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Economía

España, undécimo país del mundo y tercero europeo como receptor de inversión exterior directa

El peso del capital extranjero en España representa el 57,9% en términos de PIB, porcentaje mayor al de Francia o Alemania, según Funcas

La inversión directa en la economía española Miguel RosellóLa Razón

España ha pasado de ser un país cerrado con escasa presencia de capital extranjero a posicionarse como un destino atractivo y prioritario para inversores internacionales. Esta trayectoria ha estado acompañada por una creciente internacionalización de las empresas españolas. El monográfico, “Inversión extranjera y multinacionales en España” del último número de Papeles de Economía Española, de Funcas, señala que en 2021, el peso del capital extranjero en España representaba el 1,8% del total mundial (8% de la eurozona), y en términos de PIB suponía el 57,9%, porcentaje mayor al de Francia o Alemania.

En 2022 y 2023, la inversión extranjera directa (IED) recibida por España aumentó de forma significativa, con una media de 40.000 millones de euros por año, mientras la inversión global decaía. Hoy la IED está en un punto de inflexión por la creciente incertidumbre y complejidad. La inestabilidad de las condiciones económicas y financieras, exacerbada por conflictos como la guerra en Ucrania y las tensiones geopolíticas, genera un entorno poco propicio para la inversión internacional, señalan los autores del informe.

Funcas constata que España mantiene una posición destacada tanto entre los principales receptores de inversión extranjera como entre los inversores más activos en el exterior. Según los datos de la UNCTAD, España ocupaba en 2023 el undécimo puesto a nivel mundial como receptora de flujos netos de IED, recibiendo 35.914 millones de dólares, equivalentes al 2,7% del total mundial, y el tercer puesto europeo, superando a Reino Unido y solo por detrás de Alemania y Francia.

Madrid, destino del 60,4% de la inversión extranjera

A nivel regional, desde 1993 Madrid ha sido el destino del 60,4% de los flujos productivos de inversión extranjera que han recalado en España. Siguen, a distancia, Cataluña (15,5%), País Vasco (4,9%), Comunidad Valenciana (3,5%) y Andalucía (2,2%). Como inversor en el exterior, España muestra una fortaleza similar, con flujos netos anuales superiores a 33.000 millones de dólares desde 1990. Ocupa el décimo lugar a nivel global y el quinto europeo, siendo responsable del 3,2% de los flujos globales emitidos en este período.

Desde 1993, los países de la OCDE han sido la fuente predominante, aportando el 90% de los flujos de IED productiva bruta. Dentro de este grupo, los países europeos han mantenido su posición como principal fuente de inversión, aunque su cuota ha disminuido en la última década. No obstante, aún representan el 68% del total histórico (57% en los últimos diez años). Reino Unido lidera la lista, con un 15,5% de las inversiones, seguido de Francia (12%), Alemania (8,3%), Países Bajos (7,2%) e Italia (6,2%). Las inversiones norteamericanas han ganado relevancia en los últimos años. EE UU destaca con un 15,1% del total histórico y superando el 20% en la última década.

Los expertos también resaltan el creciente impacto de la IED en el mercado laboral español. Las empresas de capital extranjero mantienen 1,88 millones de empleos directos en España, lo que representa el 9,1% de la población ocupada y el 7,9% de la población activa. Son 707.000 empleos más que en 2014 sobre todo por las grandes multinacionales cuya matriz se encuentra en los grandes países de la UE, EEUU y Japón.

En el caso de la inversión española en el exterior, destacan los sectores financiero y de transportes; fuera de los servicios, destacan energía y construcción, con un papel muy limitado para la industria manufacturera.

De cara al futuro inmediato, Funcas espera que la economía española continúe siendo un foco de atracción y de emisión de inversiones directas. Sin embargo, señala que no deben olvidarse otros factores que aquejan a la sociedad española como el aumento de las desigualdades, la pérdida de confianza en la instituciones o la polarización política, que tenderían a afectar negativamente a las perspectivas de crecimiento económico y, en consecuencia, a la evolución de la inversión directa.

La composición geográfica de la IED en España contribuiría a mitigar el impacto negativo de un eventual escenario de fragmentación geopolítica, apuntan los expertos, ya que los países cercanos geopolíticamente, como los miembros de la UE, EEUU y el Reino Unido, acumulan gran parte de los stocks de inversión exterior de nuestro país. Además, esta posición se ha visto reforzada tras la pandemia. Asimismo, la reorientación de la IED recibida por España a favor de países emisores afines ha sido mayor en los sectores de carácter estratégico. Como consecuencia, cabe prever que España seguirá en el futuro como un destino atractivo para la inversión directa.

El artículo de Rafael Myro, M.ª Elisa Álvarez y Josefa Vega apunta que la inversión de las empresas españolas en el exterior alcanza un valor equivalente al 40% del PIB y al 1,4% del stock de inversión mundial. Los autores destacan la imagen de elevada competitividad de las empresas españolas que invierten en el exterior, cuyo número total excede ya las 10.000, con predominio de medianas y pequeñas, que aprendieron e imitaron la experiencia inicial de las más grandes, entre las que se cuentan filiales de empresas multinacionales ubicadas en España.

También analizan los factores determinantes de la ola inversora inicial y las causas de la moderación posterior. "La especial intensidad de las últimas crisis en España y la situación crítica de algunas áreas tradicionales de inversión, como América Latina, serían las principales claves explicativas. En todo caso, la evolución registrada en 2022 y 2023 puede sustentar la expectativa de una nueva etapa de expansión", concluyen los expertos.