Elecciones catalanas
La CUP tendrá la llave del «procés» al triplicar escaños
La formación radical consigue diez diputados y asegura que la participación de Mas «no es imprescindible» para la independencia
La independencia crea extraños compañeros de viaje. Pocos podían esperar que ERC y CDC concurrieran a unas elecciones bajo unas mismas siglas y mucho menos que todo su proyecto político quedaría en manos de la CUP. El partido antisistema catalán, en apenas una legislatura, no sólo tiene la llave del desafío soberanista con los diez diputados obtenidos ayer también de la Generalitat. Juntos por el Sí podía especular con una eventual abstención de la CUP para revalidar la presidencia de la Generalitat. Para ello, Juntos por el Sí necesitaba de al menos 63 diputados. Con un diputados menos, como dibujaba el recuento al cierre de esta edición, el panorama para Mas se presenta mucho más sombrío ya que necesita que la CUP vote a favor de su investidura. Un extremo harto improbable.
El proceso, por lo tanto, depende en buena media de la CUP y del voto por correo. Una de las condiciones de la CUP para avalar el proceso era conseguir la mitad más uno de los votos. A falta de los últimos recuentos, Juntos por el Sí y la CUP sumaban el 48 por ciento.
Al grito de «independencia» y «anticapitalistas», el candidato de la CUP, Antonio Baños, salió al escenario y aseguró que «hoy empieza todo». «La legalidad española tiene que ser desobedecida. A partir de hoy sólo nos obedecemos a nosotros. Y eso incluye el artículo 135 de la Constitución o los desahucios exprés», añadió Baños.
Así las cosas, el hecho de no alcanzar el 50 por cierto de los votos tampoco pone en peligro el proceso soberanista. Lo matiza, sin duda, pero la CUP es un partido abiertamente independentista. Esto significa que se podría posponer la declaración unilateral de independencia hasta conseguir la ansiada mayoría social que propugnan. Pero todo lo que rodea al proyecto de desconexión con España, como las estructuras de Estado, seguirá adelante y, presumiblemente, contará con su aval.
En este contexto, la CUP tiene que gestionar su nueva realidad. Se ha convertido por méritos propios en un partido más de la cámara catalana. De ser la típica formación de izquierdas que le valía con posicionarse contra todo desde las orillas de la democracia, tendrá que empezar a tomar decisiones, y decisiones importantes a partir de ahora. Y la primera no es otra que aclarar su papel en el proceso soberanista.
La investidura de Mas, no obstante, sigue en el aire. El candidato de la CUP, Antonio Baños, ha repetido por activa y por pasiva que no harán a Mas presidente de la Generalitat. Baños ha mostrado su predisposición a votar por Raül Romeva o incluso Oriol Junqueras, alimentando así la teoría de que, en un tiempo prudente, podría estar fraguándose un gobierno de izquierdas que deje a Mas en la estacada. Pero la investidura tiene lugar en dos semanas y tendrán que posicionarse.
La CUP ha tenido una campaña muy plácida. Sabían que arañarían un buen puñado de votos de aquellos simpatizantes de ERC que no tragan con el invento de Juntos por el Sí. Para un partido que se declara abiertamente a favor de la salida de la Unión Europea y del euro, la sucesión de amenazas de los últimos quince días por parte de determinadas instituciones les ha ido como anillo al dedo.
La CUP
2012: 3,5%
2015: 8,16%
- El partido radical de izquierdas ha rentabilizado el espacio que ERC dejó vacante al unirse con Convergencia.
- Son impermeables a las amenazas de expulsión ya que abogan por abandonar la Unión Europea y el euro.
- Sus tres condiciones: desobedecer la legalidad española, un plan de rescate ciudadano y cero desahucios.
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