Entrevista (II)

Álex Corretja: “A Nadal siempre le ha pasado algo en el Masters; le falta ganarlo y no tiene por qué no conseguirlo”

El Maestro de 1998 considera que lo importante “es que Rafa no tenga molestias, y a partir de ahí...” Sobre Alcaraz: “Que sea número uno no significa que tenga que jugar siempre bien, eso es algo que debe entender”

Álex Corretja, ex número dos del mundo y campeón del Masters en 1998
Álex Corretja, ex número dos del mundo y campeón del Masters en 1998La Razón

Tras la primera parte de la entrevista, en la que Álex Corretja recuerda su victoria en el Masters de 1998, toca hablar ahora del tenis de la actualidad, en el que cada vez está desapareciendo más la figura del especialista, y del Torneo de Maestros de 2022, donde estará Nadal, pero no Alcaraz, baja por lesión después de una temporada impresionante para él en lo tenístico y que debe servirle de aprendizaje.

¿Ha cambiado mucho el juego de su época a ésta?

Sí ha cambiado, porque ahora se pega mucho más fuerte, aunque, a ver, en las pistas que son grandes, no es tan fácil pegar un pim, pam y ya ganar el punto. Es verdad que ahora hay más potencia y si ves nuestros peloteos con Moyá, eran algo más lentos, jugabas con algo más de parábola... Pero también hay muchos puntos que he visto que jugábamos contra Sampras que lo hacíamos a toda pastilla. Pero claro, si ves una imagen de un partido de fútbol de hace 20 años pues quizá lo verías también más lento, y los pases quizá no iban con tanta profundidad o velocidad... Todo ha evolucionado, hay más potencia, los materiales han mejorado, por supuesto, y los jugadores físicamente: hoy el deporte todo el mundo sabe que físicamente necesitas estar hecho una bestia para aguantar el ritmo al que se juega durante tres o cuatro horas. Pero al final sigo pensando que los que son más consistentes son los que acaban triunfando. Está claro que tienes que ser alguien físicamente muy fuerte y pegarle muy fuerte y tener un buen saque, pero si no metes seis, siete u ocho bolas consecutivas durante 3 o 4 horas en una final, no vas a ganar. Y cuando Rafa vuelve a ganar Roland Garros no gana porque mate a palos a todos, gana porque es mucho más consistente que los demás. Y cuando Alcaraz ha quedado campeón del US Open frente a Ruud, no le ganó porque jugó mejor partido, le ganó porque supo aguantar mejor la situación, fue capaz de ganar a Sinner en cinco horas, al otro en cuatro y al otro en cuatro, no ganó porque les pasó por arriba en hora y media, y eso es consistencia.

Carlos incluso supo capear los momentos malos en la final.

Exacto. Eso es consistencia, no es un esprint, es una maratón. Pero es verdad que si tú miras una maratón ahora respecto a hace 20 años, pues seguro que han bajado muchos minutos, porque ahora hay más preparación.

Bruguera dice que ahora se ve el mismo partido en Roland Garros y Wimbledon.

Es verdad que antes las pistas estaban mucho más rápidas y los estilos estaban mucho más diferenciados, lo que era un jugador de tierra y un jugador de rápida. No se suele decir, pero todo esto cambia en el 2000 por el ranking. En el 2000 se implementa un ranking en el que a ti te suman los 9 Masters 1.000, los cuatro Grand Slams y tienes 5 torneos extra. Se hace como un “best 18″, antes tú podías jugar un “best 14″ de 14 torneos en tierra y no necesitabas ser un jugador de pista rápida. Desde el momento que los puntos de Indian Wells o de Montreal te suman en tu ranking, tienes que evolucionar en pista rápida, y los que juegan en pista rápida también tienen que jugar algunos torneos en tierra, entonces, aunque para mí el ranking está desfasado entre los que juegan en pista rápida [son la mayoría de torneos] y de tierra, la gente empieza a evolucionar, a jugar en un estilo muy parecido, por eso Djokovic cuando se enfrenta contra jugadores... Aunque Rune le ganó en la final de París, es que es casi imposible que pierda porque él es la versión perfeccionada de lo que son las máquinas del tenis hoy en día. Por ejemplo, Rafa es un jugador muy atípico, porque es zurdo y no tiene nada que ver. Pero Alcaraz es la versión moderna de lo que son los últimos años del tenis, porque tiene más desparpajo, tiene más naturalidad, tiene muchísimo talento, tiene resistencia, pero al final Sinner, Rune... Todos juegan muy parecido. Y si ves jugar a Khachanov, porque no tiene tan buena derecha, pero juega muy parecido, y ves a Rublev y juega igual, a piñón fijo. Los diferentes son Tsitsipas, porque juega con revés a una mano, Félix Auger-Aliassime porque tiene una movilidad muy especial y tiene una derecha muy buena y el revés no tan bueno, pero todos tienen un denominador común que es ser muy potente físicamente y juegan igual casi en tierra, en rápida y en hierba. Y eso ha hecho que la gente se haya adaptado a todas las superficies casi, casi por igual. No hay especialistas concretos como antes, no tantos la verdad.

Rune ganó a Djokovic en París, sí, pero vaya último juego: un cuarto de hora, seis bolas de break salvadas...

¿Tú sabes lo que aprendió ese chico en ese juego final? Eso es un año y medio de entrenamiento.

¿Cómo es enfrentarse a un ídolo?

Cuando tú creces, estos jugadores ya están consolidados, ya han ganando Grand Slams y te lleva un tiempo también entender todo eso. En Roland Garros con Rune me decían: “Tú has dicho que es muy bueno, pero no tiene cabeza”. Pero, ¿cómo no va a tener cabeza? Lo que pasa es que tiene 19 años y necesita pasar por una serie de etapas. Lo que pasa es que estos fulminan las etapas, tienen un talento exageradamente bueno, pero luego son capaces de llevarlo a la práctica y esto sólo te pasa si eres muy especial.

¿Con quién le pasó a usted algo como lo de Rune?

Nosotros teníamos como referente a Emilio Sánchez Vicario, lo habíamos visto crecer y ganar títulos. En Hamburgo yo pasé la previa y le gané y fue algo como súper fuerte, porque él era “top 10″, yo apenas tenía 18 años. Creo que fue 3-6, 6-2 y 6-2. Y luego hubo un torneo, creo que Stuttgart, y gané a Karol Kucera, iba 6-2, 5-1 en la final y me igualó y estuve media hora para ganar el juego, y lo acabé haciendo. Pero es lo que decía, en situaciones así aprendes mucho a cómo gestionar ese momento, a cómo respirar... Rune tiene el primer match ball y hace una doble falta que no sabe ni dónde tira el segundo saque porque se lo juega, después tira una derecha a la red, después juega defensivo, después ataca, después defiende... Todo ese mejunje que él tenía en su cabeza es algo que le servirá para la próxima vez que esté en una situación parecida, pues ya dirá: “En match ball no me puedo jugar ese palo de segundo, porque es un blanco o negro”. Ya sabrá cómo son ese tipo de situaciones. Mira el último punto, juega muy defensivo, se está quedando corto y eso hace que Djokovic tome la iniciativa y le quita un poco lo que es la presión, va a rebufo y es lo que hace que al final acabe ganando, porque por iniciativa propia le costaba elegir cuál era el golpe adecuado en cada momento. Por eso digo que ese juego a él le va a servir un montón.

Al Masters van los mejores, pero al ser final del curso lo hacen cansados, lesionados... ¿Se puede explicar por ahí que Nadal no lo haya podido ganar nunca?

Bueno... Habría muchas explicaciones. Por supuesto que su juego donde menos daño hace es en pista cubierta porque es donde menos bota la pelota, y muchos de sus rivales han nacido y han crecido en ella. Igual que Rafa ha nacido y ha crecido en tierra batida, Medvedev o Djokovic o Federer han nacido en una pista cubierta, entonces su preparación y sus golpes se adaptan mejor a esa superficie. Por otro lado, el desgaste que tiene Rafa cuando llega noviembre, que ha ganado Madrid, Barcelona, Roland Garros, a veces US Open o Australia... Claro, su desgaste por su tipo de juego es enorme, entonces llega al Masters mucho más tocado. Si el Masters se hubiera jugado en otras superficies, Rafa hubiera tenido más posibilidades, pero al ser siempre en indoor y en una pista en la que la pelota bota poco, es normal, por cómo se adaptan sus adversarios, que tengan más opciones que él. Si se hubiera jugado en rápida al aire libre, como una vez en Houston, pues probablemente tendría algún Masters. La dificultad del Masters es que para el tenista español en general no es una superficie que te sale natural, porque tus golpes están como entrenados para hacer daño en otras superficies.

¿Cómo lo ve para esta edición?

Es evidente que en el Masters pasas de cero a cien porque ahí no puedes especular, juegas contra los ocho primeros, pero nunca se sabe. Es un torneo en el que te puedes encontrar que ganas confianza porque vences a alguien muy bueno y te vienes arriba, o puedes perder dos partidos contra el cinco y el seis del mundo. Para mí lo más importante es que él no tenga molestias, y a partir de ahí a ver qué es lo que sucede. Es el único gran título que le falta y no tiene por qué no poderlo conseguir, lo que pasa es que llevaba desde Nueva York sin jugar, en París sólo disputó un partido... Las circunstancias cada año, si miras atrás los últimos 15 cada vez le ha pasado algo concreto, y las veces que ha llegado a la final o semis, ha perdido con Federer o Djokovic, que lo mismo que él en Roland Garros les acaba ganando, pues aquí acaba perdiendo, es un poco normal.

¿Ha encontrado ya explicación a lo que sucedió en la final del Open de Australia?

Es un cúmulo de esfuerzos que Rafa ha hecho durante toda su vida y sólo él es capaz de sobreponerse, porque en una final en la que te están pasando por arriba, con un jugador tan incómodo como Medvedev, con el saque que tenía, el revés, la derecha cómo estaba jugando, ser capaz de aún yendo perdiendo de darle la vuelta de esta manera, es porque eres único y tu mentalidad es de hierro, porque si no te vienes abajo. La experiencia para él fue fundamental, olvidarte de lo que ha pasado y seguir, pero es heroico. Para mí seguramente es el partido más complicado que le he visto ganar en su carrera: final, de dónde venía...

Y hubo un último giro: saque para ganar y le hacen break.

Sin compararme con él, me pasó en el Masters. Yo remonto y saco para el partido y pierdo ese saque incluso con “match ball”. Dices: “No puede ser que con lo que he hecho no vaya a rematar ahora, me quiero cortar las venas”. Pero ya estás tan metido que te da igual: he perdido el saque pero llevo cuatro horas aquí y ahora no me puedo permitir ni lamentarme ni apenarme, hasta que gane. No tengo tiempo ni energía para lamentarme ni medio minuto, y es lo que hizo él. Rafa es otra dimensión.

Una pena que Alcaraz no pueda jugar el Masters...

Después del temporadón que ha tenido hubiera sido increíble poner la rúbrica jugando el Masters, ya no te digo ganándolo, y por supuesto jugar la final de Copa Davis en España. Pero al final es lo mismo que todo, es un aprendizaje. Pienso que la intensidad y la dimensión que ha cogido Alcaraz en los últimos meses también tiene un peaje. Él lo ha gestionado muy bien, pero su cuerpo es normal que le haya dado un toque. Y esto le habrá servido para aprender y saber bien los torneos en los que va a competir y dónde va a poner todos sus esfuerzos. Lo que él hizo para ganar el US Open para mí merecía, no, requería, un periodo de recuperación más importante del que él hizo, y el querer jugar la Copa Davis tres días más tarde es un esfuerzo que ha pagado, y se fue a Kazajistán, un viaje larguísimo; y luego a Basilea... Creo que esto a la larga él se dará cuenta de que tendrá que sacrificar según qué torneos, le pese a quien le pese.

Incluso la semana de descanso tuvo homenajes, compromisos con patrocinadores...

Claro, y la visita al rey, ahora una entrevista a la tele... Todo eso va a ser parte de su vida a partir de ahora y ellos ya lo saben y van a aprender que van a tener que seleccionar muy bien. Descanso es irte a la montaña con tus amigos, o a la playa, lo otro no es descanso porque la gente te requiere, tú das energía... Pasa factura. A mí no me preocupa lo que ha sucedido, pero sí es un toque de atención para que en el futuro puedan entender que puede pasar. Pero vamos, lo que ha hecho Alcaraz este año me parece estratosférico.

Carlos ha aguantado mucha presión. ¿La notó usted también de joven?

La suya está multiplicada por diez. Una cosa es ser muy bueno en tu país y meterte entre los cien primeros como yo me metí a los 18, y otra ser el número uno a los 19; es otra liga, otra dimensión, es no poder andar por la calle en ningún lado del mundo, que todo el mundo te exija, en el que tú crees que tienes que jugar de una manera determinada porque claro, ahora eres el número uno del mundo y cómo vas a jugar así de mal. No, no, Alcaraz va a jugar partidos mal y los va a tener que ganar, como los ha ganado históricamente, y no porque sea el número uno del mundo va a tener que jugar siempre bien, en absoluto, y es algo que él va a tener que entender y aprender. Tiene la suerte de tener un equipo detrás muy bueno y le van ayudar a que así sea.