Sanidad

No cuenta la Sanidad, sino dañar a Ayuso

Madrid, junto con Galicia y el País Vasco, son las comunidades con mejor desempeño, a años luz de lo que ocurre en Aragón, Cataluña, Cantabria, Extremadura y Baleares, regiones, por cierto, en las que no gobierna el Partido Popular ni tiene mano en la gestión Isabel Díaz Ayuso.

A los solos efectos dialécticos, podríamos aceptar que el proceso de reorganización de las urgencias extrahospitalarias en la Comunidad de Madrid ha adolecido de la previa inteligencia con los profesionales sanitarios afectados, por más que, en algunos casos, fuera imposible conciliar los intereses personales con las necesidades de los ciudadanos, pero, lo cierto, es que nada de esto importa a la izquierda, más atenta a mantener a la presidenta madrileña bajo el fuego cruzado partidista que al análisis sereno de los problemas que afectan a los servicios públicos de salud.

Sin embargo, esta estrategia de acoso y derribo, de ataque ad hominen, presenta algunos problemas para sus ejecutores, puesto que casi siempre difiere la realidad descrita por los autodeclarados adalides de la gente con la que percibe la opinión pública, mucho menos permeable a las campañas de propaganda de lo que pudiera creerse. No vamos a cansar al lector con comparativas del estilo de la pobreza energética, monumento a la habitual facundia de la izquierda, pero conviene no perder de vista que tratamos con un Gobierno y con unos partidos que emplean el doble rasero con pasmosa tranquilidad y que carecen del menor respeto por los hechos.

De otra manera no se explicaría que, en lo que va de año, el Ejecutivo no haya publicado un solo dato sobre el estado de las listas de espera quirúrgica y el tiempo medio de espera en las consultas, cifras que dan la medida más exacta de la situación sanitaria general, y que suelen poner a cada político en su sitio. Porque de los datos que disponemos, a fecha de 31 de diciembre de 2021, se desprende que Madrid, junto con Galicia y el País Vasco, son las comunidades con mejor desempeño, a años luz de lo que ocurre en Aragón, Cataluña, Cantabria, Extremadura y Baleares, regiones, por cierto, en las que no gobierna el Partido Popular ni tiene mano en la gestión Isabel Díaz Ayuso.

Con todo, lo peor es que bajo la «causa general» abierta desde el Gobierno contra la presidenta madrileña se camufla una descarga de la propia responsabilidad de consecuencias catastróficas. Porque no es sólo que el Sistema Nacional de Salud se mantenga gracias a los bajos sueldos de médicos y enfermeros, sino que España, en su conjunto, apenas es capaz de cubrir las necesidades presentes de estos profesionales y que, como denuncia, precisamente, Ayuso, a lo largo de la próxima década, en Madrid se jubilará el 35 por ciento de la plantilla actual de médicos y el 23 por ciento de las enfermeras, sin que el Gobierno presente el menor signo de inquietud. Pero, claro, es más fácil cargar contra el adversario político que ponerse a trabajar en lo que importa, que es aumentar el número de plazas en las facultades de Medicina y Enfermería y adecuar las especialidades a las necesidades actuales. Podremos traer profesionales extranjeros, pero con los sueldos que se pagan, no será sencillo.