrana el doctor Ripoll. «Una biomecánica: se utilizan análisis de movimiento del pie en 5D para mediante el uso de algún tipo de ortesis que tenga en cuenta no sólo la estructura del pie, sino la del morfotipo del enfermo, intentar aliviar la carga que sufren esas articulaciones y los huesos más afectados. Él lo utiliza desde hace años». Rafa se hizo unas plantillas «imposibles» porque el pie apenas le cabía en la zapatilla, y con ellas cambió la zona de impacto y pudo seguir adelante. «Luego, para este tipo de casos, hay un tratamiento biológico: intentamos restaurar la calidad del hueso añadiendo generalmente células mesenquimales a los huesos afectados por la necrosis o proteínas de la sangre que disminuyen el edema y consecuentemente el dolor», prosigue Ripoll.

Nadal ha estado conviviendo con esa lesión durante prácticamente toda su vida deportiva. El dolor iba y venía. «Como todos los relacionados con las articulaciones, tiene ciclos irresistibles de dolor y otros menos, pero siempre está ahí. Para poder jugar con este hándicap y al nivel que lo está haciendo él, son palabras mayores...», analiza Ripoll. El mayor sufrimiento solía ser en los entrenamientos más que en la competición, pero después del parón por la pandemia se hizo más agudo y continuo. La situación en París era insostenible: se ha tenido que estar durmiendo el pie todos los días. Quería resistir en Roland Garros como fuera. Lo hizo. Ganó. Ahora toca buscar soluciones y Rafa explicó en qué consistiría su tratamiento: «Inyecciones con radiofrecuencia pulsátil», dijo: «No son inyecciones necesariamente», interviene Ripoll. «Consiste en la localización de los nervios mediante una técnica ecográfica y luego la aplicación a esos nervios de unos campos electromagnéticos que disminuyen la capacidad del nervio de transmitir dolor al cerebro. Con ello se disminuye el dolor menos que cuando se infiltra [como ha hecho en París], pero por el contrario se conserva el control propioceptivo del tobillo y el riesgo de torcedura disminuye mucho», añade.

Un método paliativo

Se trata, por tanto, de un método paliativo, no curativo, para conseguir alargar un poco su carrera y jugar con menos dolor. «Las enfermedades algunas se curan, pero la gran mayoría se tratan. En la diabetes, por ejemplo, conseguimos que el enfermo pueda hacer una vida normal regulándole los niveles de azúcar con insulina... Pero la enfermedad continúa», describe Pedro Luis Ripoll. El tratamiento no le asegura la recuperación y en ese caso tendría que recurrir a una cirugía «que podría ser difícilmente compatible con una actividad física de ese nivel». Si hay operación, la retirada sí estaría cerca. «Pero nosotros debemos ser respetuosos con el ámbito privado de Nadal y las decisiones que tome sobre si operarse o no y cómo hacerlo», señala Ripoll.

Él es médico traumatólogo, pero lo de Nadal lo explica desde la cabeza: “El tenis no es tener sólo un buen drive o un buen revés, eso lo tiene mucha gente. En el tenis juegan todas las semanas al máximo nivel, y estás tú solo frente a la bola. Es un juego de habilidad y de resistencia mental, jugar durante 3, 4, 5 horas a diario, requiere una resistencia mental y una fe en que vas a poder hacerlo que sobrepasa todo lo normal. Nadal es como una especie de avión que alcanza la velocidad de crucero mentalmente. Y el secreto de eso es las condiciones personales que tiene, la educación que ha recibido en todos los órdenes y el equipo: Nadal tiene un entorno muy estable, durante muchos años no ha habido grandes variaciones, son personas que no sólo le asesoran, es que afectivamente están vinculadas con él y él se siente muy protegido y arropado”, concluye el doctor.