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¿Es el momento de comprar un coche eléctrico? Todas las claves para saber si es rentable
Pese a las ayudas otorgadas, el coche eléctrico sigue siendo más caro que el vehículo de combustión
Pese a las ayudas otorgadas, el coche eléctrico sigue siendo más caro que el vehículo de combustión
El actual Gobierno aprobó el pasado 15 de febrero el plan MOVES a través del cual se pretende incentivar la compra de vehículos eléctricos. Para este plan se han dedicado 45 millones de euros, entre el 20 y el 50% se destinará a incentivar la compra. Esto se traduce en ayudas de 5.000 euros para aquellas personas que quieran comprar este tipo de coches. El problema es que solo hay fondo para que 4.090 puedan beneficiarse de este plan. A esta ayuda del gobierno, hay que sumar hasta mil euros de ayuda concedidos por el concesionario. Lo que supone un descuento total de 6.500 euros.
Según un estudio realizado por HelpMyCash, a pesar de las ayudas la compra de vehículos eléctricos, la venta de estos no superó el 0,32% en el pasado año. Esta cifra se encuentra muy lejos de la de países como Noruega, que alcanza un 40%. Los principales problemas que identifican con este tipo de coches son: el precio, la autonomía insuficiente (menos de 100 km) y la escasez de puntos de recarga.
El informe comparando dos modelos: el SEAT León, el coche más vendido en España de 2018, y el Nissan Leaf, el segundo eléctrico más comprado y que por diseño y estilo permite hacer una comparativa plausible con el León.
La versión más sencilla del Leaf cuenta con un motor de 150 CV de potencia que tiene una autonomía de unos 300 km, lo que permite, además de beneficiarse de las ventajas de circular por la ciudad (no pagar zona azul y poder utilizar el carril bus en muchas poblaciones), salir a la autopista y hacer trayectos interurbanos. Su velocidad máxima está limitada a 144 km/h. ¿El precio oficial de salida? 31.300 euros.
Enfrente sitúan al León, también en su versión más básica. En cuanto a prestaciones, tiene más autonomía y un repostaje más sencillo, aunque no cuenta con otras ventajas de las que sí disfruta el Leaf. Su precio oficial, 19.270 euros.
A continuación, comparan cuál sería el coste de ambos incluyendo los descuentos disponibles con el Plan MOVES y aplicando la financiación bancaria media para cada caso.
La diferencia antes del descuento y de la financiación es de más de 12.000 euros. Si se aplica la subvención del Plan MOVES, la del concesionario y el coste de los préstamos medios para cada tipo de vehículo, esa diferencia se queda en 5.280 euros, pero se tienen en cuenta otras consideraciones:
Se estima que el desembolso en gasolina y diésel quintuplica el del consumo del coche eléctrico. Recorriendo unos 15.000 kilómetros al año, el gasto anual para el coche de gasolina sería de 975 euros, mientras que el eléctrico se quedaría en 195 euros.
La mayoría de marcas incluyen la batería del vehículo (la parte más cara y sensible del automóvil). Alguna otra, en cambio, permite comprar el coche sin batería (reduciendo notablemente su precio) y disponiendo de ella a través de un alquiler mensual cuyo coste variará en función de su voltaje entre los 70 y los 120 euros aproximadamente.
El mantenimiento, así como los cargos por impuestos, peajes o aparcamiento suponen un desembolso menor en los vehículos eléctricos.
Según el Observatorio de Cetelem de 2018, los españoles cambian de coche cada 14 años. Es difícil decir con exactitud a partir de qué kilómetros o años pasa a ser
rentable el vehículo eléctrico, lo que parece seguro es que mucho menos de ese tiempo.
En el otro lado de la balanza, hay que tener en cuenta que, debido a la falta de infraestructuras que faciliten la circulación de vehículos eléctricos, resulta más cómodo poseer un coche de combustión que uno eléctrico. Además, el período de obsolescencia puede ser más corto para los coches ecológicos, ya que la inversión en el desarrollo de estas tecnologías es cada vez mayor y los modelos nuevos incorporan novedades cada poco tiempo.
Conclusiones
Con todos estos datos en la mano, HelpMyCash.com saca las siguientes conclusiones:
España se encuentra por detrás de muchos países de su entorno, tanto en inversión económica como en la regularidad de las iniciativas.
Algunos bancos ofrecen muy buenas condiciones para la financiación de vehículos eléctricos. Presentan grandes rebajas respecto a los préstamos para pagar coches
diésel o gasolina.
Además de subvenciones, ayudas y la creación de infraestructuras, es necesaria una reforma fiscal que penalice los motores más contaminantes y favorezca la compra de los ecológicos.
Las ayudas se acaban enseguida debido a la poca dotación económica que los sustentaba (se acabaron en solo 24 horas en 2017). Para el MOVES, el problema podría repetirse. Decidirse rápidamente es importante para conseguir la subvención.
Algunos ayuntamientos intentan favorecer la circulación de coches eléctricos por sus ciudades pero sería mejor una política conjunta a distintos niveles
(consistorios, diputaciones, comunidades y Estado), para lograr un efecto mayor.
Los descuentos hacen que las diferencias entre los precios se reduzcan. Por tanto, con pocos años de uso el coche eléctrico puede ser más rentable que el de combustión debido a su menor coste en mantenimiento y repostaje.
Comprar un vehículo eléctrico ahora puede suponer que en meses o pocos años quede desfasado debido a los nuevos avances tecnológicos en la materia.
Una solución intermedia como son los coches híbridos puede ser interesante: pueden beneficiarse de los descuentos estatales, son más baratos que los eléctricos y
presentan menos trabas para su uso (en cuanto a autonomía y repostaje).
No es posible encontrar un automóvil eléctrico por menos de 20.000.
Los bancos por su parte, ofertan créditos sostenibles a través de los cuales financiar un coche eléctrico sale un 30% más barato. Sin embargo, aunque se apliquen menos intereses a la financiación, la cuota mensual es más elevada que la de un automóvil de combustible ya que el precio total es mayor.
Como conclusión del análisis podemos extraer que las actuales ayudas gubernamentales son insuficientes para motivar la compra de vehículos no contaminantes.
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