Intervención del mercado eléctrico

Podemos pide decretar un precio fijo a la nuclear que cerraría las centrales

Ribera responde que la propuesta «no tiene en cuenta la normativa comunitaria»

Torres de tensión en el Cañaveral, Madrid
Torres de tensión en el Cañaveral, MadridAlberto OrtegaEuropa Press

El juego de consensos y disensos en la coalición de Gobierno socialcomunista es un equilibrio propio de un funambulista tuerto. No iba a ser menos en el caso de la escalada del recibo eléctrico, que ya está dando sustos monumentales a los consumidores domésticos y amenaza con disparar el IPC ante la necesidad de los comercios de trasladar el precio de la luz que pagan. Los ministros socialistas, entre ellos la titular del megavatio, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, no saben ya cómo responder a la batería de propuestas que un día sí y otro también lanzan desde la formación morada.

Si primero fue la ocurrencia de crear una eléctrica pública atesorando las hidroeléctricas sobre las que expirarán las concesiones –aquellos pantanos del régimen franquista que hasta hace unos meses Podemos quería liquidar– ahora apuestan por intervenir a su criterio el precio de la producción de energía.

En este sentido, los ministros de Unidas Podemos de Derechos Sociales y Agenda 2030 y de Consumo, Ione Belarra y Alberto Garzón, respectivamente, han enviado una propuesta a Ribera en la que se recoge establecer un precio fijo para la nuclear y un máximo para la hidroeléctrica. Esta iniciativa, según fuentes de la formación morada, puede aprobarse por real decreto ley y en un periodo «muy breve». Podemos calcula que estas reformas, que se ajustan a la regulación europea, supondrían «un ahorro de entre 1.500 y 3.200 millones de euros al año» para las familias. Belarra y Garzón proponen que la energía nuclear pueda ser adquirida por las comercializadoras a un precio fijo, a semejanza de Francia.

Las nucleares han pedido negociar un precio fijo, como en Francia, pero para evitar las pérdidas que actualmente padecen. Y es que los costes operativos y los impuestos de las nucleares se han disparado en los últimos años, y los ingresos han caído. Si tomamos como ejemplo las centrales de Endesa, el coste final de la generación nuclear en sus plantas asciende a 56 euros por megavatio hora, incluyendo los costes de capital. Si se tienen en cuenta los costes operativos, sumando solo los gastos por mantener operativa la central, los costes fijos y recurrentes y los impuestos, el coste asciende a 45 euros por megavatio hora. De estos, 21,4 euros son impuestos.

La cotización de los precios de la energía para los próximos años en los mercados augura una producción a pérdidas para las nucleares. En 2022, se espera un precio de 47,2 euros MWh, pero en 2023 y 2024 los precios están por debajo de 45 euros. Las centrales no solo no recuperarán los costes de inversión, tampoco los operativos de producción. En Francia, donde la generación nuclear es dominante y se están negociando precios regulados a la nuclear, no tienen los 13,4 euros de impuesto nuclear y los costes totales en lugar de ser 56 euros son 43 euros MWh. De acuerdo a esos 43 euros, se analizan precios regulados en una horquilla de entre 45-50 euros el MWh.

Para la energía hidroeléctrica Podemos propone un precio máximo, con un sistema similar al de otras renovables, de forma que «cuando el precio de otras energías, como el gas, sea muy elevado, este no podrá encarecer el de otras energías más baratas como la hidroeléctrica». Según esto, sería la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) la encargada de fijar, a través de una auditoría de los costes de generación, el precio de ambos tipos de energía.

De momento, ambas propuestas de Podemos han chocado con sus socios. Sobre la empresa pública, la ministra de Economía, Nadia Calviño, insinúo que era simplemente «una mala idea» y ayer Ribera consideró que la intervención de la nuclear e hidráulica «adolece de un análisis sobre su compatibilidad con la normativa comunitaria», aunque analizará la propuesta «con el máximo respeto».