Economía
Antonio Garamendi: "Con estos Presupuestos, España pierde competitividad"
Tras dos meses al frente de la patronal, el empresario vizcaíno expresa sus dudas sobre la previsión de ingresos del Gobierno, pide una posición común frente al exceso de regulación de las regiones y critica la sobrecarga impositiva
Tras dos meses al frente de la patronal, el empresario vizcaíno expresa sus dudas sobre la previsión de ingresos del Gobierno, pide una posición común frente al exceso de regulación de las regiones y critica la sobrecarga impositiva.
Con el sello inconfundible de las familias patricias vizcaínas, en las que rige la tradición y en las que los negocios no entienden de ideologías, Antonio Garamendi (Getxo, 1958) atesora un currículo inabarcable que le ha valido para suceder a Juan Rosell al frente de la patronal CEOE. Liberal por los cuatro costados y constitucionalista por los mismos, es ante todo un pragmático en cuya cabeza sólo cabe una ecuación: más empresa es igual a más empleo y riqueza para todos. Una fórmula que no acaba de ver reflejada en las cuentas del Gobierno.
–¿Está inflada la previsión de ingresos del Gobierno en los Presupuestos?
–Hemos trasladado a la ministra de Hacienda nuestra profunda preocupación por la deuda, que está en el 97% del PIB. La deuda, que está en manos extranjeras en un 70%, hay que pagarla. Esto es clave para que España sea atractiva. Afrontamos un contexto en el que la economía mundial no va a crecer al 4% como en los pasados años sino un poco por encima del 3%, algo menos en los países más desarrollados. Tenemos la guerra comercial entre EE UU y China, signos de desaceleración en Alemania, el Brexit, que puede afectar de forma muy seria a las empresas españolas, y el problema de Cataluña, que es el 20% del PIB español, y que afecta a las cuentas. Además, Draghi ya nos ha anunciado que el ciclo cómodo en los tipos de interés toca a su fin.
–Un vuelco de escenario.
–Por eso planteamos que es crucial el rigor presupuestario, no gastar más de lo que se tiene. Hemos dicho que nos gustaría que el objetivo de déficit fuera el 1,3% y no el 1,8%. Y me da igual lo que hubiera hecho antes Rajoy porque nosotros no estamos en política. La política presupuestaria debe ser estricta. La ampliación al 1,8% ya nos parecía negativa. Le pongo un ejemplo simple: cuando en una casa las cosas no van tan bien como antes, no es el momento de cambiar la cocina. Por eso nos preocupa que haya más gasto del que debe de haber y menos ingresos de los que se prevén. Tenemos nuestras dudas sobre el tema de los ingresos. Además, constatamos que siempre recae todo sobre los mismos: las empresas. Eso lastra la competitividad lo que se dejará notar en la aportación de las exportaciones en el PIB y se creará menos empleo.
–¿Qué dudas albergan sobre los ingresos?
–Cobrar más tipos no significa que vayas a recaudar más. Puedes contraer la actividad económica y conseguir que se recaude menos. Y si recaudas más, a medio plazo esas empresas no van a disponer de esos recursos para invertir más y crear más empleo. Esto consiste en generar más riqueza.
–¿Prevén ese ciclo negativo?
–Primero tenemos que evaluar cuándo entrarán en vigor estos impuestos. Si es en junio, no recaudarán todo el año, sino la mitad y no se cumplirá el objetivo. Además, una parte esos impuestos no se pueden repercutir y en la otra recaerá sobre los consumidores, lo que puede contraer la economía.
–Entonces, ¿cree que los PGE son negativos?
–Son unos PGE expansivos en un momento en que habría que tener más rigor presupuestario. Debería haber más gasto corriente. Realmente lo que hace el país es perder competitividad.
–¿Quién va a pagar el impuesto sobre las transacciones financieras?
–Los clientes. Lo que no puede ser es que determinados impuestos se paguen sólo en España. Hace falta armonización en la UE porque estamos perdiendo competitividad con mercados próximos. Con el Brexit, España debería ser una pista de aterrizaje para las empresas que salgan. Cuando se trasladan, las empresas valoran no sólo los impuestos de sociedades sino los que pagan sus empleados y las cotizaciones.
–¿Lastra esta sobrecarga impositiva la oportunidad de captar empresas?
–Por supuesto.
–¿Se ha precipitado el Gobierno de Sánchez al implantar la «tasa Google»?
–No puede ser que sólo en este país gravemos a las tecnológicas cuando pueden estar operando aquí desde Portugal. Google se va a instalar allí porque tiene atractivos fiscales y hay un Gobierno de izquierdas. Luego no es un problema de derechas o izquierdas. Hay que jugar en el mismo terreno que los demás. Ojo, no digo que estas actividades no paguen impuestos.
–Se quejan de que la proporción de recaudación que procede de las empresas es superior a la media europea. ¿Con qué argumentos?
–Los impuestos a las empresas no son sólo el de Sociedades, también engloban las cotizaciones sociales, que se han destopado un 7%. Eso significa que los salarios suben un 7%. Acaban de subir por Real Decreto y sin contar con el diálogo social el Salario Mínimo. Todo eso son costes.
–¿Están notando las empresas esa subida del SMI?
–Va a depender de las empresas, los sectores y las regiones. Hay territorios donde los convenios ya sobrepasaban ese SMI. Cuando te sube de golpe y porrazo el coste laboral un 23%, hay lugares y actividades donde no se puede trasladar ese coste a los clientes. Imagine subir un café un 23%. Estamos en año electoral y los partidos deben de ser responsables. La carta a los Reyes Magos no tenemos por qué pagarla los empresarios.
–Se han posicionado siempre en favor de la Unidad de Mercado, ¿es necesaria una recentralización?
–Es compatible el sistema autonómico con la Unidad de Mercado y la eficacia del Estado. La ruptura de la Unidad de Mercado se da no porque las regiones tengan competencias, sino porque se están montando a su aire normas que van unas encima de otras y las comunidades no se hablan entre ellas. Esto produce distorsiones que son incomprensibles. Hay 180.000 páginas del BOE y 740.000 de los boletines de las comunidades autónomas. El término recentralización me da un poco de miedo. Sí es verdad que hay temas que irían mejor si se gestionaran a nivel estatal, como el conflicto del taxi. Lo lógico, en ese y otros temas, es tener una posición común.
–Algunos partidos quieren ir a un modelo federal.
–España es más que federal. En un Estado federal todos tienen las mismas competencias.
–Les acusan de vetar la contrarreforma laboral.
–Lo que no entiendo es que un sindicato diga que tiene un acuerdo con el Gobierno cuando esto es una mesa tripartita. No puede ser que me den un papel que ya está acordado y me digan: «esto o nada». El Gobierno me dice que no, pero me sorprende porque es la segunda vez que se lo escucho a los sindicatos. En cualquier caso, nosotros defendemos el convenio colectivo. Hay 2.500 mesas de convenios colectivos, que cubren al 80% de los trabajadores. Los firmamos nosotros. En los convenios de empresa también se sientan los sindicatos. Lo que decimos es que debe ser la empresa la que tenga la libertad de elegir. La ultraactividad [que los convenios sigan vigentes aunque hayan prescrito] es un elemento de la negociación colectiva. Hay muchos convenios que la tienen y otros tantos que no en función de las contraprestaciones. Hay sitios donde no hay problemas y otros donde sí.
–¿Qué ofrece la patronal para mejorar la situación de las camareras de piso?
–En el tema del artículo 42 (subcontratación de obras y servicios), estamos a favor de que la actividad externalizada esté en el convenio sectorial nacional de turno. Así te cargas el tema de las camareras de piso. Queremos resolver el problema de las empresas multiservicios que han utilizado algunos convenios para su propio beneficio. En la propia negociación colectiva llegamos a un acuerdo con los sindicatos para intentar solventar el problema de las externalizaciones de la subcontratación. Eso resolvería muchas cosas en este país y estamos dispuestos a abordarlo en la medida justa.
–¿Respaldan el subsidio a mayores de 52 años?
–Cómo no vamos a querer ayudar a estos trabajadores, pero queremos saber cómo financiarlo. Tiene que quedar claro que un trabajador a esa edad es joven.
–¿Y sobre el registro horario obligatorio de la jornada?
–El planteamiento es antediluviano. ¿Que en algún caso hay gente que está abusando de las horas extras? Pues que vaya la inspección. Hablamos de la conciliacion de la vida laboral, del «flexitrabajo», pero en unos sitios se puede hacer y en otros no.
–¿Apoyan retrasar la edad de jubilación?
–Lo que sabemos en que en los años 60 había cuatro personas cotizando por jubilado, hoy, dos por uno y dentro de 20 años, 1/1. La jubilación real es de 62,5 años cuando debería ser 67 años. Dar y dar por interés político no asegura la sostenibilidad de las pensiones. Tenemos que analizar lo que pagan los autónomos y lo que reciben, 3.000 millones de euros. Hay que ir a pagar en función de lo que ganas. Si un año ganas menos, pagas menos.
–¿Necesitamos más inmigrantes o fomentar la natalidad subvencionada?
–Ambas. La inmigración es positiva para España.
¿Se ha frenado la fuga de empresas de Cataluña?
–Se ha frenado porque ya se han ido muchas, unas 5.500, y muy gordas. Ahora hay que valorar la pérdida de inversión.
–Se ha filtrado su sueldo con cierta polémica.
–No hay polémica. Si alguien ha sido transparente en esta casa he sido yo. La retribución, que no es un sueldo sino una dieta, fue aprobada por la Junta Directiva. Algún medio se permitió hablar de ocultismo cuando no es así.
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