Opinión

El «ninguneo» del ministro Planas

No solo desaira al PP, sino a las cooperativas, a los consejeros regionales y a los empresarios agroalimentarios

El ministro de Agricultura, Luis Planas, en una comparecencia en el Senado para explicar la situación del lobo y la tórtola
El ministro de Agricultura, Luis Planas, en una comparecencia en el Senado para explicar la situación del lobo y la tórtolaMariscalEFE

El ministro de Agricultura, Luis Planas, comparecerá esta semana en la Comisión parlamentaria correspondiente del Congreso de los Diputados. La verdad es que no se ha prodigado mucho por allí y tenía pendiente una treintena de peticiones (diez de ellas del PP) para que acudiese a rendir cuentas ante los diputados. Por eso resulta curioso que se anuncie que comparece a petición propia.

Desde el PP, su portavoz, Milagros Marcos, se queja, con toda la razón del mundo, de esta actitud de Planas, que califica de «ninguneo sistemático». Pero los diputados no son los únicos a los que «ningunea» Planas. También mantiene esta misma actitud prepotente y de desprecio con los cultivadores de tabaco de Cáceres a los que se ha negado a recibir. Hace otro tanto con las organizaciones agrarias y cooperativas de Andalucía, a las que no ha querido explicar en persona el contenido del Real Decreto sobre medidas transitorias de la PAC para 2021 y 2022, y los proyectos que tiene para la aplicación de esta política en España a partir de 2023. Como no se atreve a acudir a esta región, ha enviado allí a dos «propios» para que den la cara, Fernando Miranda, secretario general de Agricultura, y Miguel Ángel Riesgo, presidente del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA); el resultado es que las organizaciones y las cooperativas han anunciado movilizaciones en cuanto las circunstancias de la pandemia lo permitan.

Y ningunea también a los consejeros regionales de Agricultura, a los que no ha presentado propuestas sobre el Plan Estratégico nacional y los otros instrumentos de aplicación de la futura PAC. Entre los puntos más polémicos, que no necesitan que se cierre un acuerdo en Bruselas para continuar avanzando aquí, destacan tres: la definición de la figura de agricultor genuino, que corresponde a los estados miembros; lo que pasará con los derechos históricos, si se eliminarán, o no; y la reducción de regiones productivas.

Ninguneo también a las empresas agroalimentarias que tendrán que ir a la ventanilla de Industria para pedir las ayudas del Plan de Recuperación. Visto lo visto, habrá que preguntarse a quién no ningunea Planas. Acabaríamos antes.