Tribuna

Por qué hay que volver a llenar España de locura (universitaria)

La Universidad y sus ideales originarios son más necesarios que nunca en la actualidad

Universidad Complutense de Madrid
Universidad Complutense de MadridEUROPAPRESSEP

Erasmo de Rotterdam en el Libro II, Capítulo 22, de su «Elogio a la locura», habla así de su experiencia en la Universidad de Salamanca: «¿Acaso no veis que, en Salamanca, la ciudad más docta de España, donde hay más estudiantes que en cualquier otra parte, la locura reina con tanta magnificencia y esplendor que, si la comparáis con otras ciudades, parece que allí reside su corte y su trono? ¿No es allí donde se reúnen los más famosos teólogos, los más sutiles filósofos, los más elocuentes retóricos, los más profundos juristas, los más doctos médicos, los más hábiles gramáticos y los más ingeniosos poetas? Y, sin embargo, ¿qué lugar hay más lleno de locuras de todas clases?”

Erasmo utiliza Salamanca porque en el momento, finales del siglo XVI, la ciudad era uno de los centros neurálgicos de conocimiento mundial, solo comparable con París, Bolonia, Oxford o Cambridge. En pleno siglo XXI, los datos demuestran que a pesar de que España posee un sólido sistema educativo superior, reconocido internacionalmente por la alta calidad de sus egresados, hemos dejado de ser atractivos como referente universitario internacional. En el curso 2021-22 solo 81.311 estudiantes (un 4,8% del total) se matricularon en la universidad en una titulación oficial, si bien es cierto que otros 54.163 eligieron España para hacer una estancia de movilidad, fundamentalmente Erasmus.

Sin embargo, estos datos hacen poca justicia al sistema universitario español (SUE), qué objetivamente goza de elementos para convertirse en un hub internacional: la ubicación estratégica de España, su cultura abierta y acogedora, y las políticas migratorias relativamente favorables, la convierten en un destino atractivo para estudiantes internacionales. España se sitúa en el octavo lugar entre los países por mayor impacto de sus publicaciones científicas a nivel mundial y un reciente artículo en una de las revistas más prestigiosas de economía, el «Journal de Political Economy», señala que el coste de la educación en España está sensiblemente por debajo del valor que ofrece. Es decir, resulta un chollo.

Al convertirse en un hub educativo, España podría atraer talento de Europa, toda Latinoamérica y terceros países, generando un impacto positivo en nuestra economía a través de la creación de empleos, el impulso al sector servicios y la internacionalización de las universidades. Además, también contribuiría a reducir la brecha en la calidad educativa entre países desarrollados y en vías de desarrollo, al brindar acceso a una educación de calidad a estudiantes de estas regiones. España se convertiría en un agente clave para su desarrollo profesional y personal.

Sin embargo, para concretar este potencial, es necesario abordar algunos desafíos: se requiere una inversión significativa en el sistema educativo superior para mejorar la infraestructura, ampliar y orientar la oferta académica a la demanda del mercado, como por otro lado ya han conseguido hacer muchas universidades privadas, y fortalecer la investigación.

Es inaplazable la creación de un plan real de Internacionalización del SUE. Es necesario aumentar la visibilidad de las universidades españolas a nivel internacional y promover la participación de profesores y estudiantes en redes de colaboración global. Es también obligatorio atraer docentes e investigadores internacionales, que en el curso 21/22 solo representaban un 3,4% del total.

Paralelamente se deberían implementar políticas que garanticen el acceso equitativo a la educación superior para profesores y estudiantes, independientemente de su origen socioeconómico o nacionalidad. El sistema resultante de la aplicación de la LOSU y el acceso a la Universidad dibujado en la LOMLOE, son una carrera de obstáculos para la internacionalización educativa española. Se necesitan cambios legislativos que faciliten este proceso de internacionalización, y se necesitan de forma rápida.

España tiene el potencial para convertirse de nuevo en un referente educativo mundial, consolidándose como un centro de conocimiento, innovación y desarrollo económico. Para que España se vuelva a llenar de, en palabras de Erasmo, locura solo necesita que las instituciones presten un poco de ayuda y, sobre todo, que no entorpezcan.

Por María Teresa Ballestar y Jorge Sainz

Universidad Rey Juan Carlos