Recuperación del turismo
Más de 300.000 empleos en ERTE penden de un hilo si fracasa el verano
De los 598.000 trabajadores que siguen en paro temporal, casi la mitad depende directamente del turismo
De poco les vale a los 3.653.900 desempleados con los que se cerró el primer trimestre el horizonte de arcoíris y nubes de algodón dibujado ayer por el presidente del Gobierno para 2050. Con la tasa de paro en el 16%, según la última Encuesta de Población Activa, de poco les vale tampoco a los 598.729 trabajadores que se encuentran en situación de paro temporal, a fecha de 11 de mayo, acogidos por Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
Buena parte de ellos, más de la mitad, llevan sufriendo los estragos de la inactividad desde el comienzo de la pandemia y los anuncios de que el Gobierno vaticina una tasa de paro en el 7% para 2050 no parece que vayan a mitigar la incertidumbre en la que viven desde hace un año.
Y es que más de 300.000 puestos de trabajo protegidos hasta ahora por los ERTE penden de un hilo si fracasa la temporada turística, que necesita no solo una ligera mejoría respecto al verano pasado sino un despegue meteórico si se pretende salvar esos empleos, fuertemente vinculados al turismo. De los 598.729 trabajadores en ERTE (415.661 en suspensión total de actividad), 100.398 disponen de un contrato de trabajo vinculado a los servicios de alojamiento, lo que supone que el 47,52% de los afiliados de ese sector está en ERTE ).
Pero el sector más numeroso de trabajadores que sigue en ERTE es el de las comidas y bebidas, con 178.465 trabajadores en situación de paro temporal, lo que representa que el 20,89% de los afiliados en esos empleos está en ERTE). Es cierto que muchos de ellos han sufrido hasta ahora las restricciones en la restauración y los confinamientos, pero también lo es que muchos trabajan en establecimientos situados en localidades costeras, donde el impacto de la crisis turística ha sido devastador.
Pero no son los únicos puestos de trabajo que se podrían convertir en ERE si no lo remedia la llegada intensa de visitantes internacionales y el turismo nacional. El transporte aéreo es otro de los grandes damnificados, con 13.766 trabajadores acogidos a ERTE (el 40,75% del sector). El propio ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha reconocido que hay sectores donde será necesario realizar ajustes en las plantillas ya que su recuperación será menos intensa que en el resto, apuntando directamente a tripulaciones, tanto de tierra como de aire. En parecida situación se encuentran los empleados de las agencias de viaje, con 22.800 de ellos protegidos por los ERTE, lo que supone nada menos que 61,12% de los afiliados del sector. Tras el verano pasado, la tercera ola que se llevó por delante la campaña navideña y la Semana Santa ha dejado muy mermadas sus expectativas, que se fían a una recuperación meteórica de las reservas. En total, 315.429 empleos en la cuerda floja si el turismo no despega con fuerza.
Pese a que muchos líderes políticos y dirigentes regionales han pasado de enarbolar la bandera de la «turismofobia» a poner velas a los santos para que los visitantes extranjeros vuelvan a colmar las calles y restaurantes de sus territorios, lo cierto es que las perspectivas son menos halagüeñas de lo esperado por culpa de las escasas acciones coordinadas que se acometen.
Mientras la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, aseguraba esta semana que Canarias está «a las puertas» de recuperar el mercado británico y se mostraba convencida de que este verano será posible que los británicos pasen sus vacaciones en las islas, lo cierto es que Londres y Berlín siguen mirando con recelo los datos de España y mercados como el portugués nos comen el terreno con el 85% de las reservas cubiertas. De hecho, Portugal autoriza desde el lunes los viajes no esenciales desde Reino Unido y de países de la UE y asociados al espacio Schengen con una incidencia a 14 días inferior a 500 casos por 100.000 habitantes.
En lugar de desplegar cartelones para vender España como destino seguro en los edificios de las principales arterias de las capitales emisoras, Sánchez presentó ayer su visión en 2050.
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