Editoriales

A Sánchez le molestan hasta sus expertos

El Gobierno, entre la multiplicidad de organismos públicos que pueblan los distintos ministerios, dispone del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), que, como recordarán nuestros lectores, dirige Fernando Simón, y de un grupo de epidemiólogos que elaboran la Ponencia de Alertas y Planes de Preparación y Respuesta, y que asesoran tanto a Sanidad como a las comunidades autónomas. Pues bien, todo indica que los loables esfuerzos de estos profesionales sanitarios, algunos del mayor nivel científico, no tienen la menor influencia en la conducción política de la pandemia que se lleva a cabo desde La Moncloa.

Pareciera que al Gobierno, una vez descubierto el pastel de los llamados «expertos» y agotado el tirón popular de Fernando Simón, que tantas horas de entretenida televisión proporcionó a los españoles durante el confinamiento, le molestan aquellos informes y análisis de la situación epidémica que, en buena ley, le obligarían a actuar, más allá del cómodo expediente de trasladar a los gobiernos autonómicos y, de paso, a los tribunales de justicia, cualquier responsabilidad en la gestión de la emergencia sanitaria. Porque, como hoy publica LA RAZÓN, desvelando la existencia de un documento significativamente silenciado por los responsables gubernamentales, tanto la Ponencia como el CCAES advierten de la llegada con fuerza de la sexta ola del coronavirus y aconsejan que se vuelvan a aplicar las medidas preventivas que rigieron durante las pasadas Navidades.

Es decir, la vuelta a la limitación de las reuniones festivas de empresa, de las cenas familiares de Nochebuena y, por supuesto, de las restricciones en los aforos de bares y restaurantes. Pero, como ha venido siendo la tónica del último año y medio, al Gobierno de la nación no le gusta tener que dar malas noticias ni, tampoco, despejar el camino legislativo a unas autonomías que, poco a poco, van siendo conscientes de lo que se viene encima.

Por supuesto, no se trata de alarmar a una opinión pública a la que se había vendido desde La Moncloa, a caballo de la exitosa campaña de inmunización, la práctica superación de la pandemia, pero que, ahora, vuelve a ser blanco de todo tipo de mensajes contradictorios sobre la eficacia de las vacunas ante las nuevas variantes del coronavirus. Una opinión pública, dicho sea de paso, que observa con resquemor cómo saltan todas las alarmas en los países de nuestro entorno y se endurecen las normas de viaje, mientras nuestro Gobierno pone en marcha una campaña de refuerzo de la vacunación, pero ni tan rápida ni tan extensa como la anterior, tal vez, porque no se cuentan con las suficientes vacunas. En cualquier caso, nada peor que esa sensación extendida de que a Pedro Sánchez, en lo que se refiere al Covid, le molestan hasta sus propios expertos.