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«Los sets más cortos igualarían el tenis a peor»

Los dos jugadores hablan de los cambios que se avecinan y de la dureza del circuito. Uno es un veterano que seguirá dando guerra y el otro, décimo del mundo, acaba de volver de su primer Masters

Pablo Carreño y David Ferrer en un evento de Peugeot en el circuito del Jarama
Pablo Carreño y David Ferrer en un evento de Peugeot en el circuito del Jaramalarazon

Acabó la temporada y David Ferrer (Jávea, 1982) y Pablo Carreño (Gijón, 1991), embajadores de Peugeot, echan una carrera en el Jarama a la cantante Edurne y a Carlos Sainz para probar el nuevo 308 GTI.

Acabó la temporada y David Ferrer (Jávea, 1982) y Pablo Carreño (Gijón, 1991), embajadores de Peugeot, echan una carrera en el Jarama a la cantante Edurne y a Carlos Sainz para probar el nuevo 308 GTI. Cuando la adrenalina está más calmada, charlan sobre su deporte.

–En la tele se ve cuando ganan, pero, ¿cuál es la parte menos bonita del tenis?

–David Ferrer: Que estás fuera de casa y compites cada semana. Es verdad que viajamos a muchas ciudades, pero no tenemos casi tiempo de verlas. Estás con tu trabajo y tienes un horario completo y cuando pierdes, te vas a otro torneo.

–Pablo Carreño: Quizás lo más duro sean los viajes. Y que estás muy lejos de la familia. Por mucho que vengan a verte, entre entrenamientos, partidos y Prensa queda poco para disfrutar con ellos. Y, bueno, tanto rato en aeropuertos, al final se hace duro diez meses sin parar. Cuando eres joven lo vives con ilusión, sueles ir a torneos nuevos todo el rato, pero cuando llevas más años en el circuito, haciendo prácticamente el mismo recorrido... David lo podrá decir mejor.

–D.F.: De pequeño es una diversión, es un hobby y ahora forma parte de nuestro trabajo. Cuando tu único trabajo es el tenis las cosas cambian, pero en cierta manera lo sigues disfrutando y somos unos privilegiados.

–¿Se disfruta, por ejemplo, en una semifinal de Grand Slam?

–D.F.: Sí. Poder jugar una semifinal, un Masters o torneos en pistas grandes es por lo que luchamos, y yo disfruto mucho. Ahora más, que no tengo tantas oportunidades por mi ránking.

–P.C.: Es un premio al trabajo, es lo que te compensa y hay que disfrutarlo. La primera vez a lo mejor cuesta un poco. Yo sólo he jugado unas semifinales de Grand Slam, espero que en las siguientes lo pueda disfrutar aún más.

–Pablo, ¿qué tal el Masters?

–P.C.: Quizá a principio de temporada no nos lo esperábamos y es un premio a cómo ha ido el año y espero poder repetirlo el próximo. Mala suerte que haya debutado por suplir a Nadal. Había hablado con él porque somos amigos, le pregunté qué tal iba, y me dijo que llegó un poco justo y que la rodilla le molestaba un poco.

–¿Cómo han visto su año?

–D.F.: El tenis lo bueno que tiene es que el ránking marca la realidad. Nadal ha acabado número uno, ha podido ganar dos Grand Slams y ha sido el mejor del año.

–P.C.: Ha ganado dos Grand Slams y ha hecho final en Australia. Ha hecho un año espectacular y ha vuelto a demostrar lo que es: un fuera de serie. Una pena la lesión, a ver si se recupera pronto.

–En el Masters suele haber bajas por lesión. ¿Es una trituradora el circuito?

–D.F.: El circuito es muy ajustado. Jugar cada semana es muy exigente y por eso hay más lesiones, pero no porque sea final de año, sino por lo cargado que está.

–P.C.: Hay cansancio físico y mental: empezar la temporada en enero y viajar sin parar, llegas a noviembre pidiendo la hora.

–¿Cuál es el primer recuerdo que tiene uno del otro?

–P.C.: He tenido la suerte de que cuando David era... Bueno, no puedo decir el mejor porque siempre ha estado Rafa, pero desde que era «top, top», poder disfrutar de su compañía, compartir mánager, lo que me ha hecho conocerlo mejor y poder disfrutar con él torneos, cenas... Y aprender. David ha sido muy importante en toda mi carrera, en la evolución que he tenido. Agradecérselo y que no se retire porque todavía le queda mucho.

–D.F.: Muchas gracias, hombre.

–P.C.: Pero que no me gane, que este año lo ha hecho alguna vez.

–D.F.: Déjame algo...

–¿Pensó en la retirada?

–D.F.: Tuve un comienzo de año no muy bueno, después a mitad jugué mejor, pude ganar algún torneo y al final me lesioné y no pude coger el ritmo. Pero bien, contento, he acabado entre los 40 primeros, y a encarar el año que viene con muchas ganas.

–¿Cómo se puede mejorar tras tantas temporadas?

–D.F.: Siempre se puede mejorar, cosas mentales, tenísticas... El tenis nunca deja de evolucionar.

–P.C.: Y con la experiencia yo también voy aprendiendo cómo encarar las situaciones en los partidos, y eso creo que te hace evolucionar como jugador.

–¿Qué les parecen las nuevas normas que se están probando?

–D.F.: Están en tests, hay algunas que me gustan más que otras, pero bueno, está bien que prueben cosas para ver de qué manera el tenis va creciendo.

–P.C.: Hay que evolucionar, en todos los deportes se ha hecho, por medio de la tecnología o de cualquier otra forma, y el tenis también debe tomar ese camino.

–En tenis, cambiar es difícil...

–P.C.: Es un deporte tradicional...

–D.F.: No es fácil, pero en todos los deportes cuesta. En el tenis, por ejemplo, han metido el ojo de halcón, ha sido un gran avance.

–¿Les gusta lo de los sets más cortos?

–D.F.: Los sets más cortos a mí no me gustan, porque no te da tiempo, se iguala todo más...

–P.C.: Es más lotería. No te deja... Jugarías más tiempo nervioso.

–D.F.: No llegarías nunca a disfrutar.

–P.C.: Se igualarían los partidos, pero yo creo que a peor.

–D.F. El bueno no se vería tanto.

–¿Qué es lo más extraño que les ha pasado en una pista?

D.F.: En la final de Roland Garros, que salió un espontáneo de la nada, creo que en calzoncillos y chillando. Quizá eso y otra vez que salió otro espectador gritando «Hitler»... Una barbaridad.

P.C.: Comparado con eso, no me ha pasado nada tan extraño.

–Y el año que viene, ¿qué?

–D.F.: Mi objetivo es ir semana a semana. Estoy en un momento en el que intentaré jugar cada partido como si fuera el último.

–P.C.: Después de esta temporada que ha ido todo tan bien, intentar mantener este nivel y mejorar los pequeños detalles. No me marco ningún objetivo claro.