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Análisis

Las reformas que necesita la economía española

Nuestra economía crece de forma insana y ficticia, apoyada en un espejismo de gasto público y artificios estadísticos. En el horizonte, la baja productividad, una deuda pública insostenible y una economía subsidiada

Pedro Sánchez, María Jesús Montero y Yolanda Díaz Alberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS

La economía española crece más a corto plazo que la media de la UE, sí, pero apoyada en un espejismo, que viene dado por el ingente gasto público ejecutado; por un sector exterior que es lo único que se ha comportado sobresalientemente desde el punto de vista productivo; por la acumulación de población, que incrementa el PIB nominal, pero que no tapa el empobrecimiento en PIB per cápita que España sufre al compararse con la media de la UE; y con el artificio estadístico de unas revisiones extraordinarias nunca antes vistas por su dimensión y repetición. Es un crecimiento insano, artificial, que perjudica a la estructura económica a largo plazo, con la presión de la deuda, la baja productividad y el horizonte de una economía subsidiada.

Ahora, que vivimos tiempos de elevada volatilidad derivada de la guerra comercial que acecha, en la que la UE no debería entrar, sino liberalizar más como contestación y no empobrecer a sus ciudadanos con aranceles; ahora que se ha celebrado la Conferencia de Presidentes, donde deberían haberse planteado propuestas de reformas estructurales, pero que con Sánchez sólo sirve para fuegos de artificio y para tratar de contentar a sus socios; y ahora que va a celebrarse el congreso del PP, en el que el principal partido de España tiene la oportunidad de lanzar un mensaje a la sociedad de las reformas económicas que hay que hacer, quiero expresar cuáles, a mi juicio, son las reformas imprescindibles que necesita la economía española, para estar preparados y poder crecer de manera sana y sostenible en el medio y largo plazo.

1. Flexibilizar el mercado laboral. Es imprescindible contar con un mercado laboral dinámico, que elimine trabas a la contratación y que la incentive rebajando costes. Es esencial, dentro de una reforma amplia del sistema tributario, de la Seguridad Social y del sistema de pensiones que garantice su sostenibilidad, rebajar la carga de cotizaciones sociales, para lograr, así, incentivar la contratación y el aumento del empleo. Del mismo modo, hay que abandonar toda tentación de reducir la jornada laboral, porque sólo destruiría empleo por aumento de costes laborales, que serían inasumibles para muchas empresas, especialmente para las pymes.

2. Es necesario ajustar el gasto público a lo necesario y conseguir equilibrar el presupuesto e incluso alcanzar superávit para reducir la deuda en valores absolutos, ya que dichos niveles de endeudamiento son insostenibles sin el respaldo del BCE y generan un claro efecto expulsión de la economía. Es esencial eliminar todo el gasto innecesario para poder concentrarlo, por ejemplo, en defensa, que es imprescindible y cuya inversión puede ser un elemento tractor de las mejoras en eficiencia por el efecto positivo que pueda tener en su derivación posterior en la aplicación civil.

3. Modernizar la función pública, como palanca de ganancias de productividad en su sector. Deben contemplarse retribuciones por objetivos de forma clara y con medición del cumplimiento rigurosa, que no sea un mero trámite, al tiempo que, garantizando los derechos y condiciones de los empleados públicos que tienen ya ganada una plaza, pueda reformarse, para las nuevas incorporaciones en el futuro, el sistema de función pública, dejando reservadas las actuales condiciones para las nuevas incorporaciones sólo a los cuerpos que administran soberanía, quedando el resto sometidos a la legislación laboral ordinaria.

4. Hay que disminuir las cargas impositivas -además de las de las cotizaciones a la Seguridad Social, antes apuntadas-, porque generan un elevado coste laboral y empresarial, que encarece productos y servicios y merma competitividad, haciendo perder a las empresas españolas nuevos mercados o cuota en los ya existentes.

5. Llevar a cabo un cambio normativo para garantizar una verdadera unidad de mercado que impulse la eficiencia y que acabe con el proceloso mundo burocrático de distintas licencias, autorizaciones y permisos para una misma actividad según se esté en una región de España o en otra. Con la unidad de mercado se podrá ayudar a la generación de economías de escala y, con ello, a las ganancias de competitividad.

6. Crear un clima de confianza para la inversión, tanto nacional como extranjera, allanando el camino a las inversiones productivas y transmitir seguridad jurídica.

7. Estar preparados para el profundo cambio que supone y que supondrá el desarrollo de la inteligencia artificial, para lograr adecuar nuestra estructura económica para que dicha inteligencia artificial nos sirva para impulsar la economía y el empleo. Por ello, es imprescindible que la economía española aumente su productividad y competitividad, porque sólo así podrá aprovechar el desarrollo de la inteligencia artificial, en lugar de sucumbir ante ella.

Con dichas medidas, pueden desarrollarse y profundizarse muchas otras medidas derivadas, pero las anteriormente descritas constituyen la columna vertebral que necesita la economía española para ser competitiva y aumentar su crecimiento potencial en el largo plazo.