Opinión

Iglesias contra Blackstone

Es falaz decir que solo el fondo se beneficia de los alquileres que cobra en España

Cartel en una ventana de se alquila bajo sótano
Cartel en una ventana de se alquila bajo sótanoJesús G. FeriaLa Razon

El primer acto de pre-campaña electoral de Pablo Iglesias, todavía vicepresidente segundo del Gobierno pero ya candidato oficial de Unidas Podemos a la Comunidad de Madrid, consistió precisamente en marcar radicales distancias con la política de vivienda del PSOE. Como es bien sabido, los socialistas no pretenden (al menos de momento) ahuyentar a los inversores extranjeros del mercado inmobiliario nacional, puesto que son bien conscientes de que es necesaria la inversión privada para construir nueva vivienda y para el mantenimiento de las existentes. Iglesias, empero, no tiene ningún inconveniente en espantar a esos inversores. Es más, parecería que lo que pretende es justamente eso: ahuyentarlos para que así porciones crecientes del sector inmobiliario queden en manos exclusivas del Estado. De esta manera, para inaugurar la campaña electoral, el todavía líder de Podemos cargó contra esos inversores, culpándolos de ser las responsables de la escalada de los alquileres en España por su desproporcionado poder de mercado: «Los grandes propietarios en España son fondos buitre. Blackstone ya se ha convertido en el principal casero de España. ¿Y quién se beneficia de estos alquileres que cobra Blackstone. Blackstone nadie más».

En este argumento existen dos importantes falacias. Primero, que Blackstone sea el principal casero del país no equivale a que sea un casero muy importante. Este «fondo buitre» (tal como lo llama Podemos) es propietario de casi 40.000 viviendas en nuestro país, mientras que el número total de hogares que viven de alquiler en el conjunto de España es de 3,4 millones, esto es, el mayor casero de toda nuestra geografía posee poco más del 1% del stock de vivienda en alquiler. De hecho, si computáramos no sólo la vivienda alquilada sino también la potencialmente alquilable (esto es, viviendas secundarias y viviendas vacías), el porcentaje se ubicaría más bien en el 0,4%. Y aunque es verdad que aproximadamente la mitad de esas 40.000 viviendas se hallan en Madrid, el porcentaje de inmuebles que controla dentro de esta provincia seguiría siendo de poco más del 3%computando únicamente viviendas alquiladas o del 2,3% añadiendo las viviendas potencialmente alquilables. En cualquier caso, pues, se trata de un mercado altamente fragmentado. Segundo, tampoco es verdad que sólo Blackstone se beneficie del alquiler de estas viviendas: por un lado, quienes se benefician son los inquilinos, que han conseguido un hogar en el que vivir sin tener que reunir el capital necesario como para adquirir o construir el inmueble (por supuesto, los inquilinos querrían beneficiarse todavía más de la situación: por ejemplo, abonando alquileres más bajos, pero eso no significa que hoy no salgan ya beneficiados). Por otro, también salen beneficiados los accionistas de Blackstone, que son literalmente millones de personas repartidas por todo el mundo (no hay ningún gran accionista que controle personalmente a este banco, de modo que todas sus ganancias son distribuidas entre esos millones de copropietarios). Parece, pues, que ha regresado el Iglesias más populista.