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Bienestar financiero, la clave para dormir a pierna suelta

Alcanzarlo y que el dinero deje de ser una causa de estrés es posible si aplicamos la planificación y priorizamos el ahorro

Hay que pensar que nuestras decisiones presentes incidirán en nuestras resoluciones futuras/dreamstime
Hay que pensar que nuestras decisiones presentes incidirán en nuestras resoluciones futuras/dreamstimelarazon

El estrés se define como un sentimiento de tensión física o emocional que puede provenir de cualquier situación o pensamiento que nos haga sentir frustrados o nerviosos. Esta fuente de preocupaciones, que incluso puede tener consecuencias negativas sobre nuestra salud, tiene diversas causas, y una de las principales tiene que ver con el dinero. Según revelan distintos estudios realizados por importantes consultoras, casi la mitad de los trabajadores reconoce que sus finanzas son su principal quebradero de cabeza, y el 19% incluso asegura tener problemas de sueño por este motivo. ¿Cómo conseguir que el dinero deje de ser un impedimento para dormir a pierna suelta? Fundamentalmente, alcanzando aquello que se ha dado en denominar bienestar financiero. Se trata de un concepto muy extendido en países anglosajones, fundamentalmente en Estados Unidos, y que, poco a poco, se va introduciendo en España.

Désirée Gémar, directora de Relación con los Inversores de Fidentiis y profesora de IEB, lo define como una situación en la que el individuo que la vive está exento de tensiones porque no tiene deudas, se siente libre financieramente y es capaz de afrontar imprevistos sin sobresaltos. En definitiva, se trata de no tener preocupaciones a causa del dinero. Sin embargo, aunque no lo parezca, el poder adquisitivo no es el que nos ofrece esta tranquilidad, sino la capacidad de organizar nuestras finanzas y, sobre todo, de proyectar nuestra situación económica pensando en el futuro porque, generalmente, unos mayores ingresos se acompañan de unos gastos más elevados que pueden también conducir irremediablemente a sentir estrés financiero. «Al contrario de lo que se puede pensar, conseguir este bienestar no requiere de unos importantes ingresos ni tampoco de unos amplios conocimientos financieros. Se trata sólo de planificación y de aplicar el sentido común, de conocernos a nosotros mismos y de pararnos a pensar cuál es mi realidad económica actual, pero también de cómo quiero o espero que sea mi vida a medio y largo plazo, pensando en dentro de 10 años o incluso en mi jubilación, sobre todo teniendo en cuenta que España es el segundo país más envejecido del mundo, tan sólo por detrás de Japón», explica.

Pensar siempre en el futuro

Para conseguir el bienestar financiero, Gémar aconseja que se lleve a cabo un cambio de hábitos, así como que se adquieran unas rutinas que nos permitan organizar nuestras finanzas presentes, pero también futuras. «Dedicamos un tiempo semanal a ir al gimnasio para cuidar nuestra salud, pero muy pocas personas reservan intervalos para pensar en sus finanzas. Es importante tener una disciplina que nos permita conocer nuestra estructura de gastos y de ingresos, y así decidir qué es lo que me puede permitir o lo que no; o si mi decisión presente a la hora de hacer un gran desembolso económico, por ejemplo comprar una casa, es la adecuada pensando en dónde estaré dentro de una década, si tendré hijos o seguiré manteniendo el mismo trabajo. Los españoles tendemos por nuestra mentalidad a vivir al día, endeudándonos muchas veces hasta casi el límite, pensando que estamos muy bien financieramente ahora, pero, cuando llega un imprevisto, nos es difícil afrontarlo. Entonces, comenzamos a perder bienestar y cada vez nos sentimos más estresados y preocupados, lo que también puede afectar a nuestra productividad», añade.

En este sentido, las empresas comienzan a ser conscientes de este fenómeno, por lo que muchas de ellas han comenzado a trabajar en la implementación de programas para ayudar a los empleados con sus finanzas. «Cada vez más, lo trabajadores buscan beneficios que van más allá de la retribución, es lo que se denomina salario emocional. Ayudar, por ejemplo, a los empleados a lograr el bienestar financiero forma parte del mismo. Por ello, es necesario poner en marcha programas que incluyan aspectos como la retribución flexible, la refinanciación de préstamos, pero también otros que incidan en la protección personal y familiar, como la contratación de seguros de vida, accidentes o enfermedad, que puedan ayudar a los empleados a construir su futuro, pero también a preservarles ante posibles eventualidades», destaca Óscar Herencia, director general de MetLife España.

Sacrificios

Pero no es todo planificación. Alcanzar el bienestar financiero también exige de sacrificios y renunciar a muchos gastos en aras del ahorro. «La educación financiera comienza por tener unos buenos hábitos, un equilibrio entre ingresos y gastos y destinar una parte al ahorro y, lo que es más importante, no tocarlo. Educación financiera es concienciar de que hay que gastar después de ahorrar. Se trata de aplicar la famosa pirámide Maslow de necesidades humanas a las finanzas. Así, veremos que en la base se hallan situadas algunas necesidades como ingresos suficientes y protección, para, posteriormente ir escalando, hasta situar en los más alto, en la cúspide, la inversión», concluye Gémar.

Siguiendo estos consejos, «a priori» sencillos, puede que el dinero no nos quite nunca más el sueño.