Economía

La bonanza de 2019 tapó el agujero de la deuda pública

El Gobierno mantiene los pasivos de las administraciones once puntos por encima de la media europea

Fachada del Banco de España, situado en la Plaza Cibeles de Madrid
Fachada del Banco de España, situado en la Plaza Cibeles de MadridLuis DíazLa Razón

Una de cal y muchas de arena. El Banco de España señala en su último informe sobre la evolución de la deuda pública española que ésta se redujo en 2019 por quinto año consecutivo, hasta el 95,5% del PIB, más de diez puntos por encima de la media europea, situada en el 84,1% del PIB. Pero el supervisor bancario advierte de que la reducción del endeudamiento en 2,1 puntos del PIB –tras pasar del 97,6 % del PIB en 2018 al 95,5 % del PIB en 2019– se debió exclusivamente al comportamiento expansivo de la economía. Un primer tirón de orejas al Gobierno, porque en esta situación tan favorable no fue capaz de preparar las finanzas públicas –a modo de ahorro administrativo y control de gasto– para las vacas flacas, que llegaron inmediatamente después con el terrible impacto de la pandemia del coronavirus, de la que ya avisa rpococará un crecimiento exponencial de la deuda.

De esta forma, señala que el déficit público de 2019 aumentó la deuda en 2,8 puntos del PIB, pero que este retroceso se vio compensado en 3,4 puntos por el crecimiento del propio PIB, así como por los ajustes entre el déficit y la deuda. Buena culpa de este paso atrás con impulso hacia adelante lo tienen los pasivos de las administraciones públicas, que aumentaron sus números rojos en 2,9 puntos porcentuales, hasta el 141,4% del PIB, frente al 113,6% del área del euro -casi un 28% más-. Si se toman solo en consideración las operaciones entre los distintos niveles de las administraciones, los pasivos consolidados del conjunto del sector son notablemente inferiores (117,3% del PIB), si bien continúan muy por encima del nivel del agregado de la zona euro, que está en el 104%, un 13,3% más.

Capítulo aparte –y segundo tirón de orejas– tiene el gasto en pensiones, que sigue arrojando unas cifras preocupantes, sobre todo porque se está financiando mediante operaciones entre el Estado y la Seguridad Social, a través de la concesión de préstamos de la Tesorería General y con la enajenación de las tenencias del Fondo de Reserva, la casi desparecida ya «hucha de las pensiones», de la que apenas quedan menos de 5.000 millones de euros de los casi 70.000 que tuvo en su punto álgido. Así, los números rojos de la Seguridad Social aumentaron un punto más, y suman ya el 4,4% del PIB, y las perspectivas, tras los seis primeros meses de 2020, con la crisis sanitaria de por medio, apuntan a cifras negativas nunca vistas. Las últimas previsiones del supervisor estiman una caída del PIB por encima del 12% este año y un nivel de deuda que puede llegar a superar el 120% en el peor de los escenarios posibles.