
Opinión
Volamos más, mejor y más seguros gracias a la UE
EASA y AESA han proporcionado un aumento de la competencia entre aerolíneas y un mayor nivel de seguridad operativa.

Ahora que muchos españoles y españolas toman un avión para llegar a su destino de vacaciones -las previsiones de Aena son que el tráfico aéreo crezca un 3,4%, hasta un récord de 320 millones de usuarios, este 2025-, es justo reconocer uno de los éxitos de la UE y del que solemos disfrutar de forma inconsciente. La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) es una entidad nacida en 2003 y que, en poco más de 20 años, no solo ha tenido un gran impacto en nuestra experiencia cómo pasajeros, sino que se ha convertido en un referente mundial en el sector de la aviación.
EASA empezó en el ámbito de la certificación de aeronaves, extendiendo sus áreas de responsabilidad en 2008 a operaciones aéreas, licencias de tripulación, gestión de aeropuertos, tráfico aéreo y servicios de navegación, así como la autorización de operadores de terceros países. Ese mismo año España puso en marcha la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA), iniciándose así una importante modernización del ente regulador.
EASA la conforman los 31 países de la UE y la EFTA y todos se rigen por la misma normativa con pequeños ajustes según sus casuísticas locales. Así, un mismo paraguas regulatorio facilita, entre otras cosas, la movilidad real de los pilotos en la UE: cualquier persona que posea la licencia de piloto profesional puede trabajar en cualquier compañía aérea y/o país sin necesidad de convalidar su licencia. Esto sucede, sobre todo, porque la formación en el entorno EASA está homogenizada y tiene un nivel de exigencia elevado, por lo que un gran número de terceros países convalidan las licencias emitidas directamente por la entidad europea. Por ello, debemos sentirnos orgullosos de que Europa sea líder en la formación de pilotos para todo el mundo y que España, por sus características geográficas y climáticas, tenga un rol muy importante.
Pero la responsabilidad de la agencia española AESA es mucho más: cómo pasajeros, nos ha proporcionado un aumento de la competencia entre aerolíneas y un mayor nivel de seguridad operativa. Así, la actual dimensión del modelo ‘low cost’ y la disminución de precios de los billetes no hubiera sido posible sin el marco regulatorio de esta entidad. Además, la rigurosa regulación de AESA, implementada mediante procesos que hasta incluyen la Comisión Europea, ha determinado que podamos volar de una ciudad A a B sin incidencias destacables.
Ante el temor del impacto negativo que puedan tener los recortes en el ente regulatorio de la aviación civil de los EUA, nos podemos congratular que la EASA sea un ejemplo de coordinación y efectividad entre agencias nacionales, políticos, industria y consumidores. En este sentido, nuestros impuestos han sido bien invertidos.
¡Buen vuelo y felices vacaciones!
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