Medio Ambiente
La clave de un futuro sostenible está en la reutilización
En España solo se recicla el 30% del plástico que se consume anualmente.
Según el último informe de Greenpeace, en España solo se recicla el 30% del plástico que se consume anualmente. Una realidad que, unida a la inadecuada gestión de otros residuos, tiene un impacto visible en el medio ambiente y que hace que los expertos coincidan en la necesidad de una acción integral y conjunta por parte de la sociedad civil, las empresas y las administraciones públicas. «Por muy comprometida que esté la ciudadanía, sin la ayuda de las empresas es muy complicado», dice Alba García, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace España. Por eso, lo primero sería llevar un cambio de políticas que apostase por la economía circular y la reutilización. «En los últimos años hemos visto como se ha puesto mucha responsabilidad en la ciudadanía, incitando a que hubiese más reciclaje, pero ha faltado mucha implicación por parte de las empresas», señala. Y es que no se ha cambiado el modelo de producción lineal, en el que la empresa vende y es el cliente quien debe depositar los residuos, sean cuales sean, en el lugar adecuado.
Por su parte, Juan Manuel Llamas, socio fundador de Green Globe Sostenibilidad, considera que las compañías están cada vez más concienciadas con la necesidad de tomar medidas en este sentido. «Las empresas están tomando medidas para reducir o compensar sus impactos, sin embargo, echo en falta un compromiso real de la dirección, que en la mayoría de los casos no es tal», apostilla. Esto lleva a que las acciones se limiten a cumplir las normativas o hacer aquello que puede dar una mejor imagen. «Estoy convencido que si los dirigentes de las grandes empresas realmente fueran conscientes de la importancia de reducir sus impactos, las iniciativas y acciones serían cada vez más originales, replicables y eficaces», añade.
«La población crece y al mismo tiempo crece el consumo», apunta Llamas. Por eso, aunque la ciudadanía pueda estar cada vez más concienciada, «el problema es tal que cada vez hay menos espacio para ubicar vertederos y estamos viendo como océanos y entornos naturales se convierten en los receptores de todos estos desechos». En el caso del plástico, el impacto fundamental deriva de que se trata de un material de un uso muy extendido, lo cual, añadido a su potencial contaminante y su elevado tiempo de degradación, da pie a una situación que requiere soluciones innovadoras por parte de las empresas. «El problema está en la utilización masiva de plásticos de un solo uso», dice García, ya que, de todos los productos que se producen de este material, el 40% corresponde a este tipo de objetos. «Es tanta la cantidad que se consume diariamente que no se puede gestionar de forma adecuada», asevera.
Cambiar el modelo
A todo esto, García añade que, en la actualidad, el sistema de gestión de residuos tiene muchas deficiencias, como el hecho de que ahora mismo se recogen solo envases de plástico, no otro tipo de objetos del mismo material. «Es necesario que cambie el modelo económico, alejarnos de la cultura de usar y tirar», dice, subrayando que no se trata tanto de cambiar los materiales como de alargar la vida de los objetos. Por eso, pequeñas acciones como fomentar que se tome agua del grifo en los lugares donde sea apta para ello o eliminar las cafeteras de cápsulas de las empresas puede provocar un cambio sustancial. De acuerdo con la necesidad de ampliar la utilización de los objetos se muestra Juan Alfaro, secretario general del Club de Excelencia en Sostenibiliad. «Las compañías están haciendo muchas actuaciones para reducir su impacto ambiental», apunta. Y, como ejemplo de ello, señala que la industria del automóvil está utilizando plásticos para fabricar las alfombrillas de los coches o los asientos, y así evitar que el material en vertederos rápidamente.
«A día de hoy las empresas tienen muchas posibilidades para reducir su impacto ambiental, desde implantar certificados y etiquetas que muestren su compromiso con el entorno, hasta alienarse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible con el fin de año tras año proponer metas que le permitan ir alcanzando objetivos que reduzcan el impacto ambiental», explica Llamas, para quien no solo es necesario que los directivos estén convencidos de los beneficios, sino que sepan trasladar esta convicción a todos sus trabajadores. Por su parte, García considera que dependiendo del producto las alternativas pueden ser diferentes. «Los envases van a seguir siendo necesarios, no podemos irnos a casa con todo en la mano del supermercado, por ejemplo, pero hay alternativas que las empresas pueden implementar», indica. Por este motivo, adaptándolo a los beneficios de cada compañía, señala que estas pueden apostar por lo recargable o retornable. Otra de las demandas que hace Greenpeace es que las empresas sean más transparentes con respecto a los residuos que generan anualmente. «Actualmente son muy poco claras y eso impide medir los impactos de las actuaciones que se han llevado a cabo para combatir el problema», explica García. Para Alfaro, todas las iniciativas que se están desarrollando ahora el día de mañana formarán parte de la cultura empresarial.
Sostenibilidad rentable
La sostenibilidad es rentable. «No solo mejora la imagen de marca y mejora la reputación, sino que es una realidad tangible», dice Alfaro. «En muchas ocasiones surge la pregunta de qué ocurre con la industria que fabrica productos desechables si se prohíben, pero nosotros apostamos por que se sigan produciendo, pero de una calidad que permita que sean reutilizados», explica García. «Hay una empresa que se dedica a hacer vasos reutilizables para festivales y eventos públicos, por ejemplo, en los que se da uno a cada persona dejando un euro de consigna que se devuelve cuando se lleva el vaso de nuevo a la barra», dice.
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