Editorial

Los Ejércitos, ejemplo de servicio a España

Pocas instituciones del Estado, salvo la Corona, concitan tanta admiración popular como nuestras Fuerzas Armadas, protagonistas, hoy, de la conmemoración de la Fiesta Nacional de España. Así, una mayoría abrumadora de los españoles –con porcentajes que van del 74,9 por ciento al 81,2 por ciento, según la encuesta de «NC Report» que publica LA RAZÓN– afirma que tiene buena o muy buena opinión de los Ejércitos, valora con la más alta puntuación el desempeño de los militares durante la pandemia y se siente segura sabiendo que las sus Fuerzas Armadas siempre están listas para el servicio.

De hecho, las unidades que desfilarán por el madrileño Paseo de la Castellana son la representación de unos hombres y mujeres que defienden los intereses de la nación y la seguridad de sus compatriotas allí donde las circunstancias lo impongan y el Gobierno les ordene. Tanto dentro del territorio nacional, como ahora mismo en La Palma y en aquellas localidades que aún precisan de sus servicios contra el coronavirus, como en el extranjero, con una multiplicidad de misiones y escenarios verdaderamente abrumador. Desde la evacuación de colaboradores en Afganistán, en pleno desarrollo operativo, hasta el Océano Índico, pasando por Irak, Líbano, Turquía, Mali, Senegal, República Centroafricana, Somalia, Colombia, Letonia y el Golfo de Guinea, las fuerzas de Tierra, Mar y Aire representan con su valor, profesionalidad y entrega de servicio las mejores cualidades de una gran nación, ejemplo de democracia y solidaridad, como es España.

Pero esta referencia sucinta, a la gran labor de los soldados españoles, que habría que hacer extensiva a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no debe quedarse en la mera retórica. Porque la realidad es que nuestra sociedad es cicatera con las necesidades de material y personal de sus Fuerzas Armadas, pese a que muchos ciudadanos, el 41,9 por ciento, para ser exactos, son conscientes de que no están suficientemente equipadas y una mayoría, el 58,3 por ciento, cree que se deberían arbitrar los recursos suficientes para que puedan cumplir con las misiones encomendadas. Son los más jóvenes, sin embargo, quienes más reacios se muestran a incrementar la partida presupuestaria de Defensa y los que, lógicamente, rechazan la reimplantación de un servicio militar obligatorio, de ahí, que consideremos necesario que se lleven cabo campañas de concienciación sobre la importancia de que las FAS dispongan de los medios adecuados, en un mundo complejo como el que nos ha tocado vivir y en el que las amenazas para la seguridad de los ciudadanos adoptan múltiples formas.

Pedagogía necesaria, porque la defensa de una nación no se improvisa y cuando sucede lo impensable, como demostró la pandemia, aquellos materiales de los que no se dispone son muy difíciles de adquirir. Nuestros militares, por supuesto, seguirán dando lo mejor de sí mismos, en cualquier circunstancia, pero necesitan más que el apoyo moral.