Evolución bursátil

Wall Street, entre la euforia y el temor a otra burbuja

El mercado español sube el 1,36% semanal y roza la cota de los 9.000 puntos perdida hace mes y medio

La Bolsa española ganó este viernes el 0,23 % y rozó los 9.000 puntos
La Bolsa española ganó este viernes el 0,23 % y rozó los 9.000 puntosAltea TejidoEFE

Siguen lloviendo los récords en Wall Street, el principal mercado bursátil global, y el que marca el devenir del resto de parqués mundiales. La semana que se acaba de cerrar ha seguido acumulando valores históricos máximos un día tras otro, apoyándose en los excelentes resultados de las grandes compañías estadounidenses y dejando a un lado los miedos por un posible impacto de la variante delta del coronavirus en la recuperación económica. Así, el Dow Jones de Industriales, el principal indicador de Nueva York, cerró el viernes con su cuarta marca histórica consecutiva y se situó en los 35.515,38 puntos, y el selectivo S&P 500 cerró en 4.468 enteros, con cuatro récords consecutivos en estos dos índices, circunstancia que no se daba desde 2017. El Nasdaq, en el que cotizan las principales tecnológicas, apenas tuvo oscilación, pero se mantiene en niveles máximos desde hace semanas.

Todo apunta a que la normalidad y el dinero vuelven a fluir en los mercados, pero, ¿hay riesgo de que todo se una nueva burbuja especulativa? Expertos y analistas no dudan de que el riesgo existe y, evidentemente, un pinchazo arrastraría de inmediato al resto del mundo occidental. Solo hay que fijarse en dos pequeños -o grandes- ejemplos: las bolsas batían récords como las actuales cuando a finales de los años 90 llegó el colapso de las puntocom, y en 2008, justo antes del colapso de las subprime y del estallido de la Gran Recesión, se vivía una nueva época dorada de la inversión. Con aquella Gran Crisis financiera, la mayoría de los valores perdieron casi de golpe el 50% de su valor y grandes entidades financieras, casi inmutables, como Lehman Brothers, desaparecieron.

Sin embargo, la confianza actual de los inversores es plena por la recuperación comercial, con las campañas de vacunación a pleno rendimiento y con buenas perspectivas de crecimiento, sumado todo a los excelente resultados de las cuentas de los grandes emporios estadounidenses, que han superado las expectativas de los analistas -sus beneficios suman el mayor porcentaje desde 2011-, resulta el cóctel perfecto para cerrar los efectos de la pandemia.

Aún así, los analistas de Blackrock (compañía de gestión de inversiones global) advierten de que todo apunta a que el fuerte crecimiento en la economía estadounidense se limitará a esta primera parte de la recuperación y señalan que a medio plazo se abren distintos escenarios. El primero es en el que ahora mismo estamos, apoyado en la reactivación del empleo y la aprobación en el Senado estadounidense del plan de infraestructuras, valorado en 1,2 billones de dólares y con el que se pretende meter una marcha más al crecimiento. Solo una mancha puede ensombrecer este buen camino: la inflación. Esta se mantiene más o menos estable, pero los inversores temen que un alza excesiva de los precios lleve a la eventual retirada de los estímulos monetarios de la Reserva Federal (Fed), que hasta ahora ha mantenido que el fenómeno inflacionista será pasajero, y esta retirada a un parón económico.

¿Y cómo repercute en las bolsas europeas en general y en la española en particular? Pues como es habitual, siguiendo su estela. La bolsa española cerró la semana con la tendencia alcista y acaricia la cota de 9.000 puntos perdida hace mes y medio. Pero flota en el aire el temor de los inversores a la expansión de la pandemia en países clave, como China o Estados Unidos, que puede hacer que se provoque un parón con efecto huida. El resto de plazas europeas avanzaban (Fráncfort también alcanzaba récords) a pesar de la caída de la confianza inversora en la zona euro (índice Sentix) y del empeoramiento del clima económico en Alemania en agosto (índice ZEW). Tampoco se desdeña que una posible crisis energética, derivada de los altos precios de la electricidad y de los carburantes, pueda poner en peligro el clima alcista.