Opinión

Este verano...Más dibujo y menos pantallas

El arte ayuda a niños y adolescentes a conocerse mejor, a identificar y expresar sus emociones

Dibujos y cartas que los niños le envían al autor de libros infantiles Juan Muñoz
Un niño con sus dibujosJesús G. FeriaLa Razon

El verano es para nuestros niños y jóvenes la época del tiempo libre. Desde que termina el colegio hasta el mes de septiembre, tienen la posibilidad de disfrutar de la mayor concentración de ocio que les ofrece el año... una inmensidad de horas para llenar de actividades y esparcimiento. Lamentablemente, lo que vemos en este tiempo estival por las calles, por las zonas comunes de las urbanizaciones o en nuestras propias casas, son jóvenes pegados a pantallas y aparatos electrónicos. Y es que, aunque vivimos en una época en la que la digitalización y los entornos virtuales están muy presentes en nuestro día a día y se apoderan habitualmente de nosotros y de nuestro tiempo libre, el verano debería ser una oportunidad fantástica para darles un descanso a todos los dispositivos y volver a lo sencillo, a lo reposado… volver a ese tiempo y a ese ocio en el que no nos hacía falta la conexión Wi-Fi.

Según afirma Marc Brackett, director y fundador del Centro de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale, "las artes desempeñan un papel fundamental en el desarrollo emocional de los niños, proporcionando una vía para la autoexpresión y la gestión de emociones. La educación artística fomenta la empatía, la resiliencia y la capacidad de resolver problemas, habilidades esenciales para el desarrollo integral". Coincidiendo con él, desde el programa Educación Responsable de la Fundación Botín empleamos los recursos relacionados con las artes para promover una educación emocional, social y creativa.

Por todo ello, ¿qué mejor manera que hacer del arte la herramienta que articule un mejor ocio para nuestros hijos este verano? es tan fácil como abrir un cuaderno en blanco y llenarlo de colores bajo la sombrilla a la orilla del mar; u ocupar las primeras horas del día -antes de las piscinas o el deporte- en dibujar, poniéndole tonos, matices y formas a lo que están pensando y sintiendo.

La evaluación psicológica de 2018 del programa ER indica que, a través de los recursos que aplicamos, el autoconocimiento emocional del alumnado mejora un 8 %, la creatividad un 15 %, el retraimiento disminuye un 19,8 % y la agresividad hasta un 23 %. Así, podemos afirmar que, el arte, tanto en verano como en cualquier otra época del año, ayuda a niños y adolescentes a conocerse mejor, a identificar y expresar sus emociones mientras contemplan un cuadro o una escultura, escuchan una canción o disfrutan de la lectura.

Estos ejercicios de contemplación e introspección promueven la autoestima y la confianza en ellos mismos. La experiencia estética abre siempre una ventana a la dimensión relacional y a la comunicación, y nos hace conectar con nuestro recorrido personal o historia vital. También, nos ayuda a mirar desde nuevas perspectivas y a conocer la de los demás, desarrollando así la creatividad y la empatía al mismo tiempo que conectan con el artista de la obra; Como decía Ken Robinson en su libro El elemento (2009), “las artes ayudan a los niños a encontrar su pasión y a descubrir su verdadero potencial", y no debemos tomarnos todo este potencial a la ligera.

Desde el programa Educación Responsable decimos siempre que no hay una respuesta buena o mala ante un estímulo artístico, porque lo que buscamos es la interacción del niño con la obra y que pueda darse “el permiso” de compartir lo que le hace sentir. Lo mismo cuando crean su propia obra de arte: no importa el resultado final porque no buscamos la perfección, sino que cada niño o adolescente pueda vivir el mismo recorrido del artista, y durante ese proceso hacer crecer y potenciar todas sus habilidades, sabiendo además que existen estudios que han analizado cómo una sesión de dibujo mejora la gestión de las emociones y el estado de ánimo en niños, como aseguran Drake y Grossman en el Informe “Arte, Emociones y Creatividad: Investigación, aplicación y resultados” (Fundación Botín. 2022)

En definitiva, si logramos que apaguen los dispositivos digitales en verano y se acerquen a la experiencia artística, estaremos contribuyendo al desarrollo emocional de nuestros niños, a la mejora de su atención, de su percepción y de su memoria. Si logramos que dejen las pantallas y se acerquen al arte que se puede ver, sentir y tocar, estaremos dándoles -seguro- un mejor verano.

*Adriana Yépez De Dominicis

Directora del área de Educación de la Fundación Botín