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Berlín sospecha que 17 marcas de coches han trucado las emisiones

Cinco fabricantes alemanes aceptan revisar 630.000 vehículos tras detectar las autoridades que los sistemas de control de gases se desconectan antes de lo permitido

Se revisarán un total de 630.000 coches de cinco grandes marcas alemanas
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Cinco fabricantes alemanes aceptan revisar 630.000 vehículos tras detectar las autoridades que los sistemas de control de gases se desconectan antes de lo permitido

Las consecuencias del escándalo «dieselgate» de Volkswagen (VW) no han cesado a pesar de haber transcurrido siete meses desde la revelación del fraude. El Gobierno alemán anunció ayer que hasta 630.000 automóviles de fabricantes alemanes serán retirados y reparados tras haberse detectado ciertas irregularidades en sus niveles de emisión de gases contaminantes. Están implicados 22 modelos y 17 marcas, entre ellas, las alemanas Audi, Porsche, Opel, Mercedes y Volkswagen, aunque también muestran anomalías en los resultados automóviles de fabricantes como el francés Renault, los japoneses Nissan y Suzuki, los italianos Fiat y Alfa Romeo, o el estadounidense Chevrolet.

El ministro de Transportes germano, Alexander Dobrindt, anunció ayer que pedirá a estas cinco marcas nacionales la modificación de su mecanismo de filtración de las emisiones contaminantes. Los análisis han revelado que este sistema se desactiva automáticamente cuando percibe que la temperatura exterior desciende hasta un determinado límite, por lo que se contamina en mayor proporción. Según una directiva de la Unión Europea (UE) esto no está permitido, a excepción de accidente o fallo de motor. Sin embargo, la legislación comunitaria en esta materia no es del todo precisa y podría ser interpretada de manera muy diferente por las diversas compañías automotrices, algo que Berlín también se afanará en mejorar.

El ministro también puntualizó que, según los análisis llevados a cabo hasta el momento, Volkswagen es el único en el que se ha detectado la instalación de un software para manipular las emisiones deliberadamente.Los fabricantes siguen insistiendo en que el gran fraude de Volskwagen no fue más que un caso aislado y que la industria no debería estar bajo sospecha general, algo aún pendiente de demostrar. Tras el destape del escándalo Vokswagen, las acciones de la mayoría de las grandes marcas automovilistas alemanas bajaron significativamente en bolsa.

Hasta el momento, Dobrindt ha hablado de «retirada voluntaria» y sólo ha dicho que estos 22 modelos «plantean dudas», por lo que tendrán que ser ajustados y «optimizados» hasta mostrar unos niveles de polución adecuados en el marco de las leyes europeas. Todo parece indicar que las marcas aceptarán. Al igual que ocurría con los motores diésel de Volkswagen, estos modelos arrojan más cantidad de la permitida de óxido de nitrógeno (NOx), altamente perjudicial para el medio ambiente y para la salud. «El proceso técnico ha planteado interrogantes», confirmó Dobrindt.

Sin embargo, el proceso no finalizará aquí. Dobrindt aseguró ayer que se llevarían a cabo más pruebas para evitar fraudes como el «dieselgate», el gran escándalo de uno de los orgullos de la industria alemana. Otra de las medidas anunciadas será lo que él denominó «exámenes de dopaje sin previo aviso»; es decir, revisiones sin planificación para detectar posibles irregularidades. El ministro ha asegurado que esta iniciativa ayudará a arrojar resultados realistas. Durante el año 2017, seguirán los exámenes y las pruebas completas en laboratorio.

El ministerio de transporte presentará en las próximas semanas un plan a la Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA) para solucionar el problema y dar comienzo a la revisión de los automóviles. El proceso tiene previsto finalizar antes de concluir el año 2016. En el caso de los vehículos de fabricación extranjera, la homologación no es competencia de las autoridades alemanes, aunque sí se informará a los organismos competentes.

Alemania, tras el golpe al prestigio de su industria que supuso el escándalo Volkswagen, se erigió como la primera autoridad europea en garantizar el cumplimiento de los vehículos de todas las directivas. Alexander Dobrindt reveló ayer los resultados de meses de investigación realizados por la KBA, en los que se llevaron a cabo 56 mediciones en 53 modelos, tanto nacionales como extranjeros. La investigación se ha basado, en parte, en detectar software ilegal y en estudiar los niveles de emisiones de gases contaminantes. El fabricante automovilístico número uno en el mundo, el prestigioso Volkswagen, perdió en septiembre parte de su prestigio al reconocer que había manipulado 9,5 millones de vehículos para falsificar su emisión de gases contaminantes, después de ser denunciado por organismos estadounidenses.

El portavoz del fabricante automovilístico Mercedes-Benz, interpelado por la Prensa, ha dicho que todo eso son «especulaciones», a pesar de que en esta compañía se abrió una investigación interna tras el «dieselgate». Hasta el momento, no ha habido reacciones de Volskwagen o del también fabricante alemán Opel, perteneciente actualmente a General Motors.

Sin embargo, el trabajo de la KBA y el Ministerio de Transportes durante estos meses no ha satisfecho a parte de la oposición, así como algunas asociaciones ecologistas. «VW engañó durante años a los consumidores y, durante mucho tiempo, estuvo perjudicando al medio ambiente, pero no fue el único, lo hicieron casi todos los fabricantes automotrices. Y todo ello con el conocimiento del Gobierno», apuntó Bärbel Höhn, parlamentario de Los Verdes.

- AUDI (A6)

- PORSCHE (Macan)

- VW (Amarok, Crafter)

- OPEL (Insignia, Zafira)

- MERCEDES (V250bluetec)

- ALFA ROMEO (Giulietta)

- CHEVROLET (Cruze)

- DACIA (Sandero)

- FIAT (Ducato)

- FORD (C-Max)

- HYUNDAI (ix35, i20)

- JAGUAR (Xe)

- JEEP (Cherokee)

- LAND ROVER (Range Rover)

- NISSAN (Navara)

- RENAULT (Kadjar)

- SUZUKI (Vitara)

Tod

os los medios de comunicación que avanzan esta información coinciden en destacar que el análisis encargado por el Gobierno alemán no ha detectado sistemas de manipulación de las emisiones similares al que empleó Volkswagen, el mayor fabricante de vehículos de Europa.

Tras destaparse el caso Volkswagen el año pasado, el Ministerio de Transportes encargó a la Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA) estudiar los niveles de emisiones de gases contaminantes de más de 50 modelos de una veintena de fabricantes tanto alemanes como extranjeros.

En noviembre, tras analizar unos dos tercios de todos los modelos, la KBA ya avanzó que había detectado valores de emisiones de gases por encima de lo permitido en varios fabricantes.

Entonces abrió una fase de consultas con los constructores afectados e indicó que posteriormente podrían buscarse "consecuencias legales".

En septiembre Volkswagen había reconocido -tras una denuncia de las autoridades medioambientales de EEUU- haber incluido un software ilegal en unos 9,5 millones de vehículos para que, cuando fuesen llevados a un banco de pruebas, emitiesen gases como el NOx cumpliendo con la legalidad, cuando en condiciones normales contaminaban más.