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Alcaraz ya vuela sobre la hierba, vence a Otte y se mete en octavos de Wimbledon

El murciano sigue creciendo y supera con mucha solvencia al alemán Oscar Otte (6-3, 6-1 y 6-2). Ahora le espera el italiano Jannik Sinner

Carlos Alcaraz golpea un revés contra el alemán Oscar Otte en su partido de tercera ronda de Wimbledon
Carlos Alcaraz golpea un revés contra el alemán Oscar Otte en su partido de tercera ronda de WimbledonTOLGA AKMENAgencia EFE

Carlos Alcaraz pedía tiempo para adaptarse a la hierba, una superficie sobre la que nunca había jugado hasta 2021, pero parece que para él el tiempo tiene una duración distinta que para el resto. Pasado el susto de la primera jornada, el joven murciano está volando ya sobre la superficie rápida del tenis, en la que hay que jugar más agachado y donde se tiene que ir al ataque, algo que no es problema para él. Es más, lo adora. El español se encontraba en tercera ronda con un tenista que llevaba un tramó fantástico sobre “verde”: semifinalista en Stuttgart, frenado sólo por Berrettini, finalista el año pasado en el All England Club y en la nómina de favoritos este año hasta que el covid lo echó; y semifinalista en Halle, batido por el número uno del mundo, Medvedev. Perdió sólo con quien tenía que perder. Se planteaba una dura batalla contra Alcaraz, pero no fue tal (6-3, 6-1 y 6-2).

Si el servicio es la clave de tu juego y a la primera te lo rompen, no es una buena manera de empezar. Así lo hizo Carlos, para marcar territorio, con esa juventud que le sale por los poros en todos sus movimientos, cuando corre a por las pelotas, cuando se invierte para darle de derecha aunque tenga que recorrer unos metros de más, hasta cuando persigue una bola que sabe que va fuera o se va a sentar a la silla. Su físico es insultante, y su tenis, por momentos, también, al menos así lo sintió Otte. Con mucha intuición en el resto, claro que el español no pudo devolver muchos de los saques, pero la respuesta a muchos otros era un misil tan rápido que no daba tiempo a reaccionar a su rival. Qué decir cuando el germano no podía meter el primero: entonces vivía una tortura. Fue acumulando pelotas de break casi en cada juego, mientras que Carlitos solventaba los suyos al servicio con cierta comodidad, sólo teniendo que hacer frente a una bola de rotura. Apenas perdió 14 puntos con su saque, 5 con el primero, una barbaridad, y 9 con el segundo. Sus visitas a la red también fueron frecuentes y fructíferas: 29 para conseguir 24 puntos. Y tampoco le faltó el puntazo del día.

Cada arranque de set lo hizo como si fuera una apisonadora, y así se planta en octavos de final en una nube, de juego y de confianza. Las curvas aumentan, porque ahora le espera otro tenista joven, el italiano Sinner que pudo con el cañonero John Isner. Después, si sigue adelante, seguramente llegarían palabras mayores: Novak Djokovic, que también está impresionando y se deshizo de su compatriota y amigo Kecmanovic en un pispás.