Macroeconomía

Y la fiesta se quedó sin alcohol

Powell, si se cumplen los pronósticos, dará hoy un paso importante y el BCE, antes o después le seguirá y afectará a todos

William McChesney Martin (1906-1998), según la leyenda monetaria, fue el mejor presidente de la Reserva Federal (FED), el banco central de EE UU, al frente del que estuvo entre 1951 y 1970, no mucho antes de que Nixon se cargara el patrón oro y el sistema de cambios, más o menos fijos, de Bretton Woods. McChesney defendía que “hay que quitar el alcohol de la fiesta antes de que ésta se anime demasiado”. Eso significaba controlar y reducir, si era necesario, el dinero en circulación y, sobre todo, la creación de nuevo. Uno de sus más famosos sucesores, Alan Greenspan –nacido en 1926–, no sólo no retiró el alcohol de la fiesta, sino que llevó todavía más y todo acabó en lo que él mismo llamó “la exuberancia irracional de los mercados” y la Gran Recesión.

Jerome Powell es el sucesor de McChesney y Greenspan y hoy, miércoles 4 de mayo, parece decidido a dejar la fiesta sin alcohol y, además, con pocos miramientos, aunque es cierto que ya lo había advertido cuando en marzo subió los tipos de interés 0,25 puntos. Ahora, con una inflación desmadrada en Estados Unidos y casi pleno empleo, Powell, secundado por los más “halcones” de la Fed se dispone a añadir 0,50 puntos más al precio del dinero, algo que, si además continúa –como está previsto– puede incluso costarle la reelección a Joe Biden, como ya le ocurrió en 1980 a otro demócrata, Jimmy Carter, derrotado en las urnas aquel año por Ronald Reagan.

La Unión Monetaria vive todavía en una fiesta con barra libre de alcohol monetario que, diga lo que diga Christine Lagarde,  presidenta del Banco Central Europeo (BCE), llega a su término. La primera subida de tipos de interés en la eurozona es cuestión de semanas, de meses –pocos– en el mejor de los casos. Lagarde y su equipo, “halcones” y “palomas” creen que el caso europeo es diferente del americano, pero sin embargo, coinciden en que hay que tomar medidas, por muy impopulares que sean. Powell, si se cumplen los pronósticos, dará hoy un paso importante y el BCE, antes o después le seguirá y afectará a todos. Por ejemplo, las hipotecas subirán –ya han empezado a hacerlo– de precio. Y es que la fiesta se va a quedar sin alcohol.