Crisis
Los 8 retos económicos de la UE en 2021: reformas a cambio del maná europeo
Con la salida de la crisis aún en el aire, el club comunitario mantiene muchos frentes abiertos, sobre todo el fondo de rescate anticovid
Tras el mazazo que supuso la pandemia para la economía europea y sin conocer todavía el impacto de la tercera ola sobre el crecimiento, estos son los debates principales del club comunitario en los próximos meses.
«Next Generation EU»
El fondo por valor de 750.000 millones de euros para hacer frente a los estragos ocasionados por el coronavirus es la gran esperanza para los países más golpeados por la pandemia como España o Italia. Las capitales tienen hasta finales del mes de abril para remitir al Ejecutivo comunitario sus planes de reformas e inversiones a cambio del maná europeo, que no comenzará a fluir hasta la segunda mitad del año. La gran incógnita reside en cómo realizará la Comisión Europea la evaluación de esos planes y si algún país activará el «freno de emergencia», con el que poder retrasar la llegada de las ayudas. Otra de las incógnitas reside en la capacidad de absorción del dinero a corto y medio plazo. En el caso de España, nuestro país siempre ha ido a remolque respecto al resto de los países. En el mes de septiembre de 2020, España tan sólo había ejecutado el 34% de los fondos del marco financiero plurianual 2014-2020, 10 puntos por debajo de la media comunitaria.
Reglas fiscales
La excepcionalidad de la pandemia provocó que durante 2020, por primera, se activara la «cláusula de escape» del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que regula las normas de déficit público en la UE. De esta forma, los gobierno europeos han disfrutado de bula total para inyectar dinero público en la economía. Pero nada es eterno. La presidencia portuguesa ya ha anunciado que durante este semestre deberá quedar claro cuándo volverán a funcionar las reglas fiscales y en qué términos. Esto significa que países como España pueden verse obligados en los próximos años a echar el freno al gasto y reducir su déficit –y no sólo centrarse en las reformas e inversiones–, a cambio de las ayudas europeas.
Ayudas a las empresas
El Ejecutivo comunitario también hizo honor a lo extraordinario de las circunstancias al flexibilizar en 2020 las ayudas públicas que los países europeos podían conceder a las empresas arrasadas por la pandemia. Ese marco temporal expira el 30 de junio de 2021, pero podría prorrogarse si es necesario. Aunque este paso el frente fue necesario para apoyar a las empresas, también ha disparado las divergencias en el mercado común, ya que los países con unas cuentas públicas más saneadas, como Alemania, han tenido mucha mayor capacidad de maniobra que las economías más endeudadas.
Tasa Google
Aunque la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca ha supuesto un respiro para los países europeos, nada indica que vaya a ser más fácil llegar a un acuerdo sobre temas tan espinosos como la imposición de impuestos a los gigantes tecnológicos. De momento, el club comunitario ha preferido esperar a un acuerdo global en el seno de la OCDE, pero la Comisión está dispuesta a seguir adelante este año con una tasa Google europea si es imposible llegar a un consenso global. A pesar de esto, las diferencias entre los socios son palpables y países como Irlanda u Holanda se oponen con fiereza a esta tasa.
Cruzada contra las tecnológicas
El epígrafe anterior no es el único punto pendiente con los gigantes de Silicon Valley. A finales de 2020, Bruselas presentó una propuesta para obligar a estas empresas a trocear sus negocios en caso de abuso de posición de dominio en el mercado y asumir mayores responsabilidades en los contenidos volcados en la web. La tramitación de esta iniciativa deberá seguir su curso durante este año y todo indica que 2021 no ha comenzado con buen pie, como muestra que tanto la canciller alemana Angela Merkel como el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, hayan criticado el cierre por parte de Twitter de la cuenta de Donald Trump.
Unión bancaria
Los agujeros en la economía real pueden acabar ocasionando turbulencias en las entidades financieras y resucitando viejos fantasmas de la pasada década. En noviembre, los países pactaron usar el fondo de rescate europeo (MEDE) como colchón de seguridad para salir en auxilio de los bancos en caso de que el Fondo Único de Resolución, sufragado por las propias entidades, no sea suficiente. Se espera que esta nueva función del MEDE pueda estar operativa en 2022, ya que durante este año los países europeos deben proceder a la ratificación nacional del acuerdo. Además, prosiguen viejos debate en el seno de la zona euro como, por ejemplo, la creación de un fondo de depósitos bancario europeo para salir al rescate de los ahorradores de un país europeo en apuros o un reaseguro de paro europeo en caso de que el desempleo masivo en un país le haga imposible pagar las prestaciones a sus trabajadores. España siempre ha defendido que la puesta en marcha de SURE -el instrumento europeo para financiar los ERTE- puede ser el embrión de esta iniciativa, pero los países nórdicos se oponen a considerar SURE como un precedente.
Cambio climático
La lucha contra el calentamiento global es una de las banderas del club comunitario que aspira a convertirse en el año 2050, en el primer territorio con 0 emisiones de gases con efecto invernadero. En la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de diciembre, los líderes europeos pactaron la reducción del 55% de las emisiones en 2030. Este acuerdo fue posible tras superar las resistencias de Polonia cuyo 80% de su electricidad es producida por carbón. Aunque Varsovia será la capital más beneficiada por el fondo de transición energética que comenzará a estar operativo este año, el país quería mayores garantías sobre cuánto dinero podrá disponer del futuro mecanismo de carbono en frontera (un arancel para aquellos países que no respeten los criterios medioambientales y quieran colocar sus productos en el mercado europeo). La creación de este instrumento será uno de los principales debates del club comunitario este año.
Futuro de la «City»
El Brexit no ha terminado, más bien acaba de comenzar. El acuerdo alcanzado el día de Nochebuena en extremis deja algunos puntos en el tintero. Uno de los más importantes, el futuro de la todopoderosa City de Londres, el mayor centro financiero europeo y uno de los mayores del mundo. Desde el pasado 1 de enero, Reino Unido ha perdido su pasaporte para poder operar con libertad en los mercados financieros de los Veintisiete y los bancos y empresas británicas tan sólo podrán acceder si obtienen “equivalencias” que pueden ser retiradas por las autoridades europeas con un preaviso de tan sólo un mes. El acuerdo de Nochebuena insta a las partes a consensuar un memorándum de entendimiento en abril de 2021. Una de las grandes preguntas es que ciudad o ciudades europeas pueden salir más beneficiadas por estos cambios.
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