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Macroeconomía

La recaudación pública caerá más de 75.000 millones este año

Con un PIB que se hundiría alrededor del 10%, cerca de tres veces más que tras el fiasco de Lehman Brothers, los ingresos públicos llegarían a ser entre un 15% y un 20% inferiores

La Bolsa española cambia de signo y cae el 0,17 % arrastrada por la banca
Vista de la campana de apertura junto a los paneles que informan sobre los valores del Ibex 35 en el parqué de la Bolsa de Madrid este jueves que ha cambiado de signo en los primeros compases de la sesión y cae el 0,17 %, por debajo de los 8.900 puntos, afectada por la banca, que baja con fuerza. EFE/Juan Carlos HidalgoJuan Carlos HidalgoEFE

España afronta un reto sanitario descomunal, pero también un desafío económico que puede afectar al bienestar de toda una generación. La Gran Recesión, iniciada en 2008, puede quedar a reducida a un sobresalto comparada con las consecuencias económicas de la pandemia del Covid-19. Los ingresos públicos se desplomarán en 2019 como nunca han hecho, mientras que los gastos se dispararán, hasta el extremo de que los analistas más extremistas se atreven a pronunciar la palabra maldita, «default», impago de la deuda pública, algo que ocurriría si España no estuviera cobijada por la Unión Europea y por el Banco Central Europeo, que preside la francesa Christine Lagarde, con el español Luis de Guindos como vicepresidente.

Factura económica

La primera factura económica del Covid-19 en España puede suponer un batacazo para los ingresos públicos que oscilaría entre los 80.000 y 90.000 millones de euros, un agujero que será muy difícil de taponar incluso con ayudas europeas y con más endeudamiento. Los números pueden parecer alarmistas, pero responden a una lógica inapelable. José Carlos Díez, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, es uno de los pocos expertos que se ha atrevido a estimar la caída de ingresos, de la recaudación en definitiva. Díez, economista socialdemócrata, fue el responsable de Economía del PSOE en tiempos de la gestora que dirigió el partido en el interregno entre la dimisión de Pedro Sánchez y su victoria, meses después, en las primarias frente a Susana Díaz. La discusión sobre la repetición de la historia es tan interminable como estéril. La historia, sin embargo, ofrece ejemplos. La Gran Recesión se inició en 2008, cuando José Luis Rodríguez Zapatero era el inquilino de La Moncloa, y se prolongó los años siguientes. El PIB en 2009 cayó un 3,6%, mientras que los ingresos públicos se desplomaron un 8,5%, al pasar 409.909 a 375.628 millones. Las cifras son más catastróficas si la comparación incluye todo el ejercicio de 2008, ya que el desplome alcanza el 15% o que es lo mismo 66.798 millones de euros.

Boquete en las cuentas

Pablo Echenique recordaba el otro día en el Congreso de los Diputados que Niels Böhr, uno de los padres de la física cuántica, advertía que «predecir es muy difícil, especialmente el futuro». También es famosa la broma de que «los economistas son expertos en predecir el pasado y, a veces, ni eso». La extrapolación que hace José Carlos Díez, con la referencia de lo ocurrido en la Gran Recesión, es que la crisis del Covid-19 podría reducir los ingresos públicos en hasta 75.000 millones de euros en 2020, lo que agigantaría el boquete de las cuentas españolas y cubriría de nubarrones el futuro. No obstante, ese cálculo puede pecar de optimista. En 2009, una caída del PIB del 3,6%, a la que siguió otra de 2 décimas en 2010, se convirtió en un 15% menos de ingresos públicos. Ahora, con un PIB que se hundiría alrededor del 10% y cerca de tres veces más que tras el fiasco de Lehman Brothers, los ingresos públicos llegarían a ser entre un 15% y un 20% inferiores, porque la hibernación económica seguirá durante algún tiempo en sectores como el turístico.

La lección de 2008

El conjunto de todas las Administraciones Públicas –Estado central, comunidades autónomas, corporaciones locales y Seguridad Social– ingresaron en 2019 un total de 489.045 millones de euros, la mayor cifra recaudada nunca en España, que no obstante no fue suficiente para sufragar todos los gastos, que llegaron a los 521.949 millones de euros, otro récord histórico. Ese desfase generó un déficit de 32.904 millones de euros, superior incluso al del año anterior, a pesar de los compromisos adquiridos por el Gobierno de reducirlo y las promesas y anuncios de las ministras Nadia Calviño y María Jesús Montero de que se iba a conseguir. Es historia pasada que, sin embargo, pasa factura en las reticencias de algunos países europeos ante las peticiones de solidaridad de países como España e Italia en momentos difíciles. Si a los 489.045 millones de euros ingresados por las Administraciones en 2019 se aplica el mismo hundimiento que hubo en la Gran Recesión, supondría una merma entre los 73.350 y los 95.000 millones de euros. Hay ejemplos que pueden ser paradigmáticos. Entre 2007 y 2009, con el turismo al 100%, la recaudación por IVA cayó un 34%, al pasar de 63.947 a 41.782 millones de euros. Todavía más dramático fue lo ocurrido con el Impuesto de Sociedades, que pasó de ingresar 47.450 millones en 2007 a 17.373 en 2010, es decir, ¡un 63% menos! No está escrito que ahora los desplomes en los ingresos públicos alcancen esos porcentajes, pero sobre todo en IVA pueden ser similares, si no superiores. El Impuesto de Sociedades nunca llegó a recuperarse de la anterior crisis y, de hecho, en 2019 recaudó menos que en 2018. En 2020, además, descenderá la renta de los españoles –y lo que paguen en impuestos– y, como consecuencia del aumento del paro, también bajará el monto total de las cotizaciones sociales.

Panorama dantesco

En definitiva, un panorama económico casi dantesco. La caída de ingresos, unida a los números rojos de 2019 –que no se corregirán– y a los casi 30.000 millones del pago de intereses previsto hasta ahora, llevarían el déficit cerca de los 120.000 millones de euros, un 10% del PIB. Eso obligaría a España a endeudarse en 2020 en 100.000 millones adicionales a los 200.000 que ya tenía previsto. En total, con inevitable caída de ingresos y el aumento de gastos –todavía ni tan siquiera estimado– el Tesoro español tendrá que pedir 300.000 millones. Parte lo facilitará el Banco Central Europeo y otra los bancos españoles, pero hay una tercera parte que España deberá buscar, a pecho descubierto, en unos mercados, que ya empiezan a recelar. ¡Ojo! Simon Baptist, analista jefe de Economist Inteligent Unit, advertía esta misma semana sobre el riesgo de impago –default– de la deuda de algunos países, entre ellos España y Grecia, en un periodo de 12 o 18 meses. Es cierto que pueden evitarlo la Unión Europea y el BCE, pero el precio se llamaría «rescate» y tendría condiciones que se llevarían por delante a cualquier Gobierno, sea del signo que sea. Zapatero, en su día, lo aprendió, pero nadie sabe si su experiencia es transmisible a Sánchez y no parece que lo sea a Iglesias. Lo sea o no, España recaudará este año 75.000 millones menos, en el mejor de los casos.