Opinión

A medio gas

Las cifras del acuerdo con la UE para topar el precio del gas y bajar así el recibo de la luz no son las que nos habían vendido desde el Gobierno

A estas alturas, sigo sin entender todo lo relativo a la tarifa de la luz y, lo que es más importante, he renunciado a enterarme. Creo que la mayoría de españoles se encuentran en la misma situación. Por otro lado, me resulta muy difícil comprender el contenido del acuerdo que se alcanzó en la última Cumbre Europea de Bruselas sobre el mercado ibérico, presentado aquí como un logro de Pedro Sánchez. No digo yo, ni que lo sea, ni que no lo sea, a la vista de que no hay manera de asimilar su contenido, por lo menos para los consumidores de a pie.

Habrá que esperar para ver si eso se traslada a la realidad en forma de una bajada sustancial del precio de la luz, que es lo que de verdad interesa a los usuarios, tanto grandes como pequeños. De momento, la aplicación del sentido común dice que el citado acuerdo, que se ha concretado hace unas horas en la capital comunitaria con los técnicos de la Comisión Europea, nos ha dejado a medio gas, porque no son las cifras que nos habían vendido desde el Gobierno.

Y ya que estoy con el gas, hace unos meses, justo antes de que Rusia invadiese Ucrania, la principal preocupación que tenían los responsables de la política energética de la Comisión Europea no era la subida de los precios del gas, que ya se habían disparado, sino era garantizar el suministro de este producto energético a corto plazo, porque la situación con Moscú ya se había puesto muy complicada y era necesario conseguir gas para pasar el invierno. Estaban enfrascados en ese momento en las negociaciones con Estados Unidos para lograr un acuerdo, que finalmente se alcanzó. No obstante, España no era uno de los países más afectados, a la vista del pacto con Argelia. Teniendo en cuenta este contexto, no se entendió muy bien el giro de la política de Pedro Sánchez sobre el Sáhara, que ha empeorado de forma muy notable las relaciones con los argelinos. Y, para remate, ayer los precios del gas se dispararon en toda Europa, tras el corte del suministro de Rusia a Polonia y Bulgaria. La cosa ya no es que nos quedemos a medio gas, sino que algunos Estados miembros se queden sin gas.