Editorial

Un cuarto de siglo al servicio de los españoles

Hemos sido firmes allí donde la libertad y la igualdad de todos los españoles, la soberanía nacional y la unidad de la Nación se han visto amenazadas. Y seremos beligerantes con quienes pretendan romper los principios constitucionales.

Reunión de redacción en el Diario La Razón. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 06 11 2023
Reunión de redacción en el Diario La Razón.© Alberto R. Roldán / Diario La Razón.Alberto R. RoldánFotógrafos

LA RAZÓN ha cumplido veinticinco años de cita diaria con los lectores. Un cuarto de siglo pródigo en acontecimientos de ámbito mundial y, sin duda, el período de la vida española más transformador, impulsado por unas nuevas tecnologías de la información y de la comunicación cuyo desarrollo futuro, en forma de una Inteligencia Artificial que amenaza con dominarlo todo, apenas comenzamos a atisbar. Ciertamente, muchas de las percepciones sociales, de las convicciones que creíamos sólidamente ancladas en el imaginario colectivo han saltado por los aires, sustituidas por unas ideas, a veces, ni tan nuevas ni tan liberadoras como pretendían sus propagandistas.

Es más, hemos visto, y así lo hemos contado, como en la estela de las nuevas tecnologías volvían las mismas lacras políticas, las mismas ideologías nefastas para las libertades que hicieron del siglo XX un infierno en la tierra para buena parte de la humanidad. Desde LA RAZÓN, que nació a caballo del cambio de milenio, hemos combatido todo aquello que, socapa de una presunta modernidad, significaba, en realidad, un retroceso para los derechos de las gentes y buscaba con las más arteras justificaciones extender el control del poder sobre el cuerpo social, incluso, avasallando el propio dormitorio familiar.

Porque en el siglo que reputábamos como el de una nueva iluminación, fecundo en libertad y cultura, hemos visto regresar con fuerza los viejos prejuicios, las leyendas urbanas del miedo y la fobia a lo que es diferente, el rumor malintencionado elevado a la categoría de noticia, la mentira como instrumento de la acción política, la desinformación consciente que manipula los hechos, la memoria falseada que busca la fragmentación de las sociedades y el retorno de unos populismos que, como ocurrió con las vacunas durante la pandemia, se aprovecha de los miedos atávicos de la población para sus propios fines.

En definitiva, que lo que iba ser el «fin de la historia» se ha convertido en una reedición de las peores violencias, con el terror y las guerras de religión asolando el mundo. Nuestra Redacción se ha forjado en los momentos más trágicos de la historia reciente, desde el 11-S del 2001 y la matanza en los trenes de Madrid del 11-M de 2004, hasta la infinita tragedia del Medio Oriente, hoy prolongada en la guerra contra el terrorismo islamista en Gaza.

Nuestro empeño, que es el cumplimiento de los compromisos que adquirimos con los lectores el mismo día que se imprimió el primer ejemplar del periódico, ha sido contar España y el Mundo manteniéndonos fieles a los hechos y a unos principios fundacionales que no sólo son garantía de independencia, sino seguridad de que no defendemos intereses de nadie, sólo valores. Que hemos tratado de contar este cuarto de siglo sin caer en los espejismos que acompañan toda época de vértigos, aprovechando cada avance tecnológico pero procurando alejarnos de la instantaneidad irreflexiva que esos mismos avances acarrea. Que hemos tratado de huir del sectarismo, del insulto y del sensacionalismo fácil.

Bajo gobiernos de distinto signo, en circunstancias difíciles para la ponderación –como fueron la grave crisis financiera internacional, la pandemia, la afección de unos partidos de nuevo cuño que buscaban dinamitar la Transición o el estallido actual de las reivindicaciones nacionalistas frente a un Ejecutivo, al parecer, adherido a la nueva filosofía de la «verdad ficcional»– hemos mantenido los mismos principios éticos y morales que definen nuestra línea editorial. Hemos sido firmes allí donde la libertad y la igualdad de todos los españoles, la soberanía nacional y la unidad de la Nación se han visto amenazadas. Y seremos beligerantes con quienes pretendan romper los principios constitucionales.

No hemos ocultado las razones de quienes no comparten nuestro ideario, pero no hemos dejado pasar sin alzar la voz lo que de falacias y falsedades tienen cierta propuestas políticas que están en la mente de todos y que suponen una amenaza para el régimen de libertades surgido de una Transición que, también, hacemos nuestra. Habremos cometido errores, sin duda, y pedimos por ello disculpas sinceras, pero tenemos a gala no haber actuado nunca con doblez ni frente a nuestros lectores ni frente al conjunto de la sociedad española, con cuyo progreso estamos comprometidos. A todos, como hacemos en cada fecha señalada de nuestra andadura, queremos dar las gracias más sinceras por acompañarnos en este aniversario. Especialmente a nuestros lectores y anunciantes que siempre han confiado en nuestro periódico y a quienes hemos dedicado los mejores esfuerzos de todos y cada uno de los trabajadores de esta casa de La RAZÓN.