Mercado inmobiliario
Nace el «guardián» de los compradores de viviendas
España se sitúa entre los primeros 20 países del mundo en transparencia en el sector inmobiliario, según una encuesta de JLL. Sin embargo, en torno al 22% de los compradores de vivienda se arrepiente de la decisión de haber adquirido su piso en los primeros seis meses de ocuparlo. Y eso pese a la aparente irrefrenable escalada de los precios que, en algunas ciudades, ya registran los niveles previos al estallido de la crisis.
Problemas con los vecinos, deficientes comunicaciones, derramas inesperadas o la sensación de haber pagado demasiado son algunos de los motivos por los que muchos compradores se frustran y lamentan su adquisición. Y es que, muchas veces, quienes van a adquirir un piso se encuentran totalmente desnortados y desprotegidos antes de realizar el que probablemente sea el desembolso de su vida.
Pues bien, cuando se realiza la compraventa de un inmueble intervienen dos partes. Y si la vendedora suele estar acompañada por un profesional encargado de garantizar las condiciones deseadas, hasta ahora en España no ha existido la figura que defienda y vele por los intereses de los compradores. Y es ahí donde entran en juego los servicios que ofrece un «personal shopper inmobiliario», que cubre todos los procesos por los que irremediablemente ha de pasar el comprador si quiere asegurarse una buena adquisición. Es decir, desde la localización del inmueble hasta el «check list» que garantice que se trata de la compra óptima y que incluye una buena negociación, la validación técnica y jurídica, la comprobación de los perfiles de los vecinos...
Por el desconocimiento tan habitual entre quienes quieren adquirir un inmueble, y para ayudar a resolver las cuestiones tan trascendentales que inquietan a estas personas; los compradores de una vivienda necesitan a alguien que defienda sus intereses, al igual que lo tienen las inmobiliarias o cualesquiera que sea la parte vendedora, que siempre tratará de vender el inmueble de la forma más rápida y cara posible.
Quebraderos de cabeza
Entre los quebraderos de cabeza que pueden atormentar al comprador de vivienda y estresarlo sobremanera, Helena Gallardo, autora del libro «Personal shopper inmobiliario», junto a Jordi Clote, destaca la fijación del presupuesto, la decisión en torno a las características del inmueble (superficie, distribución, ubicación...), la elección de la entidad bancaria, la valoración del precio, la negociación con el vendedor, la solicitud de la documentación adecuada, el descarte de problemas jurídicos...
Sin embargo, hasta ahora los compradores transitaban solos por la jungla inmobiliaria, salvo en las pocas ocasiones en las que se contrataba el asesoramiento de un abogado o el de un arquitecto, pero «no contaba con la ayuda de un “sherpa” que coordinase a un grupo de profesionales que le garantizaran llegar al final del proceso de forma exitosa». Gallardo relata que, en nuestro país, desde siempre se ha considerado que el agente inmobiliario «intermediaba» en la compraventa de inmuebles y el término intermediación es el que ha dado lugar a confusión, evitando que surgiera un actor nuevo en el mercado inmobiliario: el agente del comprador.
«El comprador pensaba que acudiendo a una inmobiliaria iba a encontrar un servicio que defendiera sus intereses, y ha olvidado que el inmobiliario tradicional no puede nunca intermediar desde el momento que es contratado por una de las partes intervinientes en la operación de compraventa». En este sentido, la coautora de «Personal shopper inmobiliario» afirma que si la normativa española hubiera previsto esta «incompatibilidad» y hubiese exigido que el agente inmobiliario no pudiera actuar en una misma operación asesorando a las dos partes, «la figura del agente del comprador habría aparecido mucho antes» como ha ocurrido en países como Estados Unidos, Francia o Reino Unido. Asimismo, augura que en los próximos años la mitad de las compraventas se harán asesoradas por un «personal shopper inmobiliario».
impuestos
En una hipoteca de 200.000 euros, el impuesto sobre actos jurídicos documentados (AJD) en Cataluña, por ejemplo, puede suponer unos 3.400 euros y un crédito bien negociado puede traducirse en un ahorro de entre 15.000 y 20.000 euros. Y en esa negociación también intervienen estos agentes de los compradores.
En este contexto, después de decretarse que son las entidades financieras las que deben hacerse cargo del impuesto de las hipotecas, la asistencia de un «personal shopper inmobiliario» antes de firmar el crédito puede ayudar a ahorrar de forma segura una gran cantidad de dinero, puesto que negocia con los bancos desde los tipos de interés hasta las comisiones de apertura; pasando por los seguros de vida, las comisiones de amortización...
«Un comprador particular debería pensar que si, en cualquier otro ámbito, le dijeran que firmase un documento redactado en otro idioma no lo haría y contrataría un traductor. Lo normal, pues, es que delante de un montón de páginas “indescifrables” de una escritura de hipoteca confíe en su asesor personal, cuyos intereses serán distintos a los del banco», concluye.
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