Economía
El economista difunto de Trump
Trump sigue ahora las teorías de su asesor Stephen Miran, que ha explorado las teorías del desaparecido Robert Triffin, autor del también llamado «dilema de Triffin»
John Maynard Keynes (1883-1946), quizá el economista más influyente del siglo XX, venerado por los «socialistas de todos los partidos», como diría su rival, Friedrich Hayek (1899-1992), premio Nobel de Economía y liberal, escribe en las últimas líneas de su «Teoría general» que «los hombres prácticos, que se creen exentos por completo de cualquier influencia intelectual, son generalmente esclavos de algún economista difunto».
También añadía que «los maniáticos de la autoridad, que oyen voces en el aire, destilan su frenesí inspirados por algún mal escritor académico de años atrás».
Donald Trump no es una excepción y, aunque ni le suene ni lo haya leído, también es esclavo de un economista difunto. Se trata del belga Robert Triffin (1911-1993), que pasó parte de su vida profesional en Estados Unidos. Es conocido, sobre todo, por su análisis crítico del sistema monetario internacional y su formulación del «Dilema de Triffin».
Este concepto identifica el conflicto inherente para los países cuya moneda sirve como divisa de reserva mundial (como el dólar estadounidense bajo el sistema de Bretton Woods). Según Triffin, para que una moneda cumpla este rol, debe emitirse en grandes cantidades para satisfacer la demanda global de liquidez.
Sin embargo, esto genera déficits crónicos en la balanza de pagos del país emisor y pone en duda su capacidad para respaldar la moneda con activos reales, como el oro. Este dilema fue clave para anticipar, en su día, el colapso del sistema de Bretton Woods.
Triffin, que estaba algo olvidado, ha sido rescatado por Stephen Miran, el personaje que susurra asuntos económicos a Trump, y que acaba de ser ratificado por el Senado como director del Council of Economics Advisor (Consejo de Asesores Económicos) de la presidencia de los Estados Unidos.
Hasta ahora era estratega senior en Hudson Bay Capital Management –gestiona fondos de cobertura e inversiones alternativas–, fue cofundador de la firma de gestión de activos Amberwave Partners y miembro adjunto del Manhattan Institute.
En la anterior presidencia de Trump fue asesor de política económica para el Departamento del Tesoro entre 2020 y 2021, durante el mandato de Steven Mnuchin como secretario del Tesoro.
En noviembre de 2024, al mismo tiempo de la victoria "trumpista" sobre Kamala Harris, Miran publicó un informe titulado «Guía del usuario para la reestructuración. El sistema de comercio global», considerado el fundamento ideológico y técnico de la política arancelaria recién puesta en marcha y que puede suponer el final del orden económico mundial actual.
Miran defiende que «es posible que estemos a punto de un cambio generacional en los sistemas comerciales y financieros». En su informe, espeso y confuso, indica que «el deseo de reformar el sistema comercial global y mejorar la situación de la industria estadounidense ha sido un tema recurrente para el presidente Trump durante décadas».
A partir de esa premisa elabora su teoría, que ahora empieza a convertirse en política real, pero sobre cuyos detalles no parece probable que haya prestado atención el inquilino de la Casa Blanca. Quizá por eso, ya en noviembre, Miran explicaba que «existe un camino por el cual la Administración Trump puede reconfigurar los sistemas comerciales y financieros globales en beneficio de Estados Unidos, pero es un camino estrecho y requerirá una planificación cuidadosa, una ejecución precisa y atención a las medidas para minimizar las consecuencias adversas».
El jefe de consejeros económicos del presidente USA admite que el camino elegido es estrecho y tiene consecuencias adversas que hay que tratar de minimizar
No está claro, al menos por ahora, salvo que haya una estrategia tan milimétrica que sea imperceptible, que esa sea la senda adoptada por Trump y su equipo.
Desde luego, la pizarra exhibida en la Casa Blanca y la imposición de aranceles a una isla remota, habitada únicamente por pingüinos, parecen indicar lo contrario, a menos que la inteligencia estadounidense tenga indicios razonables de que la morada de los pingüinos será ocupada por China para establecer una base estratégica, como sugieren algunos de los exégetas más extravagantes del hombre que juega al golf en Florida mientras los mercados se hunden y afirma que ahora surgirán más oportunidades para hacerse rico.
Elon Musk, hasta ahora a su lado y que se ha gastado una fortuna en apoyarle, empieza a tener dudas y reclama aranceles cero con la UE. Miran, quizás —porque es algo confuso— en la estela del difunto Triffin que sostiene que «la raíz de los desequilibrios económicos radica en la sobrevaluación del dólar, lo que impide equilibrar el comercio internacional».
Trump, sin duda, tampoco sabe que «tarde o temprano, son las ideas y no lo intereses creados los que presentan peligros, tanto para el mal como para el bien», escribió también lord Keynes.