
Opinión
La Unión Europea debe presentar propuestas comerciales a Estados Unidos urgentemente
Trump exige prácticamente lo mismo que Draghi. Mientras EE UU avanza con acuerdos históricos, la UE se estanca entre regulaciones excesivas, falta de propuestas concretas y una preocupante desconexión con las necesidades empresariales

Desde el 20 de enero hasta hoy, la administración Trump ha conseguido asegurar siete billones de dólares de inversión para Estados Unidos. El acuerdo comercial con Reino Unido, la tregua con China y los tratos cerrados con Catar, Arabia Saudí y Emiratos son pasos esenciales en el proceso de fortalecer el comercio global y eliminar trabas no arancelarias. A ellos se unirán Japón, Corea del Sur y otros en breve. Sin embargo, es muy preocupante leer que la Unión Europea no ha presentado ninguna propuesta comercial a Estados Unidos.
El acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea debería ser el más fácil de cerrar de todos, puesto que la administración Trump exigeprácticamente lo mismo que Mario Draghi, expresidente del BCE, reflejaba en su ya olvidado plan. Eliminar trabas regulatorias y aranceles ocultos que, según el FMI, elevan los precios del sector servicios europeo en un 110% y el manufacturero en un 45%. Eliminar las trabas arancelarias y no arancelarias que impiden la importación de productos ganaderos, agrícolas, automóviles y bienes manufactureros de Estados Unidos y que, además, perjudican a las empresas europeas mientras se exime de esas barreras a países del norte de África. Sin embargo, el acuerdo comercial con la Unión Europea se retrasa y sorprende escuchar que no hay propuesta concreta alguna.
La Unión Europea afirma que ha planteado la posibilidad de "facilitar" las importaciones de gas natural licuado (GNL), tecnología de inteligencia artificial y soja estadounidense. Sin embargo, eso no significa nada, ya que no hay propuestas concretas. Además, la Unión Europea importa cantidades récord de gas natural licuado ruso y no impone restricciones a la tecnología de China o a la soja de otros países.
Imaginen la cara que se le debe poner al equipo negociador de Estados Unidos cuando el de la Unión Europea le dice que plantea “facilitar” las importaciones de gas natural licuado y leemos que, en 2024, la Unión Europea importó una cantidad récord de gas natural licuado ruso, superando los 16,65 millones de toneladas y superior a las cifras de 2022 y 2023. Es lo que se llama en inglés “añadir insulto a la injuria” (add insult to injury).
Se habló en la prensa de una propuesta de aranceles cero a cero para bienes industriales, pero eso no tiene ningún sentido cuando los mayores aranceles de la Unión Europea contra Estados Unidos están en alimentos, bebidas, química y maquinaria. Se ha comentado que la Unión Europea tiene margen para «fortalecer las inversiones transatlánticas», pero se ha descartado completamente la negociación sobre barreras no arancelarias, como la regulación que asfixia a empresas estadounidenses y europeas, pero de la que se exime a países como Marruecos.
Con su negativa a eliminar barreras no arancelarias y mantener los privilegios a los países que eximen de requisitos que ahogan a empresas europeas y estadounidenses, la Unión Europea está disparándose en su propio pie.
Daría la impresión de que los “negociadores” de la Unión Europea se vanaglorian de ignorar el informe Draghi, las peticiones de las empresas y de Estados Unidos con un único objetivo: perpetuar las políticas que han llevado a la Unión Europea al estancamiento. Esta es la clave. Nada de lo que Estados Unidos pide es una locura y, encima, parece que se niegan a considerarlo.
Un estudio encargado por Eurochambres estima el coste total del exceso de regulación de la UE para las empresas en aproximadamente un billón de euros anuales. La propia Comisión Europea lanzó a bombo y platillo su “Brújula de la Competitividad” hace pocos meses y no se ha hecho nada. Las propuestas de Draghi y Eurochambres han quedado en papel mojado y, lo que es peor, los negociadores de la Unión Europea se niegan a incluir nada sobre legislación y regulación en las negociaciones con Estados Unidos. Draghi decía que “los aranceles se los ha puesto Europa a sí misma” y en estas declaraciones recientes parece quedar claro que no tienen la más mínima intención de eliminarlos.
Cerrar acuerdos comerciales es sencillo cuando se quieren levantar barreras. Se hace rápida y efectivamente y así lo estamos viendo estas semanas. Los negociadores de la Unión Europea no pueden negarse a incluir en los acuerdos la eliminación de trabas y regulaciones absurdas que exigen las industrias europeas.
La Unión Europea no está en estancamiento por falta de talento, empresariado o capacidad financiera, sino por una regulación absurda y unas exigencias mal llamadas medioambientales que, posteriormente, se eximen a otras naciones por intereses políticos más que debatibles. El Plan Draghi se ha olvidado y la “Brújula de Competitividad” en un eslogan vacío de contenido.
Las empresas y partidos europeos deben exigir a los negociadores que eliminen las barreras al comercio, arancelarias y no arancelarias, y cierren un acuerdo con Estados Unidos que nos beneficiará a todos. Empecinarse en mantener las regulaciones absurdas es la receta para ahondar el deterioro económico europeo.
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