Infraestructuras
Los peajes para acceder a las ciudades ganan apoyos
Los economistas se unen a las constructoras o centros de estudios como Fedea en la defensa de un sistema que consideran probado para reducir los atascos y la contaminación
Los economistas se unen a las constructoras o centros de estudios como Fedea en la defensa de un sistema que consideran probado para reducir los atascos y la contaminación
Permanecer atascado en el coche no es sólo una pérdida de tiempo. También lo es de dinero y de salud. Según la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), la pérdida asociada a la congestión para las compañías españolas es de 840 millones de euros al año. La Agencia Europea del Medio Ambiente calcula que, en España, cada año mueren 31.520 personas debido a la contaminación atmosférica. Sabido, pues, que la congestión es un grave problema para las ciudades y los que viven en ellas, la pregunta es cómo solucionarlo. Madrid ha optado por restringir la circulación en el centro de la ciudad. En otras urbes como Estocolmo o Singapur se han decantado por establecer peajes para acceder a las ciudades. Y a los expertos, esta opción les parece la más sensata. Los últimos en decantarse por la medida han sido los economistas. En una reciente rueda de prensa, el vicepresidente del Consejo General de Economistas (CGE), Pascual Fernández, aseguró que los peajes de acceso a las grandes ciudades son “un mecanismo razonable y sensato que parece que funciona en otros países” y añadió que las restricciones “no son el mejor sistema” porque son “discriminatorias”.
Durante unas jornadas sobre infraestructuras organizadas por el CGE el pasado verano y cuyas conclusiones se presentaron la semana pasada, varios expertos del sector ya concluyeron que la solución a la congestión es “ir a un sistema de precios flexible, con modelos de gestión de la demanda” mediante “peajes dinámicos que se pueden modular en función de las necesidades, en función de tramos horarios o del volumen de tráfico que exista en cada momento o de otros criterios que resulten relevantes”. Otra alternativa para los expertos son los carriles de pago. “Si te encuentras en un atasco tienes cómo salir, vas a mejorar la fluidez y, por lo tanto, también mejorará el nivel del tráfico en los carriles libres de peaje”.
Constructoras y organismos como Fedea vienen abogando desde hace tiempo por la implantación de peajes de acceso a las ciudades para reducir los niveles de congestión y contaminación. Consideran que, además de beneficios para la salud y el tráfico de las ciudades, aportarían recursos económicos a las urbes que se podrían invertir parcialmente en la mejora del transporte público para ayudar así a vaciar de vehículos privados las ciudades. Nadie propone, en ningún caso, implantar un peaje muy elevado. En Estocolmo, por ejemplo, su precio oscila entre uno y dos euros. Además, como decía el informe “Atascos y contaminación en grandes ciudades. Análisis y soluciones” de Fedea, “Si tenemos en cuenta el ahorro de carburante resultante de la eliminación de los atascos, el peaje podría incluso tener un efecto neto positivo sobre el gasto de los conductores”.
El problema de implantar peajes es el coste político que tiene para el partido que adopta la medida. Resulta impopular hacer pagar a los consumidores por algo que antes era gratis. No obstante, las experiencias de otros países demuestran que, a la larga, acaban siendo aceptados y respaldados. Cuando se implantó el sistema en Estocolmo, apenas gozaba de la aceptación del 30% de los afectados. Un año después de su aplicación era ya apoyado por un 70%. “No es necesario inventar nada nuevo, basta con observar y adaptar las medidas que ya funcionan en otros lugares”, concluye Fedea.
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