
Tenis
Davidovich deja escapar su primer título, en Delray Beach, tras perder ante Kecmanovic una final en la que mandaba 5-2 en el tercer set
El español tuvo dos pelotas de partido al resto, no las concretó y a partir de ahí no logró reaccionar: 3-6, 6-1 y 7-5. La primera se le marchó por apenas unos milímetros: es lo que separa la gloria de la decepción

En el tenis, más todavía que en otros deportes, dicen que la cabeza es un factor determinante, y Alejandro Davidovich da fe de ello. El malagueño estaba ante la gran oportunidad de levantar el primer título de su carrera en su segunda final (también jugó la del Masters 1.000 de Montecarlo en 2022, tras eliminar a Djokovic en segunda ronda y a Dimitrov en semifinales, entre otros, pero no pudo plantar cara a Tsitsipas en el duelo definitivo), la del ATP 250 de Delray Beach que le medía al serbio Kecmanovic. Cuando se había generado las oportunidades para hacerlo, no consiguió rematarlas y cedió por 3-6, 6-1 y 7-5.
“Qué injusto, qué injusto”, decía Alejandro mirando a su banquillo en plena remontada de su oponente en el tercer set. Paró el duelo un momento porque se le habían roto los cordones de una zapatilla. Se la fue a cambiar, el público le pitó y el español enseñó el calzado al aire para demostrarlo. Ya estaba totalmente desconcentrado. El break se consumó y todavía tuvo un amago de reaccionar, con una pelota de rotura para él con 6-5, que no concretó.
El problema era de dónde venía, de lo que sucedió antes de todo lo narrado antes. La final la tuvo en su mano. Mandaba 5-2 en ese parcial decisivo. Al resto, tuvo dos pelotas de partido. Parecía hecho. En la primera de ellas, además, un punto impresionante, estuvo a punto de cerrar con un tiro de derecha paralelo que se fue por apenas unos centímetros. Parecía buena, pero no. Eso es lo que separa la gloria de la decepción.
A partir de ahí, ya no logró ser el tenista dominador de antes. Al contrario, empezó a acumular errores que Kecmanovic sí supo aprovechar. Acabó el malagueño con 46, trece más que el serbio, que se tiró al suelo después de un resurgir increíble. Para él es la segunda copa que gana en su carrera, tras Kizbuhel en 2020. Davidovich se lleva la experiencia de haberlo vivido, para la próxima vez, porque por cualidades tenísticas, seguro que llegará a otra final.
✕
Accede a tu cuenta para comentar