Tour de Francia
Victor Campenaerts, el campeón que habita en la sierra de Málaga
El belga, vencedor de la decimoctava etapa del Tour de Francia, se ha convertido en uno más de las carreteras de esta zona a donde llegó hace ahora un año
En una peluquería de Caleta de Vélez, una localidad de la Costa del Sol oriental malagueña donde se ubica el puerto pesquero más importante del Mediterráneo andaluz, dos aficionados al ciclismo y habituales de las carreteras de la zona hablan sobre el deporte que les apasiona. En ese momento se está disputando la Vuelta a España y, claro, los ánimos de los cicloturistas están por las nubes.
- Tío, me acabo de acordar. El otro día me adelantó uno que tiene que ser profesional seguro -dice Horacio, el peluquero-. Tú sabes que llevo espejos en la bici, que me gusta porque ya sabes cómo está el tema con los coches. Pues lo veo venir de lejos, quito la vista, y en cuanto vuelvo a mirar me pasa… ¡pero como una flecha! ¡Y las piernas que tenía! Yo a ese tío lo conozco.
- ¿Pues sabes quién se ha venido a vivir a Canillas? -responde el cliente-. Campenaerts, el del Lotto, el belg…
- ¡Campenaerts! ¡Era Campenaerts! Yo sabía que lo conocía, si ese es de mis ciclistas favoritos. Mira, mira. ¡Se me acaba de poner la carne de gallina!
Desde que llegó a Canillas de Aceituno, a los pies de Sierra Tejeda, en el verano de 2023, Victor Campenaerts se ha hecho uno más de las carreteras de la zona. Tiene una grupeta, ayuda y da consejos a Alex, un joven con buena pinta que va a pasar a categoría junior el año que viene. El ciclismo no es un deporte masivo en la provincia, pero los que salen a entrenar tienen el “aliciente” de ser adelantados por él una mañana. O por algunos otros que han escogido la provincia para vivir, después de que desde varios sectores se hayan vendido las bondades del territorio. Algo en lo que Luis Ángel Maté también tiene parte del mérito.
Por eso, cuando ayer el belga levantó los brazos y remató una fuga de muchos quilates en Barcelonnette, hubo gente en la Axarquía, comarca oriental de Málaga, que se alegró y lo celebró como si hubiese ganado un familiar.
Campenaerts llegó a ese rincón malagueño con su pareja, “no es mi mujer todavía, pero lo será”, dijo en la entrevista posterior a la etapa, que al poco tiempo se quedó embaraza. Su primer hijo, ese que le alumbra el futuro –“lo veo como un cielo azul, azul como sus ojos”, manifestó en ese mismo micrófono- vino al mundo en Granada.
De ellos se acordó cuando entró en meta, y también de esos dos meses y pico en Sierra Nevada haciendo una concentración larga en altura junto a su pareja, con el permiso de su equipo para no competir y asistir al nacimiento de su primogénito.
Campenaerts contraatacó desde un grupo que, en ese momento, era de unas 25 unidades para cazar a Kwiatkowski. Y luego se “volteó” al campeón polaco con la sangre fría propia de un “killer”. Le dejó asumir el peso de la llegada, se colocó el último del trío -venía Vércher con ellos- y arrancó imparable hacia la gloria.
Entre ceja y ceja
Llevaba desde diciembre con el día de ayer marcado en rojo. El Tour suele sacar su recorrido en octubre, y él ya lo estudió antes incluso de empezar la temporada. "Mañana me meto en la fuga", le dijo anoche a un amigo de ese grupo con el que ahora entrena de vez en cuando. "Me ha dicho que hoy la lía", comentaba éste a la grupeta por la mañana. Y lo hizo. Suma su duodécima victoria, con etapas en Tour y Giro. Y su futuro, al menos el inmediato, también está vinculado a la provincia de Málaga. Sobre todo fuera de competición.
Aunque todavía no es oficial porque la normativa UCI no lo permite hasta el 1 de agosto, el rodador belga cambiará el Lotto-Dstny por el Visma de Vingegaard a partir de 2025. También es probable que traslade su residencia a la costa, a unos kilómetros de Canillas. Los cicloturistas de la zona deberán ir atentos. Nunca se sabe cuándo te puede pasar un ganador de etapa en el Tour mientras te das una vuelta en bici.