Educación
Cómo la tecnología ha transformado y sigue transformando la educación
La sociedad actual no podría entenderse sin la presencia de las nuevas tecnologías, por lo que la educación, reflejo de ella, está viviendo una auténtica y enriquecedora revolución
Es indudable que la era digital en la que estamos inmersos está produciendo cambios en los diferentes sectores de la sociedad; por supuesto, y como no podía ser de otra manera, lo está haciendo también en el ámbito educativo. La introducción de tecnología ha supuesto una auténtica revolución, siendo esta, a través de tablets, ordenadores, pizarras digitales o materiales interactivos, un elemento motivacional que ayuda a los alumnos a adquirir las competencias y los conocimientos del currículo escolar de cada curso.
La sociedad actual no podría entenderse sin la presencia de las nuevas tecnologías. Por ello, en las últimas décadas, se está consolidando una educación 3.0 frente al modelo educativo tradicional con la incorporación en las aulas de proyectores, plataformas virtuales y un buen número de materiales didácticos —juegos interactivos o vídeos, por ejemplo—, lo que permite a los alumnos aprender los conocimientos de una manera muy diferente a la tradicional, que se caracterizaba por un aprendizaje casi totalmente memorístico y sin apenas participación por parte del alumnado. Debemos tener en cuenta también que este tipo de educación se enmarca en un contexto de globalización en el que hay presencia de alumnos de diferentes nacionalidades, y estas nuevas tecnologías ayudan a su integración —respetando siempre sus raíces y sus diferencias culturales— y, sobre todo, a su aprendizaje.
Un elemento que merece la pena destacar, por su importancia dentro del variado catálogo de nuevas tecnologías, sería sin ninguna duda la pizarra digital, considerada por los profesores su gran aliada debido a que les ofrece la posibilidad de una mayor interacción con los alumnos y complementar su exposición oral con recursos multimedia en tiempo real gracias a su sistema y su conexión a internet. De esta forma, es un elemento clave en las metodologías didácticas de la educación del siglo XXI, como así se puso de manifiesto en Simo Educación, el Salón Internacional de Tecnología e Innovación Educativa, un encuentro cuya última edición tuvo lugar el pasado noviembre en IFEMA y donde se presentaron novedades en el sector educativo, entre ellas, las pizarras interactivas Dahua DeepHub, de la empresa Dahua Technology. Diseñadas para escuelas, institutos y universidades para favorecer la interacción profesor-alumno, estas pizarras cuentan con un sistema Android o Windows, con lo que los profesores pueden utilizar herramientas de enseñanza con las que ya están familiarizados. Además, estas innovadoras pizarras digitales permiten la escritura simultánea múltiple y cuentan con una cámara 4K y varios micrófonos, lo que facilita que puedan utilizarla estudiantes presenciales y aquellos que están en línea.
Por otro lado, en el modelo educativo de la era digital también debe mencionarse de forma destacada el blockchain, cuyo significado literal es «cadena de bloques». Los orígenes del blockchain está en las monedas virtuales y están usándolo, por ejemplo, en el Instituto de Inversiones Bursátiles y Trading (IBT), de propiedad española, siendo un centro de formación innovador en tales disciplinas, donde se está impulsado una incubadora de traders que pretende ser de referencia internacional. De hecho, esta tecnología de blockchain, que podríamos definir de forma sencilla como un registro seguro de datos de cualquier tipo —algo similar a un libro de contabilidad—, se está aplicando en general en el sector educativo para evitar fraudes como plagios o cambios de notas. A través de esta tecnología, lo estudiantes también pueden gestionar sus datos y decidir qué contenidos compartir y con quién hacerlo. Algunos proyectos interesantes con esta tecnología se están haciendo en China, por ejemplo, el proyecto Youth Education Chain League (Liga YEC), con la Universidad Tsinghua al frente, que permite a los estudiantes de diferentes centros acceder a información y recursos con el fin de garantizar la igualdad de oportunidades. Del mismo modo, en España algunos centros educativos lo están aplicando para otros proyectos con los que se incentiva la participación de los alumnos.
Una educación con tendencia a la especialización
Un apunte que conviene hacer es que la educación no solo ha cambiado en cuanto a los recursos disponibles en las aulas, sino también en la propia estructura del modelo educativo, tendente cada vez más a la especialización y a cursos más cortos adaptados al mercado laboral en contraposición a los grados y másteres más tradicionales. Cabe destacar al respecto que los cursos, por ejemplo, de Formación Profesional tienen, de acuerdo con los últimos estudios del SEPE, un 42,2% de tasa de empleabilidad frente al 38,5% de alumnos con título universitario, incluso en algunas comunidades, como la de Castilla y León, según informó la consejera de educación hace tan solo unos meses, el 85% de los estudiantes que estudian FP consiguen empleo antes de un año.
Estos datos demuestran que el mercado laboral ha dado un vuelco y demanda los profesionales formados en este tipo de cursos más especializados, así como en otros que ofrecen empresas privadas y administraciones y que están muy bien enfocados a lo que las empresas están demandando ahora —marketing digital, desarrollo de aplicaciones, community manager o gestión ambiental y de energías renovables, entre otros vinculados a la tecnología—. Incluso se dan casos de fundaciones que están tratando de implantar esto en los sistemas educativos de sus países, buen ejemplo de ello es la fundación WFNW (Women For New World), liderada por Guillermina Mekuy, que está impulsando formación adaptada a mujeres de diferentes países de África, sin perder los valores culturales asociados a la procedencia de los alumnos.
En la actualidad, la tecnología tiene en esto también un importante papel, tanto es así que la inteligencia artificial se está implantando en las dos direcciones: por un lado, utilizando metodología para seleccionar la formación más apropiada y adaptada a perfiles de estudiantes que demandan formación concreta en algún sector o tema; y, por otro lado, ayudando a seleccionar aquellos potenciales perfiles de alumnos que pueden ser más adecuados para formaciones específicas.
En definitiva, la tecnología ha transformado el paradigma educativo con importantes cambios con los que se deja atrás un modelo casi exclusivamente memorístico para pasar a uno más colaborativo, interactivo y más personalizado, consiguiendo, de esta forma, que los alumnos adquieran las competencias clave y un aprendizaje significativo utilizando las nuevas tecnologías, tan importantes para la sociedad actual y para las nuevas generaciones.
José Miguel Ramírez
@GlobalbcAsia
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