Roland Garros
Djokovic, en otra dimensión
Djokovic, número uno del mundo, destrona a Nadal, defensor del título, en cuartos de final de Roland, al endosarle su segunda derrota en once años en la arcilla de París, por 7-5, 6-3 y 6-1, en dos horas y 26 minutos
Ni Rafa Nadal, el día que cumplía 29 años, pudo frenar en París, su reino, a un huracán llamado Novak Djokovic. Un vistazo rápido a la fotografía que aparece justo al lado sirve para poder empezar a explicar por qué el español hincó la rodilla en su torneo favorito por segunda vez en once participaciones, y por qué lo hizo en sólo tres sets. Así de estirado y así de lejos de la línea de fondo tuvo que jugar Nadal durante gran parte del partido, en una posición defensiva. Pero, ¿cómo atacar a alguien capaz de restar casi siempre tan bien que colocaba la pelota a cuatro dedos de la línea de fondo? Con tiros así como respuesta, la ventaja que da el servicio se pierde y las piernas toman demasiado protagonismo porque toca correr detrás de la pelota, de lado a lado. Rafa lo intentó con saques al cuerpo, pero «Nole» siempre encontraba respuestas. Comenzaba el peloteo dominando y lo terminaba ganando. Así de fuerte salió al gran duelo, para colocarse 4-0 con dos «breaks» en apenas un instante. Si el que hubiera estado en el otro lado no hubiera sido el nueve veces ganador de Roland Garros, el parcial estaba ya resuelto. Pero Nadal se resistió y por un instante pareció poner nervioso a su rival. Jugó más profundo y molestó más a Djokovic. Había partido, puntazos y el set estaba vivo, pues el español consiguió llegar al 4-4. Fue un espejismo. El número uno está marcando la diferencia este año por lo que hace con su cuerpo y, sobre todo, por lo que pasa por su mente. Siempre sereno en los momentos importantes, cuando se le complica la situación saca lo mejor de sí mismo. Por eso lleva 27 victorias consecutivas en 2015 y por eso sólo ha perdido dos veces en todo el año, en torneos menores. Que había que volver a jugar un set que parecía ganado, pues a jugar. «Nole» fue el dueño desde ahí, cambió los ritmos, movió al español, le mareó con dejadas, y Rafa se dedicó a sobrevivir. Salvó cinco pelotas de parcial hasta ceder la primera manga y sufrió para sacar adelante cada servicio en la segunda, mientras su oponente se lo llevaba casi en blanco. La ruptura terminaría por caer... lo hizo, y con ella, el partido, porque la tercera manga no existió. Nadal, desesperado, se rindió y Djokovic levantó los brazos por primera vez ante el manacorense en el séptimo intento. «Son muchos años tratando de ganar a Rafa aquí; ha habido derrotas muy duras. Seguramente esté en el mejor momento de mi carrera», explicó después el hombre que va camino de convertirse en el octavo en la historia capaz de levantar al menos una vez los cuatro trofeos «grandes».
«Ha sido mejor», admitió Nadal, superadísimo en tiros ganadores (sólo 16 suyos por 45 de su rival) e igualado en los errores no forzados (30 cada uno). El próximo lunes, Rafa caerá al décimo puesto del ránking, aunque en la segunda parte del año remontará porque apenas defiende puntos. Con un tenista de su magnitud, con el que todo se lleva al extremo, la pregunta empezará a surgir: ¿ha comenzado su declive? Responde él. «Perdí en 2009 y no fue el fin; 2015 tampoco lo es», asegura. «Lo único que sé es que voy a trabajar más que antes para volver más fuerte e intentar ganar aquí otra vez», añadió. Soderling ya puede respirar tranquilo. Hasta ahora, era el único que había podido con Rafa en París. Ayer se le unió Djokovic. «Y es una victoria que recordaré durante muchos meses», admitió.
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