Gran Apagón
Las interconexiones, claves para las renovables, por debajo del 5%
Red Eléctrica admite que el intercambio con Francia es la mejor forma de integrarlas con «seguridad»
Las interconexiones de redes eléctricas entre países son claves para agilizar la penetración de las energías renovables en España, como reconoce Red Eléctrica en todos sus informes sobre las necesidades de ampliar la malla de redes con la vecina Francia.
«Las interconexiones nos permiten una mejor integración de la energía renovable, permitiendo exportar los excedentes cuando no sean integrables en el sistema», admitía Eduardo Prieto, director de servicios de operación de REE en su última comparecencia.
No es nada nuevo, pero poco ha logrado avanzar España en este capítulo para la inercia que lleva el despliegue renovable, especialmente el de la fotovoltaica, que deberá más que duplicar su potencia en cinco años siguiendo los objetivos marcados por los planes del Gobierno.
Solo en 2024, el sistema eléctrico español instaló 7,3 nuevos gigavatios renovables, equivalentes a toda la potencia nuclear instalada en los siete reactores operativos. Se trata de la mayor cantidad de energía renovable registrada hasta la fecha en un año.
A la cabeza, con 6 GW puestos en servicio durante este 2024, la fotovoltaica, que se ha convertido en la primera tecnología del parque generador español, con una participación del 25,1%, según los datos de REE contenidos en el informe anual sobre el sistema y las renovables.
Es decir, en cinco años España deberá dar cabida a 43,5 GW de fotovoltaica, para alcanzar los 76 GW que marca el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), puesto que a cierre de 2024 disponía de una potencia instalada de 32.350 megavatios.
Respecto a la eólica, según las mismas directrices del PNIEC necesitará alcanzar los 62 GW. La eólica sumó en 2024 1,3 nuevos GW (un 4% más) y alcanzó el 24,9% de potencia instalada del sistema. La eólica cerró el pasado año con una potencia instalada de 32.104 MW, con lo que deberá duplicar exactamente su actual capacidad de generación en esos mismos cinco años.
Y todo ello con las interconexiones en niveles muy inferiores a la media del continente europeo.
Cuanto la mayor es la capacidad de interconexión mejor se «maximiza» el volumen de producción renovable que un sistema es capaz de integrar en «condiciones de seguridad», señala REE, dado que la energía renovable que no tiene cabida en el propio sistema se puede enviar a otros vecinos en lugar de ser desaprovechada.
Al mismo tiempo, ante la falta de producción renovable o problemas en la red, un alto grado de capacidad de intercambio permite recibir energía de otros países.
El sistema eléctrico español está interconectado con el sistema portugués, lo que da lugar al sistema eléctrico ibérico, con el Norte de África, a través de Marruecos, y con el sistema eléctrico centroeuropeo, a través de la frontera con Francia.
¿Se puede hablar entonces de un sistema único europeo? En teoría sí, porque el sistema eléctrico centroeuropeo está conectado con el de los países nórdicos, con el de los países del Este de Europa y con las islas británicas, lo que conforma el mayor sistema eléctrico del mundo.
Sin embargo, en la práctica, la Península Ibérica es lo que se denomina una «isla energética». ¿Por qué? El ratio de interconexión de España –con cuatro líneas que atraviesan los Pirineos– está por debajo del 5%, aún lejos del objetivo recomendado por la Unión Europea del 10% para 2020.
«Si se considera que el apoyo real a la Península Ibérica puede venir tan solo desde Centroeuropa a través de la frontera con Francia, el ratio de interconexión es del 2,8% con la interconexión entre España y Francia por los Pirineos orientales», explica el gestor del sistema en un documento sobre la futura interconexión con Francia a través del Golfo de Vizcaya.
De hecho, gracias a esa interconexión marina entre las subestaciones de Gatika, en el lado español, y Cubnezais, al norte de Burdeos, esa capacidad de interconexión pasará a 5.000 MW en 2028. España pasaría a tener entonces, gracias a esos 400 kilómetros de nueva línea un 5% de capacidad de interconexión pese a que el objetivo europeo debería subir al 15% en 2030.
Al margen de facilitar esta penetración masiva de renovables que pretende el Gobierno, la principal ventaja de las interconexiones es la «contribución instantánea
a la seguridad y a la continuidad del suministro» de los sistemas interconectados, gracias a los intercambios de energía en caso de necesidad, como ha probado el Gran Apagón. España utilizó dos palas desfibriladoras para revivir el sistema eléctrico, muerto por completo: Marruecos y Francia, que insuflaron la tensión necesaria para que el corazón volviera a latir muy poco a poco.
La segunda ventaja, que incide claramente en un abaratamiento de los precios, es el aumento de la «eficiencia» de los sistemas interconectados. Con la capacidad que queda vacante en las líneas y que no va destinada a la seguridad de suministro, se establecen diariamente intercambios comerciales de electricidad aprovechando las diferencias de precios de la energía entre los sistemas eléctricos interconectados.
Estos intercambios permiten que la producción se haga con las tecnologías más eficientes, con la energía más barata fluyendo hacia aquel sistema donde la generación es más cara.