Macroeconomía
Trump tampoco gusta al dólar
«La lucha entre el presidente y los congresistas impide sacar adelante los proyectps y las promesas de la campaña»
La incertidumbre en Washington y la amenaza de Corea del Norte, entre las causas de la bajada del «billete verde», que se encuentra en su nivel más bajo desde inicios de 2015
Conocido de sobra el desdén mutuo entre ambas ciudades, Nueva York y Washington, en esta ocasión, Wall Street recibió al nuevo presidente Donald Trump con señales inequívocas de un gran aplauso: una fuerte subida después de la victoria del empresario inmobiliario neoyorquino en las elecciones presidenciales de noviembre. Entonces, se esperaba que Trump cumpliese todas sus promesas de bajar los impuestos, redujese las regulaciones que tanto incordian a los agentes de Bolsa, sacase adelante la reforma energética y construyese el famoso muro entre México y Estados Unidos, que tanto gusta a las empresas de infraestructuras de ambos lados de la frontera.
Sin embargo, la lucha de los últimos meses entre el presidente y los congresistas del Capitolio, incapaces de sacar adelante las promesas de campaña de Trump, ha hecho que en Wall Street, muy sensible a principios de año a cada mensaje en la red social Twitter del presidente, se empiece a dudar del músculo de Trump para convencer a los políticos de Washington. Incluso, da la sensación de que se empieza a presentar cierta inmunidad a las palabras del empresario neoyorquino. Le hicieron famoso durante su campaña, en la que se adoptó de forma extraoficial el lema «Dice lo que piensa, piensa lo que dice». En cambio, ahora que lleva varios meses en Washington la pregunta en Wall Street es otra: «¿Puede cumplir lo que dice?» «¿Qué quiere el presidente Donald Trump?» El hombre de negocios quiere que el dólar se mantenga bajo, lo cual beneficia a las exportaciones estadounidenses. «Creo que el dólar se está haciendo demasiado fuerte, y en parte es mi culpa porque la gente tiene confianza en mí», reconoció en una entrevista al periódico «The Wall Street Journal» sobre la moneda de Estados Unidos, cuyo valor empezó a subir en 2011. Entonces, la economía estadounidense, que crecía de manera pobre, se recuperaba más rápido y mejor que las del resto de los países de la economía internacional, entonces muy afectados por la crisis. Era sencillamente la que estaba en menos peor estado de todas las desarrolladas.
Soluciones
¿Qué puede hacer Washington? En los últimos años, los presidentes George W. Bush y Barack Obama han rechazado llevar a cabo cualquier maniobra que afectase de forma directa a Wall Street y al precio del «billete verde». Sin embargo, sí han presionado a China, acusada de manipular su moneda, para que permitiese que el valor de su dinero se apreciase frente al dólar. De momento, Trump no ha presentado ningún tipo de política sobre este asunto. Mientras, en Wall Street se mantienen a la espera de los movimientos del presidente. Como se ha apuntado con anterioridad, beneficia que el dólar caiga respecto a las exportaciones. Pero, a la vez, también es cierto que se desconoce si todo el caos que genera a veces el presidente es a propósito. O si simplemente es producto de la inexperiencia de los miembros que forman la plantilla de la Casa Blanca. De momento, a los mercados en Estados Unidos parece gustarles Donald Trump. Y sobre todo que haya cierto caos en Washington. Este desastre, sumado al bloqueo en la capital por las peleas entre los políticos, hace que nadie se acuerde de Wall Street, y se deje de forma relativa hacer y deshacer a su antojo siempre y cuando no se haga mucho ruido.
¿Qué dice Bruselas? A juicio del presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi, «la reciente volatibilidad en la tasa de intercambio representa una fuente de incertidumbre que requiere seguimiento». El dólar ha bajado más del 13% respecto al euro este año, debido a las tensiones con Corea del Norte y el caos en Washington, anteriormente citado. Cuando el euro se fortalece frente al dólar, las exportaciones europeas se encarecen. No sólo en Estados Unidos, sino también en China, donde las monedas están vinculadas al dólar. Esto significa que las compañías europeas venden menos en el exterior, se perjudica al crecimiento y se prolonga la necesidad del estímulo de los bancos centrales. Al mismo tiempo, un euro robusto dificulta los esfuerzos del euro de llevar la inflación al objetivo del 2%, el nivel considerado saludable para el crecimiento. También, un euro fuerte mantiene los precios bajos al hacer las importaciones sean más baratas para los europeos.
Futuro
¿Qué ocurrirá? Estos días el dólar se encuentra a su nivel más bajo desde 2015. Afectado por la rueda de prensa de Draghi, en la que advertía de que la fortaleza de la divisa podría obstaculizar la retirada gradual de estímulos en la economía, hay que sumar la preocupación de los inversores por los daños que pueda causar el huracán Irma en Florida. Mientras, el euro se hace más fuerte. Y desde los mercados asiáticos se mandan señales mixtas. El yen mantiene sus ganancias. Al mismo tiempo, los activos del continente fluctúan de Tokyo a Sydney. Y el oro se encamina a una tercera semana de ganancias ante un posible lanzamiento de misiles de Corea del Norte.
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