Unión Europea
La Unión Europea, un gran aliado
Hoy tenemos elecciones europeas y, por lo tanto, es una gran oportunidad para hacer un repaso a lo que representa para las empresas españolas poder estar dentro de la Unión. Sobre todo cuando la institución corre un grave peligro, pues las encuestas dan un gran resultado a partidos que discuten su liderazgo, como a La Liga de Salvini en Italia o a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen en nuestros país vecino Francia.
Cualquier resultado que puede poner en solfa el futuro de la UE sería una mala noticia para las empresas españolas, que han aprovechado el mercado único europeo y las facilidades comerciales que eso supone. Cada vez más compañías de nuestro país han sacado partido de esas condiciones a través de las exportaciones. El volumen de las que tienen la Unión como destino ha aumentado desde los 152.846 millones a los 186.959 millones entre 2014 y 2018. Incremento que viene respaldado porque el año pasado se batió el récord de empresas exportadores, superando, por primera vez, las 200.000.
El mercado comunitario formado por los países miembros de la UE se ha convertido en una oportunidad de expansión, sobre todo, para las pymes. A este grupo de empresas les resultaba más complicado exportar por las barreras burocrátricas y los costes que ésto suponía. Sin embargo, en el mercado comunitario todo esto se reduce al mínimo y vender fuera de nuestro país se ha vuelto tan sencillo como cualquier intercambio dentro de nuestras fronteras.
Pero no sólo ha sido una oportunidad de exportación, también para instalarse en otros estados de la UE a través de filiales. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, correspondientes a 2016, las empresas españolas contaban con 3.492 filiales en toda la Unión, cifra más elevada incluso que en los años previos a la crisis. En definitiva, el mercado comunitario ha supuesto un empujón al espíritu expansivo de nuestras compañías.
Las oportunidades que ofrece pertenecer a la Unión Europea no se quedan ahí. También las hay en cuanto a la participación en el sector público. Las empresas españolas pueden presentarse a una licitación en cualquier otro país miembro de la UE, tal y como dictan sus normas. Por lo tanto, supone una gran ventaja para empresas de determinados sectores como el de la construcción. Además, no se trata de un procedimiento complejo porque la documentación requerida es la que haya sido expedida en la nación de origen, se tiene el mismo derecho que todos los competidores a la revisión del procedimiento y las ofertas de contratación públicas se publican en el Tenders Electronic Daily, la versión online del Suplemento del Diario Oficinal de la UE.
Por otra parte, la Unión Europea supone un importante escudo para nuestras empresas. Y a día de hoy tenemos un buen ejemplo. Frente a la amenaza que supone el proteccionismo de Donald Trump (que ha iniciado una guerra comercial a través del incremento de aranceles a determinados productos y que ha sancionado inversiones de las compañías en países como Cuba), la Unión se ha erigido como protector de los intereses de las corporaciones de sus estados miembros, respondiendo con las medidas adecuadas a EE UU. Un rival que no tendría parangón para España si fuese por su cuenta.
Por último, hay que señalar la libre circulación de personas dentro de la UE como un marco adecuado para que España atraiga el personal cualificado que necesita cuando nuestro mercado laboral no es capaz de cubrir la demanda de las empresas. Como ocurre ahora con ciertas profesiones dedicadas a gestionar las nuevas tecnologías y los procesos de digitalización de las compañías.
A día de hoy resulta imposible hablar de las empresas españolas sin entenderlas dentro de un marco comunitario en el que se desenvuelven como peces en el agua. No obstante, nunca hay que perder de vista esas facilidades, y menos cuando están en peligro, como ocurre con el avance de los partidos antieuropeístas que se prevé que logren una importante representación parlamentaria.
Ayudas a la financiación
El Gobierno de España cuenta con programas de ayudas a la Unión Europea. Pero teniendo en cuenta que en nuestro país existen más de 1,3 millones de empresas, cualquier apoyo de las administraciones nacionales se queda corto, más en una época en la que se insta a ser cautelosos con el gasto. Pero las empresas también pueden acudir a los programas de financiación propuestos por la UE, tanto de forma directa como indirecta (gestionadas por los gobiernos estatales o regionales). Se permite optar tanto a unos como a otros a las compañías o a las organizaciones afines (asociaciones empresariales, proveedores de servicios de apoyo a las empresas, consultora, etc.) siempre y cuando contribuyen a desarrollar los intereses de la Unión.
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