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Javier Flores

Un fraude financiero

La Razón
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La madrugada del jueves 5 de julio, ante el incumplimiento por Gowex de la petición del MAB para dar cumplidas explicaciones a las graves acusaciones de falsedad en su información financiera y el inicio de diligencias informativas por la CNMV, tomamos en Asinver la difícil decisión de iniciar acciones tendentes a forzar un examen judicial del caso. Según los indicios entonces existentes, convertidos en la denuncia formalizada ante la Fiscalía la mañana del viernes 6, se habría proporcionado públicamente una imagen irreal de la situación económica y patrimonial de Gowex.

Una decisión difícil por cuanto los hechos denunciados no solamente evidenciaban la presunta vulneración de las normas mínimas de conducta de obligado cumplimiento para cuantos operan con los mercados de valores, encaminada a defender la absoluta prioridad de los intereses de los inversores en Gowex, sino que el alcance de lo sucedido se extendía incluso a la propia reputación de los reguladores españoles y a la credibilidad de su actividad supervisora, dañando gravemente la credibilidad de dichos organismos y, con ello, la reputación y buen nombre de la legítima actividad inversora de tantas empresas que en un ejercicio valiente y honesto habían decidido dar el paso de exponerse públicamente y financiarse en el MAB.

Los inversores no esperan que todas sus inversiones resulten óptimas y asumen ciertos riesgos como parte de su actividad inversora, pero sí esperan transparencia y una acción a la altura de las circunstancias por parte de los supervisores. Sin embargo, en este caso se han visto atrapados en una intolerable situación de desinformación e incomprensible complacencia a consecuencia de lo cual se ha causado un irreparable daño reputacional a todo el MAB.

La acción judicial tendente a esclarecer las responsabilidades por lo sucedido en Gowex y lograr la reparación del daño económico causado seguirá su curso, ahora judicial. Pero hay un daño todavía si cabe mayor que tiene que ver con la reputación de la legítima actividad inversora y el trabajo honesto que miles de profesionales desarrollan cada día en el ámbito de la inversión.

Se hace necesaria una toma de conciencia colectiva sobre la importancia de desarrollar e impulsar los principios globales de mejores prácticas para la inversión responsable, una iniciativa que tiene sus raíces en el cada vez mayor entendimiento de que, mientras que las finanzas impulsan la economía global, las prácticas de toma de decisiones y políticas de identificación de las inversiones no reflejan lo suficiente las consideraciones sociales y de gobernanza empresarial. Desde este punto de vista, que a nadie le quepa ninguna duda de que el caso Gowex no es un caso de inversión. El caso Gowex es un caso de fraude financiero.

*Responsable del servicio de estudios y análisis de Asinver