Gobierno de España

Auxilio tardío y con guion equivocado

Se ha apelado al patriotismo y a la unidad de los partidos para poner el foco y la presión en la oposición cuando apenas ha sido informada y se ha enterado de los contenidos del plan por los medios

Hay que dejar sentado como premisa del nuevo escenario con el plan contra la crisis, que hoy se aprobará en consejo de ministros, que el Gobierno perdió un tiempo que los españoles no tenían contra los embates de la tormenta financiera y que esa desidia se ha cobrado una dura factura en la prosperidad de los hogares y en la proyección de las empresas y su capacidad para mantener puestos de trabajo. Han sido semanas regaladas miserablemente y de una gestión política, ya bajo ese punto de vista, calamitosa, divergente de la del resto de ejecutivos de nuestro entorno que se movió en cuanto el panorama tornó a sombrío. Lo conocido ayer de las intenciones de Sánchez tampoco genera confianza. No nos parece que sea lo que la nación requiere ni en el fondo ni en la forma por espectacular que retumben las cifras de un esfuerzo confuso, dispar y temporal que pone énfasis en dejar a buen recaudo la extracción de fondos a los españoles extenuados más que en desahogar sus bolsillos. El presidente del Gobierno desgranó iniciativas por 16.000 millones de euros: 6.000 en ayudas directas y 10.000 en créditos ICO. Se contempla, entre otras cosas, la bonificación de 20 céntimos en cada litro de combustible para todos los usuarios, la prohibición del despido, ERTE para evitar pérdida de empleos, topar la subida del alquiler en el 2%, aumento de un 15% del ingreso mínimo vital durante tres meses y la prórroga de medidas fiscales que se aplican en la factura de la luz a la espera de que el Gobierno imponga la bajada del gas y la energía si es que logra el permiso de Bruselas en cuatro semanas. Socialistas y comunistas han tejido un remedio inconexo y parcheado, de retales, contra el tsunami que significa la estanflación en una economía sobreendeudada. Eslóganes sobre ese SMI gripado que apenas llega al 40% de los beneficiarios. Préstamos e intervencionismo contra la libertad de empresa y la propiedad son soluciones tan conocidas como equivocadas, sometidas al cedazo de la ideología de la izquierda, del todo insuficientes e incluso contraproducentes como se demostró en la pandemia con el aplazamiento de los vencimientos por la incapacidad de las empresas de afrontar los créditos y la no ejecución de 36.000 millones. Se ha pensado más en los intereses de Moncloa que en los de los ciudadanos y las empresas con un modelo que no libera recursos mediante menos gravámenes, sino que alienta deuda y clientelismo con ayudas que al final purgarán los bolsillos de todos los españoles. El catálogo de Sánchez rezuma además la improvisación de quien aguardaba el maná de Bruselas como el milagro de los panes y los peces que no llegará tras un Consejo Europeo frustrante. Se ha apelado al patriotismo y a la unidad de los partidos para poner el foco y la presión en la oposición cuando apenas ha sido informada y se ha enterado de los contenidos del plan por los medios en otra prueba de que Sánchez entiende la política como adhesión y sometimiento a sus designios. Se lo ha puesto complicado al PP para tragar con un cóctel amargo, especialmente desde que faltó a la palabra dada en la Conferencia de Presidentes acerca de la bajada de los tributos. Tal vez apartar a los populares sea la meta.