Macroeconomía
Calviño, en riesgo de «hacer un Solbes», pero más vale tarde que nunca
Como el ministro de Zapatero, puede haber tardado demasiado en rectificar, entre otras cosas, por no llevar la contraria al presidente
Confucio, que tenía doctrina para casi todo, defendía que «gobernar es rectificar». Nadia Calviño, que anda sobrada de carácter, incluso cuando trata con Pedro Sánchez, no consta que sea seguidora del confucionismo. Quizá por eso ha tardado, para algunos demasiado, en cambiar de opinión y todavía incluso no ha rectificado del todo. Corre el riesgo de «hacer un Solbes», aquel vicepresidente de Zapatero que era consciente –como luego explicaría en un libro– de que la situación económica se complicaba, pero que tardó mucho en tomar las medidas que había que tomar, entre otras cosas por no llevar la contraria al presidente. Al final, Solbes no resistió la contradicción y fue él mismo quien dimitió.
Nadia Calviño, que es técnica comercial el Estado, como Solbes, defendía hasta hace poco que la inflación era algo pasajero y que en la segunda mitad del año volvería al redil. No ha sido la única en equivocarse, porque los bancos centrales también han patinado lo suyo, pero tampoco sirve de consuelo. La vicepresidenta, de momento, ha empezado a rectificar y ha anunciado que el país debe prepararse «para trimestres complejos por una tasa de inflación elevada y persistente».
Como le ocurrió a Solbes, es probable que tenga una idea de qué medidas habría que adoptar ahora, pero se enfrenta con la llamada maldición de Jean Claude Juncker, ex primer ministro luxemburgués y expresidente de la Comisión Europea (2014-2019): «Sabemos lo que hay que hacer, pero no sabemos cómo ser reelegidos después de hacerlo».
Calviño, en algún momento llevó la contraria al presidente –incluso con testigos– y eso le generó más de un disgusto. Ahora, hará obedientemente lo que prefiera el inquilino de la Moncloa, que intenta convencer a todo el mundo de que es capaz de ganar las próximas elecciones, algo utópico –desde el punto de vista de su equipo– si aplica la política que habría que adoptar.
Quizá por eso, Calviño no se decide a rectificar del todo y aunque promete –significa sacrificios– un déficit inferior al 3% en 2025, también presume del fuerte crecimiento de la economía y del empleo. Desde hace más de 2.500 años «gobernar es rectificar». Lo dijo Confucio y más vale tarde que nunca.
✕
Accede a tu cuenta para comentar