Jubilación
Feliz entrada de año
El comienzo del año nos da por fin un respiro laboral. Una buena bolsa de oxígeno. Los datos de desempleo del mes de diciembre conocidos ayer hacen que el 2013, si bien será previsiblemente duro en el mercado de trabajo, puede ir marcando un nuevo rumbo –tímido– hacia la creación de empleo en los próximos años. Este diciembre además ha batido ciertos récords. Es el mayor incremento de empleo en toda la serie histórica en este mes, y ello en la profundidad de la crisis que atravesamos es especialmente llamativo. Es cierto que el pasado marzo observamos un proceso similar, hasta llegado el verano, y que igualmente la «estacionalidad» pudiera matizar los números que acabamos de conocer, pero no por ello debemos dejar de deleitarnos por una noticia buena en nuestro maltrecho mercado laboral.
No obstante, conviene ser prudentes. Debemos seguir trabajando en mejorar el empleo en España. No nos podemos quedar quietos cuando el paro es el problema –con mayúsculas– de nuestra economía. La reforma laboral aprobada este año abunda en la buena dirección: ir corrigiendo poco a poco las deficiencias del mercado de trabajo. La experiencia práctica y su aplicación reciente está demostrando que empiezan a ser muchas las empresas que, frente al despido, optan por otros mecanismos de flexibilidad para reducir costes, como la modificación de condiciones de trabajo, las reducciones de salario y/o de jornada y los beneficios sociales, medidas que no son bienvenidas por nadie, pero que son menos traumáticas que la pura extinción del contrato.
Hace falta todavía mucha pedagogía para comprender el alcance de los nuevos elementos y bases que contiene la nueva legislación, pero a medio plazo, y poco a poco, estoy convencido de que el buen uso, no caprichoso, arbitrario o fraudulento, que hagan las empresas de la ley ayudará a salir de esta crisis de empleo de forma más rápida, o al menos, a conseguir que los meses venideros nos traigan parecidas noticias. Es necesario para ello, en primer lugar, un cambio de ciclo que propicie la actividad empresarial, pero también, un cambio de mentalidad de los protagonistas laborales –a veces más importante que la propia ley–aplicando la reforma en lo referente a la empleabilidad del trabajador y a la estabilidad en el empleo. Sólo así saldremos todos de ésta.
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