
Tenis
Nadal y Alcaraz: así han evolucionado sus raquetas los campeones españoles
Cuerdas cortadas de forma octogonal, un poco más de peso... Estos son los detalles de las "armas" de Alcaraz y Nadal, ambos unidos a Babolat, la marca legendaria de cuerdas que cumple 150 años a la que Moyá dio un impulso al ganar Roland Garros en 1998 con su raqueta

«La historia empieza de nuevo de alguna manera», asegura Eric Babolat, CEO de la marca francesa que lleva su apellido (es la quinta generación) y que cumple 150 años. Acompaña ahora a Carlos Alcaraz, como lo hizo antes con Rafa Nadal, entre otros, y antes con Carlos Moyá. Con este último fue cuando, de alguna manera, una marca que ya tenía solera, aunque era conocida más específicamente en el mundo del tenis, tomó un nuevo impulso global.

Moyá ganó Roland Garros en 1998 con una raqueta Babolat, el primero en conquistar con ella un Grand Slam, y ese año también lo lograron en la edición júnior el chileno Fernando González y, en dobles, la belga Kim Clijsters. «Moyá fue icónico, porque era divertido, jugaba diferente. Sus golpes normales eran tiros extremos para otros. Fue clave para nosotros. Lo importante de su raqueta [la Pure Drive] es que era ligera y muy manejable, así que podía moverla en el aire muy rápido. Pesaba 300 gramos, cuando todos los profesionales jugaban con raquetas de 400 gramos. Después de esa victoria en Roland Garros, la gente nos llamaba y nos decía: ‘‘Nos gustaría probar la raqueta azul de Moyá’’», desvela Eric. También en ese 1998 Arantxa Sánchez Vicario conquistó su tercer título en París con cuerdas Babolat, que era el negocio histórico, con el que dieron servicio a campeones como los mosqueteros franceses (Cochet, Lacoste, Borotra y Brugnon ); Suzanne Lenglen, la jugadora que pone nombre a una de las pistas principales de Roland Garros; Bjorn Borg; Boris Becker... Las raquetas no empezaron a fabricarlas hasta 1994.
En 1875 la empresa se dedicaba a crear cuerdas para instrumentos musicales o cirugías, cuando desde Inglaterra les propusieron hacerlas para ponerlas en las raquetas de ese nuevo deporte de pelota. Dos años después, se disputó por primera vez Wimbledon. En esa época las cuerdas eran de tripas de oveja y todavía se fabrican naturales, de tripa de vaca, aunque hoy en día se usan principalmente sintéticas. Un grupo de medios, entre los que estaba LA RAZÓN, pudo visitar la fábrica de cuerdas de tripa de Babolat, única en el mundo, en Ploërmel (Bretaña francesa, antes estaba en Lyon). Hay una parte manual que no ha cambiado. Se necesitan dos intestinos de vaca para un juego de cuerdas. Las tripas (suelen medir entre 40 y 50 metros) se cortan en piezas de doce metros; la siguiente fase es que se separa la parte interna de la externa, que es la que se utiliza porque es dura; después se atan conjuntos de siete bandas de tripa alrededor de un gancho y ya empiezan a convertirse en cuerdas. Hasta aquí todo es a mano. A continuación, se someten durante 24 horas a procesos químicos, se secan durante otro día y están tres semanas en reposo. En ese momento, ya están listas para ser cortadas en la medida y el grosor necesarios para cada necesidad, antes de hacer también una prueba de resistencia.
Es un cordaje que entre aficionados ya no tiene tanto uso. «El cordaje de tripa reduce las vibraciones, por tanto es mejor si tienes problemas de codo, brazo... Y aguanta mejor la tensión. La sensación de bola es más alta. Por contra, se rompe más fácil y es más caro. También es más difícil golpear con efecto con él, y en España es el estilo de juego que predomina. Si esta conversación fuera en otro país donde juegan bajo techo, a lo mejor estaríamos hablando de otra cosa", explica Xavi Segura, encordador del equipo español de Copa Davis.
En cambio, muchos profesionales sí lo utilizan, o al menos hacen una combinación (Djokovic mezcla: tripa en las verticales y sintético en las horizontales). Lo que predomina hoy en día son los sintéticos. Babolat los hace en Lyon. Existen multifilamentos y monofilamentos, con materiales como poliéster, nylon y poliuretano. La fábrica de Lyon es además un laboratorio de pruebas para comprobar la durabilidad y resistencia de las pelotas (aunque los jugadores se quejan de que, en general, han empeorado en todas las marcas), las zapatillas y, por supuesto, las raquetas de pádel, bádminton, pickleball y tenis. Con la colaboración de los tenistas, se busca el arma perfecta.
"Rafa nos pedía más efecto..."
Por ejemplo, en 2010 Nadal fue a visitar la fábrica y lo que pedía era más efecto, para potenciar su estilo de juego. La conclusión a la que se llegó es que en lugar de cortar las cuerdas circulares, si lo hacían de forma octogonal (lo que podría apreciarse si se mira con un microscopio) se conseguía que la bola girara más. Así nacieron las cuerdas RPM Blast que además de Nadal usaron y usan otros jugadores. «Cuando cambias algo, siempre hay cosas positivas y negativas. Si mejoras esto, vamos a perder en esto otro. Más fuerza es menos control, ¿dónde está el equilibrio? Si pones más peso tienes más potencia pero, ¿puedes jugar cinco horas? Es una colaboración con jugadores y entrenadores. Cuando necesitan algo, nosotros les decimos ‘‘probemos esto o eso’’, y ellos contestan si les gusta o no. Esto suele ser en pretemporada», cuenta Eric Babolat. «Lo bueno de Rafa es que aceptaba que para mejorar, necesitas empeorar en algún punto, porque la mayoría de la gente quiere mejorar, pero si ve que está perdiendo algo, vuelve a lo anterior. Rafa decía: ‘‘Voy a cambiar, aunque al principio mi juego sea menos bueno”», añade el CEO de la marca gala.

Este año, por ejemplo, en pretemporada Carlos Alcaraz decidió poner un poco más de peso en su raqueta, unos añadidos de plomo. Según la marca, los profesionales usan las mismas raquetas que se compran en la tienda. Estas tienen de fábrica un pequeño margen de error, pero para los tenistas del circuito se miden y se pesan para que sean exactamente como la pide cada jugador. Después se adaptan. La de Alcaraz [Pure Aero 98] tiene un peso de 305 gramos de salida, pero con los extra que ha puesto en el cuello y en el mango llega a 312. En la fábrica de Lyon hay un stand con las raquetas preparadas para el murciano y para cada uno de los tenistas que usan Babolat. Les mandan un lote cada tres meses. En la pasada pretemporada, Carlos también probó el modelo que se sacará en 2026, para dar su opinión. Rune, el reciente ganador del Godó, por ejemplo, quiere el overgrip de cuero. Nadal [acabó usando una raqueta con su nombre, Pure Aero Rafa Origin], en su momento, pedía un balance distinto para los torneos de tierra que para los de pista dura y hierba y el grosor de sus cuerdas era un poco más alto del habitual (1,35 milímetros de calibre, suele ser 1,25 o 1,30). El balear usaba un grip (empuñadura) de talla 2, mientras que el de Alcaraz es la 4. Cada pequeño detalle suma para que los tenistas se sientan cómodos.
Rafa y Carlos, "iguales", pero diferentes
«La historia se repite» porque Rafa y Alcaraz empezaron con Babolat desde niños, aunque el mundo ha cambiado. «Rafa se ha acostumbrado a ser una persona pública, pero no creo que le guste. Alcaraz está publicando cosas de su vida cada mañana, su vida privada es muy pública y está contento con eso; tal vez va con su generación y creo que a la gente le gusta, porque quiere ver historias y emociones de los campeones», concluye Eric Babolat.
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