Turismo

Jaime Rodríguez de Santiago (Airbnb): "Las grandes cadenas hoteleras han alimentado un debate de animadversión hacia las viviendas turísticas"

El director general de Airbnb para España y Portugal propone medidas que promuevan un uso sostenible del turismo y la gestión de la vivienda

Jaime Rodríguez de Santiago, director general de Airbnb para España y Portugal
Jaime Rodríguez de Santiago, director general de Airbnb para España y PortugalAirbnb

Europa se verá sacudida por una serie de protestas coordinadas contra el turismo de masas que afectará especialmente a España y ocupará el centro del debate público en muchas ciudades europeas. Estos movimientos, impulsados por activistas y algunos partidos políticos que ven en este descontento una oportunidad, exigirán cambios drásticos en la gestión del turismo y la vivienda, en un contexto donde la saturación turística amenaza la calidad de vida de muchos residentes.

Sobre el porqué de esta situación, Jaime Rodríguez de Santiago, director General de Airbnb Marketing Services para España y Portugal, indica que “la reciente recuperación del turismo tras la pandemia se ha combinado con una creciente presión sobre la vivienda, lo que ha derivado en un aumento desmedido de los precios y un deterioro de la convivencia en regiones que tradicionalmente han dependido del turismo, como las Islas Baleares y las Canarias. Son todos ellos debates legítimos y necesarios, sobre problemas reales que afectan a la ciudadanía. Sin embargo, en lugar de abordarlos desde la búsqueda de soluciones efectivas, muchos partidos políticos han optado por ofrecer respuestas simples basadas en demonizar al sector turístico".

"Este oportunismo no sólo ignora las contribuciones positivas que el turismo puede ofrecer, sino que también elude la responsabilidad política de encontrar soluciones que beneficien a los ciudadanos. En lugar de liderar con propuestas que promuevan un uso sostenible del turismo y la gestión de la vivienda, se han centrado en una campaña de miedo y desconfianza que, a la larga, perjudica tanto a los residentes como a las comunidades que podrían beneficiarse de un turismo bien gestionado. España debería estar a la vanguardia de la innovación en este sector, pero en vez de ello, vemos cómo la política resulta absorbida por una agenda que defiende los intereses de las grandes cadenas hoteleras, mientras golpea a los pequeños propietarios", añade.

¿Cuál es el papel de los hoteles en el turismo de masas?

La realidad es que los hoteles tienen un papel abrumador en el fenómeno del turismo de masas. La cifras de pernoctaciones que arroja Eurostat señalan que los hoteles representan casi el 80% de las pernoctaciones en la Unión Europea. Entre 2021 y 2023, las pernoctaciones en las diez ciudades más visitadas de la UE aumentaron en más de 200 millones, con los hoteles contabilizando el 75% de este crecimiento. La apertura de nuevos hoteles no sólo afecta a la presión turística sobre las ciudades, sino que impacta directamente en la disponibilidad de suelo para viviendas.

Tal vez por esto, las grandes cadenas hoteleras han alimentado un debate de animadversión hacia las viviendas de uso turístico que ha sido no solo interesado, sino también injustificado. En numerosas ocasiones, se han utilizado datos manipulados para demonizar a cientos de miles de familias españolas que, mediante el alquiler de sus primeras residencias o sus casas de pueblo o de verano, generan un ingreso extra que les ayuda a afrontar el creciente costo de vida. Y el Gobierno español, apoyándose en un supuesto impacto sobre la vivienda que en muchas ocasiones carece de fundamento, se ha sumado a esta narrativa, ignorando otras causas de mucho mayor peso y, por tanto, dejando de tomar medidas que realmente solucionen este grave problema. Peor aún, en el camino se ha abandonado a los ciudadanos, privándoles de la posibilidad de beneficiarse directamente del turismo y dejando esos beneficios en manos de unas pocas cadenas hoteleras. Los datos demuestran que el impacto de las viviendas de uso turístico sobre la crisis de vivienda es mínimo. Igualmente, su peso en el turismo de masas es mínimo comparado a los hoteles.

¿Cuál es la perspectiva de la Comisión Europea?

Las cifras de Eurostat que demuestran el abrumador peso de los hoteles y la presión ejercida por el lobby de los hoteles sobre alcaldes y reguladores, pueden que pasen desapercibidas en España, pero no en Europa. Algunas actuaciones han llamado la atención de la Comisión Europea, que ya ha expresado que una prohibición total de las viviendas turísticas —como pretende hacer el alcalde de Barcelona— no es proporcional ni coherente con el marco regulatorio europeo. Esta postura ha sido respaldada por los organismos de defensa de la Competencia de España y Cataluña, que han criticado las normas implementadas en Barcelona y han cuestionado su necesidad, equidad y eficacia.

Curiosamente, hace apenas unas semanas, miembros del gabinete del alcalde Jaume Collboni asistieron como ponentes en Bruselas a una presentación de una propuesta de Directiva para regular los alquileres de corta duración, que busca diferenciar entre anfitriones profesionales y no profesionales. Esa es precisamente la propuesta promovida por Airbnb, que busca un enfoque equilibrado hacia el turismo y el uso de viviendas.

¿Cuál sería una solución al problema?

Si las ciudades realmente quieren mitigar el turismo de masas, deben mirar más allá de la criminalización de plataformas de alquiler a corto plazo y reflexionar sobre el conjunto de la oferta turística, en la que los hoteles, las aerolíneas, los cruceros y el ocio nocturno, entre otros muchos, tienen un peso muy superior al de las viviendas de uso turístico. La respuesta a un reto tan complejo como la gestión del turismo tiene que ser multidimensional y colaborativa, involucrando no solo la regulación y los impuestos, sino también un debate sobre la visión a largo plazo que deseamos para nuestras ciudades.

En esa respuesta, modelos como el de Airbnb deben dejar de verse como los culpables de un problema que no han causado, sino como una herramienta más para su solución. Una especialmente útil, ya que distribuye los beneficios generados por el turismo. Mientras que la oferta de alojamiento tradicional suele concentrar a los turistas en los mismos lugares año tras año, la mayoría de las pernoctaciones en Airbnb se producen en áreas fuera de las ciudades. De hecho, 2024, aproximadamente el 60% de las estancias en Airbnb ocurrieron en localidades que no cuentan con un hotel.

Además, los datos muestran que donde Airbnb está restringido, aumenta aún más el turismo masivo, lo que resulta en mayores precios en hoteles y, en consecuencia, en menos beneficios para comunidades locales. Este ciclo vicioso continúa reforzando la idea de que el turismo masivo debe ser reconsiderado y que los huéspedes deben tener acceso a una variedad más amplia de opciones de alojamiento que les permitan descubrir la autenticidad de la vida local.

¿Cuál es el futuro en su opinión?

El futuro del turismo en destinos como Barcelona no está sellado, pero la forma en que avancemos a partir de este punto será crucial. Las ciudades deben decidir si quieren ser pioneras en un modelo turístico sostenible o continuar siendo un campo de batalla donde los intereses económicos de unas pocas industrias prevalezcan por encima del bienestar de sus residentes. Con la aprobación de una normativa europea que busca equilibrar las necesidades de todos los actores, se presenta una oportunidad única para que España establezca nuevas reglas del juego en la industria del turismo. La voz de los residentes debe ser escuchada, y las decisiones deben ser informadas no sólo por la economía, sino también por la calidad de vida de quienes hacen de estos destinos su hogar.

En mi opinión, España se encuentra ante un cruce de caminos. Las protestas del 15 de junio son solo la punta del iceberg de un diálogo más profundo que debe ocurrir entre el gobierno, la industria turística y los ciudadanos. La oportunidad de volver a definir el turismo en nuestra nación está aquí. Al avivar el debate, los ciudadanos pueden reclamar su voz en la construcción de un futuro más sostenible y justo.

Los gobiernos tienen la responsabilidad de escuchar y actuar. La manera en que se responda a estas demandas dará forma a la narrativa del turismo en España por muchos años más. Debemos buscar soluciones colaborativas que beneficien a todos y aseguren que nuestras ciudades sigan siendo vibrantes, accesibles y, más importante, habitables.