Accesibilidad

«La tecnología no es una barrera, son los prejuicios»

Ingeniero y desarrollador profesional de software con discapacidad visual, Juanjo Montiel trabaja para Microsoft con el equipo de Teams para chat y videoconferencia

Juanjo Montiel, ingeniero y desarrollador de software en Microsoft y con discapacidad visual
Juanjo Montiel, ingeniero y desarrollador de software en Microsoft y con discapacidad visualMicrosoft

Juanjo Montiel, ingeniero de software en Microsoft, trabaja para la compañía en Dublín. Más concretamente, está en el equipo de desarrollo de la aplicación Teams para chat y videoconferencia. Y aunque no desarrolla su labor específicamente en el apartado de accesibilidad, su condición de persona invidente le lleva, inevitablemente, a reportar todos los fallos con los que se acaba topando.

Ciego de nacimiento, Montiel es un ejemplo de cómo personas con discapacidad pueden, cuando las tecnologías son accesibles, desempeñar su labor profesional como cualquier otra persona sin discapacidad. «Al final lo que importa no es que tú veas la herramienta, puedo ir igual de rápido que otras personas de mi equipo», defiende.

El lector de pantalla son los ojos de un desarrollador ciego. Es una aplicación que va «leyendo» lo que los videntes vemos en una pantalla. «Es el que realiza las pruebas de accesibilidad por antonomasia», asegura este desarrollador. Para una persona vidente, la pantalla es, sobre todo, un entorno muy visual con imágenes e iconos. El lector de pantalla tiene que ser capaz de interpretar esa información y darla en forma de texto para quienes no ven. No hay puntero ni ratón. «Tengo que acordarme de los atajos de teclado para hacer un montón de cosas».

Este lector tiene limitaciones, como cuando las cartas de los restaurantes en código QR remiten a un PDF con una imagen de los platos. El lector de pantalla no es capaz de identificar nada, porque solo ve una imagen y no tiene un reconocimiento de caracteres.

Como decíamos, Montiel no trabaja específicamente en la accesibilidad de los productos, pero es algo en lo que, inevitablemente, se fija. En la propia Teams, que ha entrado en modo de pruebas la versión 2.1, este desarrollador ha ido informando a sus compañeros de fallos en esta materia. «Cuando tú usas la herramienta, te das cuenta de los fallos. No es que lo busques, es que se encuentran», declara a LA RAZÓN.

Pero, según afirma, al mismo tiempo hacer estos informes de fallos «es una maravilla». «Cuando en un equipo de ingenieros reportas un fallo de la interfaz, se dirige al departamento de «backend». Entonces te consultan, lo miran y lo arreglan», añade.

Juanjo Montiel trabajando en las oficinas de Microsoft en Dublín
Juanjo Montiel trabajando en las oficinas de Microsoft en DublínMicrosoft

Otras barreras

Este desarrollador cree que la tecnología ha avanzado mucho y mejorado notablemente en materia de accesibilidad. Cuando le preguntamos si, pese a todo, un profesional con alguna discapacidad como él lo tiene más difícil para ejercer su labor, asegura que «se han resuelto muchas barreras, pero la más grande hoy en día no es la tecnología, sino las herramientas internas que la empresa pueda tener» porque no se suele invertir demasiado en accesibilidad. Algo que achaca a que las empresas no tienen gente con discapacidad y, por tanto, «tampoco te planteas esta necesidad».

Es decir, que la barrera de entrada son las herramientas internas, más que la tecnología, y «sobre todo, que aún hay muchos prejuicios». Y aquí sí que cree que se ha avanzado muy lentamente pese a que tener una plantilla diversa aporta múltiples ventajas a las organizaciones. «Al ver el mundo de forma diferente, al enfrentarte a retos de formas diferentes, pensamos también de forma distinta. Y eso ayuda a la innovación de la empresa», dice.

Un aprendizaje que es en todos los sentidos. «Yo aprendo mucho de mis compañeros y de mí, de cómo hacer las cosas y cómo se pueden hacer de forma distinta". Un aprendizaje que califica de enriquecimiento y crecimiento.

La IA, una gran ayuda

Además, se muestra optimista respecto a lo que la IA puede aportar para personas con discapacidad como él. «No solo es que a los desarrolladores nos ayude a la hora de generar código, es que son capaces de hacerte unas descripciones de imágenes que son increíbles, así que en nuestro día a día va a ser también un salto cualitativo brutal para ciertas tareas», asegura. Otros usos que va a permitir es facilitarles la lectura de algo tan cotidiano como las fechas de caducidad de los alimentos. Algo para lo que, hasta ahora, muchas veces dependían de voluntarios. «Ahora hay aplicaciones que nos resuelven esta necesidad y que nos permiten ser más autónomos», reconoce.

También se muestra seguro de que estas herramientas van a facilitar que todas las empresas puedan chequear si sus aplicaciones o páginas web cuentan con los criterios de accesibilidad y que va a permitir a un desarrollador tener una herramienta que le diga dónde están los errores y cómo corregirlos, incluso.

Aunque Montiel lleva trabajando unos 20 meses para la filial de Microsoft en Irlanda, ha tenido otras experiencias laborales. Cuando le preguntamos si nota mucha diferencia entre unas empresas y otras, este desarrollador dice que a nivel de usuario no. Pero «el estar trabajando donde se desarrolla el producto que tú utilizas te da una visión y una capacidad de resolver cosas, así como de dar ‘‘feedback’’, que no tienes fuera o no de forma tan sencilla», señala.

El tener línea directa con la persona responsable de accesibilidad le permite «sentirse parte del producto, sentir que la compañía está ahí y que lo tiene realmente en cuenta, lo que hace que el trabajo sea más fácil».

Sueños por cumplir

«Aspiré a mi puesto sin esperar nada. Y cuando empezaron el proceso de selección, pensé que no tenía las suficientes capacidades profesionales como para trabajar en Microsoft», asegura. Tras pasar cuatro entrevistas (la inicial, una de programación orientada a objetos, una de algoritmo y otra con el manager) recibió la oferta como ingeniero de software. «Es un sueño», dice. «Acabar formando parte de una compañía que desde muy pronto apostaba por la accesibilidad y con la que yo empecé, incluso a nivel personal es un sueño» porque, además, y aunque no sea su cometido principal, reconoce que también le satisface «ayudar a los puestos de accesibilidad, trabajar en ese ambiente de inclusión». ¿Le queda, pues, algún sueño por cumplir? «Ayudar a que los productos sean más accesibles», concluye.

[[H2:El apellido «ciego» de desarrollador]]

Le preguntamos a Montiel si le molesta que se hable de él como el «desarrollador ciego». Y asegura que no, «sobre todo si se utiliza para referirse a una persona con discapacidad que está haciendo algo» y si puede ser un referente. Aunque no se ha sentido como tal, entiende que también juega ese rol. Pese a todo, reconoce que «es triste» usar este apellido porque «si tenemos que decir que soy invidente es porque aún falta mucho camino por recorrer».