Crítica de cine
Destelladas de buen cine inefraudulentos
Dirección: Philippe Garrel. Guión: P. Garrel, M. Cholodenko y C. Deruas-Garrel.Intérpretes: Louis Garrel, Monica Bellucci, Céline Salette. Francia-Italia-Suiza, 2012. Duración: 95 min. Drama.
Philippe Garrel soñaba con filmar a las mujeres de las que estaba enamorado. Su película ideal, ya lo dijo una vez, es aquella que habría rodado una pareja de amantes por el placer de rodarla, una película que solamente podría ver su mejor amigo. Lo decía en 1978, y ahora, en «Un verano ardiente», el primero de sus filmes que se estrena en salas comerciales españolas, ese ideario sigue intacto, aunque ya no esté Nico, una de sus musas imborrables, y la felicidad sea devorada por la pasión, los celos, la experiencia torturada, el desprecio. Parece que el protagonista está inspirado en un artista, Frédéric Pardo, que era amigo íntimo del cineasta francés y que se suicidó en 2005. Pero bien podría ser el mismo Garrel, que busca un intermediario para entender su extremista visión de la vida, el amor y el arte: o todo o nada.
A veces es difícil navegar por este cine abrupto, de estallidos, que se hermana con el de Pialat o el de John Cassavetes en sus cambios de tono emocional, en su gravedad inestable también. La película cuenta la tormentosa historia de amor entre Fréderic (Louis Garrel) y Angèle (Monica Bellucci), pero no esperen un desarrollo tradicional, a pesar de que el director de «L'enfant secret» escoge un bastón en el que apoyarse, un punto de vista a la vez externo e implicado que observa la dependencia, el rechazo, la atracción entre estos dos seres impulsivos. La película funciona a ráfagas, a dentelladas: y lo hace cuando hay un gesto sólido, consistente –el largo baile de la Bellucci, la aparición del fantasma de Maurice Garrel, por ejemplo–. Entonces, la pantalla se ilumina.
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