«Diamantes negros»: El balón como señuelo

Sabe mantener el ritmo narrativo Alcantud, porque la televisión es en ese aspecto una buena escuela y él ya ha dirigido varios episodios de «Águilas rojas» y «El internado», nada menos. Y tiene valor al tema que decide hincarle el diente en esta película, el tráfico de menores africanos en el fútbol europeo. Y, aunque la foto de arriba pueda llamar a engaños, porque el combativo Willy Toledo nos da morbillo, el protagonismo del filme radica en dos debutantes que encarnan a Amadou y Moussa, captados en Mali por un ojeador y enviados luego a Madrid para triunfar previo pago de las empobrecidas familias de los jóvenes. Ya en la capital, malviven en un anodino piso mientras se topan con otro tipo dedicado al mercadeo humano que encarna, y de manera destacable, Carlos Bardem. Realista, honesta y en ocasiones vergonzosa (he ahí cuando «buscan» un nuevo pasaporte para los fichajes extranjeros) , aunque no pueda eludir ciertos tópicos o arquetipos y le pese su ajustado presupuesto, la cinta desvela una cara muy distinta del llamado deporte rey. Esa misma que haría enrojecer a la de muchos seguidores.