Salud

Los «vapers», «una medida eficaz» para acabar con el tabaquismo

Las medidas de cesación y prevención en España resultan «insuficientes», siendo necesario aplicar también vías alternativas

Ignatio Ikonomidis, Athalanasios Tsakris y Ross Vlahos en la inauguración de la cumbre científica
Ignatio Ikonomidis, Athalanasios Tsakris y Ross Vlahos en la inauguración de la cumbre científicaPMI

Los múltiples efectos adversos que causa el tabaquismo a la salud y la regulación estricta de algunos países para abordar esta problemática no parecen ser suficientes, ya que no se han traducido en un descenso del número de fumadores, sino que la cifra se sigue manteniendo tras el paso de los años.

Por tanto, dado que las políticas de prevención y cesación parecen no mostrar los resultados esperados,la reducción del daño aparece como un sistema innovador para abordar la problemática del tabaquismo en la actualidad y para disminuir la nocividad que causa en los fumadores. Esta es la principal conclusión que han presentado en la quinta Cumbre Científica sobre Reducción de Daños del Tabaco celebrada en Atenas (Grecia), además de mostrar nuevos datos de investigación sobre productos alternativos y su papel en el control del tabaquismo.

La adicción al consumo de tabaco es una realidad que se extiende por todo el mundo, dejando tras de sí numerosas enfermedades e incluso llegando a provo c ar la muerte. Tanto es así que tan solo en España existen, aproximadamente, nueve millones de fumadores y cada año, mueren más de 50.000 personas en el país.

«Hoy por hoy la evidencia científica demuestra que las políticas de reducción del daño son una manera eficaz para contribuir a la lucha contra el tabaquismo. Es una alternativa que bien utilizada puede ser muy útil y necesitamos que los profesionales de la salud estén bien formados y que se pueda aplicar como una estrategia de salud pública más», tal y como explica a LA RAZÓN Fernando Fernández Bueno, miembro de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo y experto español que además intervino en este encuentro científico.

En este contexto, países como Reino Unido, Nueva Zelanda o Estados Unidos llevan años apostando por esta política, haciendo que la tasa de fumadores se reduzca notablemente. Por su parte, Reino Unido, pese a tener una política anti tabaco muy estricta, presenta una de las posturas más adelantadas en lo que reducción del daño se refiere, ya que en los últimos cinco años han conseguido reducir a la mitad el número de fumadores en su país, tal y como sostiene Fernández Bueno.

En cambio, la visión en España es diferente respecto a los países anteriormente citados, ya que no se están teniendo en cuenta las evidencias científicas existentes. Esta realidad se refleja en la última encuesta Edades, que indica que el porcentaje de fumadores españoles que no se plantean dejar de fumar se sitúa en torno al 37%-40% y está en aumento. Por su parte, Fernández Bueno asegura que tanto las políticas de cesación como de prevención del país son «muy buenas», pero estas están siendo «insuficientes», haciendo que la población fumadora y las políticas se estanquen. «Tenemos que mantener esas medidas y buscar vías alternativas como las políticas de reducción del daño para abrir puertas nuevas, ya que sino estas cifras se van a mantener», tal y como asegura este experto.

Productos alternativos

Es por ello que en este contexto, los productos alternativos al cigarrillo tradicional, como los conocidos «vapers» -sistema electrónico que calienta un líquido con sustancias como propilenglicol, glicerina, nicotina, saborizantes y otros aditivos- o los dispositivos de calentamiento de tabaco -el aerosol que libera contiene una cantidad menor de sustancias tóxicas en comparación con el cigarrillo tradicional-, se posicionan como la mejor opción para aquella persona que va a continuar fumando, dado que estos se encuentran libres de combustión. «Los efectos de estos productos alternativos son mucho menos malignos que el tabaco», tal y como afirmaba en este evento científico Panos E. Vardas, ex presidente de la Sociedad Europea de Cardiología.

No obstante, estos productos no son inocuos y no son buenos para la salud, por lo que no están enfocados para que se utilicen como algo lúdico porque llamen la atención o resulten «atractivos». Por tanto, por su parte, Fernández Bueno asegura que «el cigarrillo electrónico bien utilizado por profesionales es una excelente herramienta para que las personas dejen de fumar». En este sentido, es «importante» que dichos productos estén en manos de la salud o ventas en farmacias.

En este contexto, pese al miedo latente de la adicción a estos métodos innovativos por los más jóvenes, en España esto no se ha traducido en un aumento del tabaquismo en adolescentes, tal y como señalan las últimas encuestas Edades. «Si los cigarrillos electrónicos fueran una puerta de entrada, lo que hubiéramos visto es que los índices de tabaco en adolescentes se hubieran disparado. Sin embargo se mantienen, e incluso en países como EEUU se han reducido de tal manera que han caído a las cuotas más bajas en los últimos 30 años», asevera Fernández Bueno.

En definitiva, ya que a día de hoy existe todavía mucha gente que no va a dejar de fumar, estos productos hacen al menos que el daño que se va a producir en la salud sea el menor posible.